ÁBALOS, AYUSO… MÁS MANZANAS PODRIDAS DE UN SISTEMA CORRUPTO

En las últimas semanas dos nuevos casos de corrupción han vuelto a saltar a la primera plana mediática. El mes pasado conocíamos el caso Koldo, un portero de discoteca que también trabajó como escolta en Euskadi, vinculado al entorno de la Guardia Civil y la Policía Nacional, y condenado por agredir a un menor que vestía una camiseta con el lema ‘independenzia’ en 2010, acaba siendo chófer-escolta primero y asesor después, del ex ministro Ábalos. Y desde el entorno de la cúpula socialista del autodenominado gobierno más progresista de la Historia, logra montar una trama en la que él y sus socios se hacen con más de 15 millones de euros en mordidas, comisiones y adjudicaciones, por las ventas de material sanitario a las administraciones en los peores momentos de la Pandemia.

De forma paralela se acaba de dar a conocer que la actual pareja de Ayuso también cobró comisiones millonarias al vender material sanitario que ni siquiera cumplía los mínimos de seguridad a comunidades gobernadas por el PP. Sería el segundo caso de comisiones millonarias por la venta de mascarillas en el entorno de Ayuso, pues ya en su día conocimos las comisiones que se habría embolsado el hermano de la Presidenta de la Comunidad de Madrid en la venta de mascarillas a la Comunidad que presidía su hermana. Denuncia que le costó la dirección del PP Casado en sus luchas internas de poder y que fue archivada por la justicia, porque qué duda cabe que no hay indicio de fraude alguno en el hecho de que el hermano de la Presidenta de la Comunidad de Madrid vendiera mascarillas a la comunidad que presidía su hermana a través de una empresa sin experiencia previa en compraventa de material sanitario embolsándose beneficios millonarios.

Pero estos no fueron casos aislados. No se trata siquiera de que el PP y el PSOE sean partidos estructuralmente corruptos. Esta fue la lógica generalizada en la compraventa de material sanitario y de funcionamiento en los momentos más duros de la pandemia, en la que los mayores morían en las residencias y teníamos colapsada la sanidad pública: hinchar los precios de las mascarillas para embolsarnos unos millones de euros a costa de las administraciones públicas. Patentar las vacunas rápido para embolsarnos miles de millones de euros a costa de la salud mundial. La lógica del mayor beneficio a toda costa. Pase lo que pase. Caiga quien caiga. La misma lógica que observamos en los beneficios millonarios que se ha embolsado la Casa Real y todo su entorno desde que Juan Carlos I fuera nombrado Jefe de Estado por el dictador. La misma lógica que observamos en las cúpulas de los partidos del régimen, en los banqueros, en la Iglesia y en los grandes y pequeños empresarios, empezando por el fraude a la seguridad social de todas las horas extras no cotizadas y terminando por las grandes causas de mordidas y comisiones. Comisiones además, en muchos casos amparadas por la justicia (como en el caso del hermano de Ayuso o de la Casa Real), puesto que la corrupción es un elemento estructural en el sistema capitalista. Es su forma de funcionar. El cobro de comisiones, el enriquecimiento de los intermediarios, la especulación, las puertas giratorias, la corrupción… son elementos intrínsecos al capitalismo. No es posible construir un sistema capitalista en el que no haya especulación o corrupción puesto que en están en su base misma. No es una cuestión de ética o moral, es la lógica capitalista la que es corrupta. Y esa misma lógica afecta también a las organizaciones originalmente de clase que entran a jugar en el sistema capitalista, que entran para gestionarlo y acaban atrapados por su lógica especulativa, como hemos visto en los casos de corrupción que han salpicado a IU o a las direcciones de CCOO y UGT. Saldrán sin duda más casos de corrupción en la venta de mascarillas y material sanitario durante la pandemia. Algunos serán condenados (pocos), la mayoría no pagará nada aunque todo el mundo sepa que defraudaron y se enriquecieron a costa del sufrimiento de tantos, pero mientras sigamos aceptando la gestión neoliberal del sistema, seguiremos indignándonos indefinidamente con la falta de escrúpulos de unos y otros, porque está en la naturaleza misma del sistema, porque es su ADN.