LA LUCHA SINDICAL SIRVE

Comunicado de la CSTA sobre la lucha sindical de Jessica, trabajadora de CLECE, empresa subcontratada por el Patronato de la Alhambra

Un atropello legal. Jessica llevaba 15 años trabajando en el sector de la limpieza en la Alhambra en Granada cuando solicitó, en diciembre de 2021, una excedencia de 6 meses para intentar quedarse embarazada. Al cabo de esos 6 meses, y tras lograrlo, solicitó una prórroga de otros 6 meses. Ambas excedencias fueron aceptadas por su empresa (CLECE) al estar recogido dicho derecho en el Convenio Colectivo de Limpieza de Edificios y Locales de Instituciones no Sanitarias de Granada y provincia. Durante la prórroga, Jessica sufrió un aborto. Esa situación hizo que la trabajadora no se viera en condiciones de regresar a su puesto de trabajo y solicitara una nueva ampliación de la excedencia de 1 año.

Según el Convenio anteriormente citado en su artículo 39, no sólo la excedencia es un derecho reconocido sino que la empresa tiene la obligación de reintegrar a la trabajadora a su puesto de trabajo al finalizar dicha excedencia. Sin embargo, CLECE negó la reincorporación de Jessica dejándola en una situación de desamparo total al no ser formalmente despedida e impidiéndole por tanto el derecho al subsidio por desempleo.

CLECE no quiere a trabajadoras con tanta antigüedad, mientras el Patronato de la Alhambra mira hacia otro lado. CLECE aprovechó la situación para quitarse de en medio a una trabajadora con 15 años de antigüedad y contrató en su lugar a una trabajadora con menos años de servicio. El objetivo de dicha maniobra, ahorrarse dinero. No hay más. Y en ese sentido, le es totalmente indiferente si para lograr dicho objetivo tiene que pasarse por el forro los derechos laborales de los y las trabajadoras.

Tal y como decimos en nuestras concentraciones: “CLECE culpable, Patronato responsable”. En efecto ya que no sólo la empresa privada se pasa por la torera los derechos laborales de las trabajadoras para aumentar sus beneficios sino que además, la Administración pública que contrata sus servicios no tiene ningún reparo en permitirlo. Es lo que ha estado haciendo el Patronato de la Alhambra – el cual, por cierto, para ahorrarse la contratación de más trabajadores/as pone en peligro la seguridad y la salud del conjunto de la plantilla según un informe realizado por la Inspección de Trabajo tras una denuncia interpuesta por la CSTA – mirando hacia otro lado.

Basta ya de externalizaciones. Los servicios no deben ser privatizados. Esa política llevada a cabo tanto por esta administración como por las anteriores sólo favorece la precarización de las condiciones laborales de los y las trabajadoras. No a la privatización encubierta de la Alhambra. A igual trabajo, igual salario. Mismas condiciones para toda la plantilla de la Alhambra estén contratados los/as trabajadoras por la Junta o por una empresa privada.

La lucha es el único camino. Para acabar con esta realidad no hay otra alternativa. La autoorganización de los y las trabajadoras y la acción sindical. Esto es lo que hemos estado haciendo durante más de un mes. La campaña iniciada el pasado 7 de marzo con una concentración a las puertas de las oficinas del Patronato en la Alhambra junto con una importante salida mediática habrán bastado para que la empresa CLECE reconozca el despido improcedente y acceda a indemnizar a la trabajadora.

Nos queda sin embargo tanto a la trabajadora como al sindicato un sabor agridulce. Sabemos que las empresas juegan con las necesidades económicas de las trabajadoras para llevar a cabo sus atropellos. En ese sentido, somos plenamente conscientes de que la mejor opción en términos sindicales habría sido imponer la reintegración y desde dentro hacer aplicar los derechos laborales. CLECE también lo sabía y por eso viendo la determinación en la acción sindical de la compañera y de su sindicato optó por llegar a un acuerdo cuanto antes. La imposibilidad, por nuestra parte, de asegurar ganar el juicio o imponer la reintegración mediante la acción sindical hizo que la trabajadora aceptara el acuerdo teniendo además otra oferta de empleo encima de la mesa.

Nos seguiremos topando con situaciones parecidas en el futuro. Las empresas presionan y mucho para evitar que trabajadoras que han emprendido una lucha sindical por sus derechos puedan volver a sus puestos de trabajo tras una victoria. Saben que esto reforzaría y daría confianza no sólo al conjunto de la plantilla sino a trabajadores/as de otros sectores. Por eso se esfuerzan para hacer ver a dichas trabajadoras que incluso en el caso de ganar su vuelta al centro de trabajo será insoportable. Sin embargo, saben perfectamente que eso es un farol. Cuando se gana un conflicto, la relación de fuerzas en el centro de trabajo cambia por completo reforzándose los y las trabajadoras en detrimento del empresario. Hay ejemplos vivos que lo demuestran. Seguiremos al pie del cañón para volver a demostrarlo en próximas luchas.