La Fiscalía sale al rescate del gobierno de Rajoy
Poco más de dos semanas. Eso es lo que han durado las diligencias contra parte del Gobierno de Rajoy, enmarcadas en la llamada “Operación Catalunya”. El 22 de enero la Fiscalía de Catalunya anunciaba medidas para imputarlos y el 8 de febrero la Fiscalía de Madrid marcaba terreno rechazando la petición de cooperación judicial con Andorra para imputar a Mariano Rajoy, Cristóbal Montoro y Jorge Fernández Díaz por un delito de presiones y coacciones a la Banca Privada d’Andorra (BPA) para recabar información bancaria de los expresidentes de la Generalitat Artur Mas y Jordi Pujol Soley, así como del presidente de ERC, Oriol Junqueras. Los argumentos dados por la Fiscalía dejan a las claras que cualquier intento por imputar a quienes fueran Presidente del Gobierno y ministros será derribado, argumentando algún defecto en la forma o el redactado o que “se desconoce el contenido de las querellas y por lo tanto con exactitud cuáles son los hechos investigados”. Y por si esto no fuera suficientemente bochornoso, finaliza la exposición de la Fiscalía con que “es público y notorio la unión entre asociaciones catalanas y andorranas para la interposición de alguna de las querellas contra altos cargos políticos de España con una clara finalidad política”.
Hablar de actuar con claras finalidades políticas cuando la Operación Catalunya trata sobre las maniobras de la brigada política al servicio del Ministerio del Interior, entre 2012 y 2016, durante el Gobierno de Mariano Rajoy con el conocimiento y aprobación de este en palabras del propio Fernández Díaz, para desacreditar a los líderes independentistas catalanes con pruebas falsas en plena ebullición del Procés es de un nivel de cinismo y poca vergüenza muy grandes.
El papel del PSOE
El actual Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un mitin durante las elecciones gallegas aludió a la “Operación Catalunya” como “guerra sucia”. La intención del PSOE es clara en este aspecto: hacer hincapié en las figuras del gobierno de Rajoy no solo para rascar votos en ese momento, sino con el objetivo más importante de salvaguardar al tipo de Estado creado por el Régimen del 78. Este objetivo marca siempre el horizonte político del PSOE, que siempre ha estado dispuesto a defender la estabilidad de dicho régimen. Si hoy es necesario cerrar la cuestión catalana, Sánchez habla de que “solo se puede gobernar España si se asume la «pluralidad política y la diversidad territorial, y no aplicando un 155 permanente o ilegalizando partidos, como defiende VOX y también el PP”. Si ayer (octubre de 2017) el movimiento de masas catalán ponía en duda uno de los pilares básicos del régimen del 78, la indisolubilidad de España, condición fundamental para la dominación de clase de la burguesía, el mismo Pedro Sánchez justificaba el apoyo a la aplicación del 155 “para defender la Constitución” con el objetivo de “poner freno a cualquier quiebra unilateral” por parte de la “región de Cataluña” y sin “ninguna discrepancia con el PP sobre integridad territorial de España”.
La naturaleza del Estado
Esta vez ha sido Isabel Díaz Ayuso quien extrañamente ha aportado más claridad a una cuestión importante que está en el fondo de todo este tema. Sin pretenderlo, ha desnudado la cuestión del papel del Estado en el sistema capitalista cuando afirmó en una entrevista en Catalunya Ràdio que “todo lo que sea herramientas del Estado para protegerse me parece bien. Cualquier estado del mundo lo hace”.
Efectivamente, las policías políticas son herramientas como los parlamentos de los estados burgueses, si bien no todas estas herramientas tienen la misma legitimidad a los ojos de la mayoría social. Hace unos meses pudimos reflexionar sobre las aportaciones de Lenin y merece la pena recordar su trabajo sobre este fenómeno, desarrollando el trabajo previo de Marx y Engels. Lenin decía que el Estado “no es un órgano de conciliación de clases” que arbitra entre ellas buscando un equilibrio, sino que es “un órgano de dominación, un órgano de opresión de una clase por otra”. Y avanzando sobre el modelo del Estado en el sistema capitalista planteaba que “la envoltura democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo”, pero que el capitalismo no tiene ninguna duda en dejar caer esta fachada cuando sea necesario y demostrar todas las demás herramientas que puede usar y demostrar que “todos los Estados son, en última instancia, una dictadura de la burguesía”. A esto y no a otra cosa se refiere Ayuso con eso de la actuación de los estados para defenderse, es decir, para defender su esencia que no es otra que la dominación de unos pocos para adueñarse de las riquezas que producen otra clase social, los y las trabajadoras. Por lo tanto, no podemos caer en los argumentos de aquellos que como el PSOE y SUMAR, como antes hicieran junto a los social liberales el PCE, IU o PODEMOS que pretenden hacer ver que es posible cambiar las instituciones y el carácter del Estado sumando más escaños. Acabar con la dominación de clase del Estado al servicio de la patronal y la banca significa no es posible sin derribar el propio estado; para ello es necesario agrandar las brechas que pueda haber, utilizando estas oportunidades con las herramientas de nuestra clase, las movilizaciones, la solidaridad y la organización colectivas. Solo así podremos solucionar todos los males que este sistema cierne sobre la humanidad y nuestro planeta.