Se cumplen 80 años de la rendición de los nazis, en un momento en el que los discursos militaristas vuelven a estar en vigor y en el que es necesario recordar que si bien la Alemania nazi fue derrotada, no lo ha sido la barbarie capitalista que le dio a luz y que hoy vuelve a darle un horizonte de guerra a la humanidad. En este artículo, del historiador marxista Antonio Liz, se explica la labor central del ejército soviético en la derrota de la Alemania nazi a pesar del papel jugado por el estalinismo.
En el 80 aniversario de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi
El 9 de mayo de 1945 tenía lugar la ceremonia de rendición de la Alemania nazi exigida por los soviéticos en el salón de un colegio de ingeniería de Berlín. En la breve ceremonia presidida por el mariscal soviético Georgi Zhukov y acompañado por el mariscal británico Arthur William Tedder, adjunto de Eisenhower, los representantes de la Alemania nazi los generales Keitel, Friedeburg y Stumpff firmaron la rendición incondicional. La II Guerra Mundial en Europa había concluido. Unos días antes, el 30 de abril, Hitler se había suicidado y el ejército soviético había izado la bandera comunista en la cúpula del Reichstag, acto que quedó inmortalizado en una icónica fotografía. Los restos calcinados de Hitler fueron hallados por el servicio de inteligencia militar soviético, el SMERSH, y ya nada más se supo de ellos.
El peso de la guerra en Europa contra el Ejército nazi lo había llevado el Ejército soviético desde que Hitler ordenara invadir la URSS a través de la Operación Barbarroja el 22 de junio de 1941, el Führer le había dicho a sus generales que “esta es una guerra de exterminio” por lo que “los mandos deben estar dispuestos a sacrificar sus escrúpulos personales”. Si bien el 8 de noviembre de 1942 las tropas estadounidenses y británicas habían efectuado en el norte de África la Operación Torch contra el Africa Korps de Rommel y el 10 de julio de 1943 el desembarco en Sicilia, hasta el 6 de junio de 1944 las tropas estadounidenses y británicas, con destacamentos de otros países aliados, no desembarcaron en las costas francesas de Normandía, el Día D, abriendo el “segundo frente”. La Operación Overlord fue el desembarco mayor que se ha hecho en la Historia Contemporánea pero se hizo tres años después de que la Alemania nazi invadiera la Unión Soviética. Por esta y otras razones los soviéticos pagaron la mayor cuota de sangre y destrucción de la II Guerra Mundial en Europa. Esta obviedad histórica fue anulada completamente en la Europa de posguerra por el cine de Hollywood de tal manera que el Ejército estadounidense aparecía como el único y exclusivo libertador. Pues no, Europa le debe al Ejército soviético haberse liberado de la bestia nazi. Este quehacer le llevó años y episodios como el asedio de Leningrado, donde las tropas nazis tenían por objetivo matar de hambre a la población, la brutal batalla de desgaste de Stalingrado y la mayor batalla terrestre de carros de combate que se haya visto en Kursk, entre tantos otros episodios. Acto seguido ya vinieron las sucesivas ofensivas del Ejército soviético que lo llevaron hasta el propio centro de Berlín.
La victoria sobre la Alemania nazi supuso la derrota de la bestia más salvaje de la Historia Contemporánea. La bestia nazi no solo invadió otros países cuando y como quiso sino que además de apropiarse de sus territorios y riquezas tenía por norte convertir a los eslavos en esclavos, cosa que hizo con los prisioneros de guerra soviéticos en su industria de guerra, y exterminar a judíos, gitanos y homosexuales. El Holocausto, el exterminio del pueblo judío, fue algo diseñado y ejecutado por los nazis con racionalidad exterminadora, los asesinatos en masa eran producto de la más estricta planificación.
Por lo tanto, Europa tiene una deuda impagable de gratitud con el Ejército soviético por haberla librado de la bestia nazi. Y esto no es embellecer el proceder del Ejército soviético. No. El propio Ejército soviético sufrió muchísimas más bajas de las necesarias por el precedente proceder represor de Stalin que eliminó en purgas al Estado Mayor del todavía Ejército Rojo, empezando por su comandante en jefe Mijaíl Tujachevski: el mayor estratega militar de su tiempo, y toda su columna vertebral, es decir, su oficialidad operativa, además de no tomar medidas contra la invasión nazi cuando tenía información fidedigna no solo de que esta se iba a producir sino que ya se estaba produciendo. Así, cuando la bestia nazi invadió la URSS el Ejército soviético estaba en extremo debilitado por culpa de las purgas de Stalin y este ni tan siquiera había dado la orden ni de alertar al ejército de la inminente invasión ni de contestar de inmediato a la invasión. Por otra parte, la rígida jerarquía que impuso el stalinismo en el Ejército soviético llevó directamente a que las vidas de los hombres y las mujeres de las tropas soviéticas no fueran ni tenidas en cuenta y de esta forma en muchas ocasiones se las llevó directamente al matadero. Posteriormente, producto de la moral del stalinismo también fueron las violaciones a las mujeres alemanas en el Berlín ocupado efectuadas por buena parte de los soldados soviéticos, violaciones que son una mancha imborrable en los hombres del Ejército soviético que las cometieron porque nunca se puede utilizar como botín de guerra a las mujeres ni aunque estas fueran las mujeres de la Alemania nazi, las madres, hermanas o esposas de las bestias nazis que asesinaron, torturaron y violaron a miles de soviéticas. Justicia sí pero venganza no.
No obstante el stalinismo, los episodios heroicos de los hombres y mujeres del Ejército soviético fueron innumerables, le hicieron frente al invasor nazi con una determinación que ninguna disciplina puede imponer. Las tropas soviéticas estaban formadas por hombres y mujeres, ellas no solo participaron como enfermeras y doctoras sino como mecánicas, francotiradoras o aviadoras. Mujeres del Ejército soviético -que nunca aparecieron en las películas del Hollywood de la posguerra, claro- pasaron a la memoria colectiva por su capacidad de combate contra la bestia nazi. Citemos, por ejemplo, a la francotiradora Liudmila Pavlichenco que mató a 309 nazis -y era una de las muchas francotiradoras soviéticas- o a las “Brujas de la Noche” del 588 Regimiento de Bombardeo Nocturno que en sus frágiles aeroplanos “U-2” bombardeaban por las noches a las tropas nazis -y eran una parte de las aviadoras que organizó Marina Raskova, además de que otras aviadoras estaban en regimientos mixtos como fue el caso de la mítica piloto de caza Lilia Litviak. Por cierto, que las mujeres soviéticas matasen nazis producía en estos una bajada brutal en su moral de combate porque eran bajas producidas por mujeres y, aun por encima, por mujeres eslavas, es decir, por las mujeres de la supuesta raza inferior, el colmo de los colmos.
La victoria del Ejército soviético sobre las hordas nazis es patrimonio de todos los pueblos que conformaron la Unión Soviética, todos y cada uno de ellos tienen el honor y la gloria de haber derrotado a la bestia nazi. Gracias infinitas.
Madrid, 8, mayo, 2025.