Traducción del comunicado del NPA-Revolutionnaires
331 diputados/as de la izquierda y del Rassemblement national (RN) de Le Pen votaron, el pasado 4 de diciembre, a favor de la moción de censura en contra del gobierno Barnier. Y eso que éste no había escatimado en lo que a concesiones a la extrema derecha se refiere desde que lo nombrara Macron. Marine Le Pen hizo posible que Barnier fuese primer ministro, el otro día hizo posible su destitución.
Ningún trabajador/a llorará la pérdida de Barnier, un político proveniente de las esferas más reaccionarias de la burguesía y que reavivó de la nada el propio Macron al final del verano para seguir con, una versión aún peor, la política antisocial llevada a cabo durante 7 años por el clan macronista. Un clan rechazado y odiado por una gran mayoría de las clases populares y de la juventud.
El RN, debatido entre la presión de los sondeos que demuestran la impopularidad de Macron, de Barnier y de sus presupuestos, y entra la voluntad de aparecer a ojos de la burguesía como un partido “responsable”, optó finalmente por hacer caer el gobierno tranquilizando al mismo tiempo a la patronal con su voluntad demostrada de defender unos presupuestos que recorte en los servicios públicos y en derechos de los funcionarios para seguir subvencionando a la gran patronal, a los bancos y al ejército. ¿Hay que ver en esta estrategia por parte de Le Pen, que puede acabar siendo en el futuro condenada a la inhabilitación, la voluntad de adelantar el calendario electoral de las presidenciales? El Nuevo Frente Popular (NFP) se alegra de la caída del gobierno de Barnier pero aparece ya totalmente dividido de cara al futuro inmediato: la Francia Insumisa (FI) sueña con unas elecciones presidenciales mientras que el Partido Socialista (PS), así como una parte de los Verdes, se propone para un gobierno que gire alrededor de Macron y de Les Républicains (LR- partido de la derecha francesa).
Ya sea mediante “elecciones presidenciales anticipadas”, ya sea mediante un “gobierno de consenso”, todo este mundillo de la izquierda parlamentaria sólo piensa en clave de soluciones institucionales.
En cuanto a Macron, ayer les habló “a los franceses”… sin embargo ya nadie tiene ganas de escucharlo.
Nuestro futuro debe depender, menos que nunca, de cálculos politiqueros y de un calendario institucional, anticipado o improvisado. Lo que debemos censurar de lleno es toda la política racista, antisocial y de apoyo al Estado sionista de Netanyahu.
Para ello será clave en los días que están por venir la movilización social del mundo del trabajo. Una movilización que se prevé fuerte si nos atenemos a la huelga general que tuvo lugar ayer en toda la función pública. Y es que sea cual sea el próximo Primer ministro, le dedicará la misma energía para que acabemos pagando la deuda que los capitalistas han generado al Estado. Dedicará la misma energía para preservar los beneficios de la patronal.
Tras el circo parlamentario, el poder de la patronal sobre la economía y sobre nuestras vidas siempre está preservado: los accionistas de los grandes grupos pueden decidir despedir a miles de trabajadores/as con un simple chasquido de dedos y condenar así a regiones enteras al paro. Son ya 300.000 puestos de trabajo los que están siendo amenazados y siguen realizándose más anuncios de despidos colectivos. Los y las trabajadoras afectados/as no se resignan: en Auchan, Michelin, Vencorex, MA France, Valeo, Arcelor, Arkema, Stellantis, los y las trabajadoras pelean o se preparan para hacerlo. Necesitamos que todas esas respuestas se coordinen y se unifiquen en torno a un movimiento conjunto del mundo del trabajo para imponer reivindicaciones y agenda política.
En ese sentido, el 12 de diciembre, los y las trabajadoras del sector privado amenzados/as por los despidos y los ferroviarios de la SNCF amenazados por la privatización tienen mucho que ganar con una respuesta de masas mediante la huelga para presionar a la patronal. Ahí es donde puede residir una verdadera moción de censura que sea capaz de acabar con todas las políticas que solo benefician a ricos y patrones.