En medio de la crisis de los pellets, en la que varios sacos de estos plásticos cayeron desde un carguero frente a las costas de Portugal el 8 de diciembre y que desde la Xunta se sigue mintiendo sobre los riesgos para la salud como han demostrado varios estudios toxicológicos, tenemos las elecciones en Galiza el próximo 18 de febrero. De hecho, debemos entender la inacción en los primeros días de este desastre medioambiental en clave electoral, pues el PP intentaba mantener una situación de normalidad para no perder votos mientras el Gobierno estatal no puso ningún protocolo de emergencia y se centraba en sacar todo el rédito político posible mientras los y las voluntarias intentaban limpiar las costas sin ningún tipo de medios.
¿Es el BNG una alternativa para la clase trabajadora y la juventud?
Según la última encuesta del CIS el PP podría perder la mayoría absoluta, logrando entre 36-38 escaños, ahora tienen 42 y se necesitan 38 escaños para la mayoría absoluta; el BNG conseguiría entre 20 y 23 escaños, ahora tiene 19; el PSdeG 15-17, ahora tienen 14; SUMAR podría entrar en el parlamento pues les dan una horquilla de 0-2 y Democracia Ourensana podría lograr un escaño. Este partido está liderado por Gonzalo Pérez Jácome que como alcalde de Ourense es conocido entre otras cosas por borracheras, actitudes machistas con concejalas y presumir de como blanquear dinero. Según la encuesta PODEMOS y VOX no obtendrían representación.
El BNG, que viene de unos grandes resultados en las anteriores elecciones sigue aglutinando el voto de izquierda tras haberlo perdido con la aparición de PODEMOS en su momento. Este partido, que cuenta con una tradición mucho mayor entre la clase trabajadora gallega por su influencia en la Central Intersindical Galega y entre sectores nacionalistas, es la opción a elegir para la mayoría de la clase trabajadora a pesar de que el BNG también lleva en su programa políticas destinadas a conseguir el apoyo de los pequeños empresarios con medidas como la bajada de impuestos a las empresas que realizan su actividad en Galiza, rebajando el precio de la electricidad a empresas o la intervención pública de la factoría Alcoa sin comentar nada de la cuestión de la propiedad de la empresa. Además, no ha dudado en apoyar al PSOE en varias ocasiones como las investiduras de Pedro Sánchez en 2020 y 2024, a cambio de crear un servicio de cercanías ferroviarias en Galiza o de aplicar un descuento en la AP-9 y en la AP-53 para este año; co gobernando varios ayuntamientos que han mantenido las concesiones privadas de los servicios públicos municipales y sin tomar medidas para resolver el tema de la vivienda; o la Xunta entre 2005-2009, periodo en el que se mantuvieron los problemas de pobreza, paro juvenil y precariedad y en el que se subcontrataron bomberos y peones forestales para abaratar costes. La orientación política del BNG es bastante similar a la de ERC si bien es cierto que mantienen elementos más combativos en su militancia y más próximos a las luchas.
Siguen las maniobras entre PODEMOS y SUMAR
El bloque de partidos reformistas de ámbito estatal, como son SUMAR y PODEMOS, llega en una situación de debilidad evidente. Tras la ilusión que generó la aparición de PODEMOS, el proceso de moderación y renuncia constante a los elementos programáticos que acompañaron la entrada en las instituciones del partido de Pablo Iglesias han sido determinantes para pasar de igualar a los social liberales en 2016 con 14 escaños, a no tener representación en 2020. Los fracasos electorales como el de Galicia en Común lastraron a un tipo de organización como el de PODEMOS que no tiene el arraigo entre la clase trabajadora y la juventud al contrario del BNG que les permita reconstruir su proyecto y por eso presentan resultados tan pobres.
En el caso de PODEMOS, las elecciones del 18F han escenificado una vez más las maniobras de su dirección, aunque en este caso sea en su propio seno. Si bien el primer paso fue el acordado con el no apoyo de PODEMOS a la candidatura de la que ha sido portavoz en el Congreso por SUMAR, Marta Lois, las discrepancias han saltado entre Iglesias y Belarra cuando se presentaba a Isabel Faraldo como la candidata de PODEMOS. Para Pablo Iglesias la táctica a seguir era no presentar candidatura propia, pedir el voto para BNG y así castigar electoralmente a SUMAR y evitar, sobre todo medirse directamente con Yolanda Díaz donde parten con desventaja, con una candidata poco conocida y sin representación en la Xunta. Su idea es que la batalla electoral no puede darse antes de las elecciones europeas con la figura de Irene Montero para enfrentar a Yolanda Díaz.
Por su parte, Ione Belarra debe escenificar su independencia como Secretaria General tras la demostración de que las decisiones oficiales del partido van a la zaga de lo publicado en Canal Red en los casos de la salida al grupo mixto en el Congreso, adelantando que tendrían una candidatura en las europeas y que Irene Montero sería la candidata. Iremos viendo si este juego de tronos entre la dirección oficial y oficiosa de PODEMOS se intensifica tras las elecciones europeas.
Es necesario construir alternativas a estas opciones
Lo que está claro es que ni BNG, ni SUMAR ni PODEMOS son una alternativa que defienda claramente los intereses de la clase trabajadora y la juventud. Ya hemos analizado las políticas del BNG más arriba y las de PODEMOS y SUMAR en el artículo “Por qué PODEMOS no es una alternativa a PSOE y SUMAR”. Estas elecciones son un ejemplo más de la necesidad de construir candidaturas anticapitalistas y rupturistas que ofrezcan un discurso alternativo a aquellos que o bien blanquean sus actuales apoyos a gobiernos con el PSOE en el que asumen sus políticas como BNG y SUMAR o bien buscan oportunistamente capitalizar el descontento de las políticas que apoyaron y asumieron previamente como PODEMOS. Que en Galiza la clase trabajadora y la juventud no tenga esta alternativa es un problema. Sin embargo, las elecciones europeas son una oportunidad para solventar esta problemática y por eso desde IZAR queremos abrir debates con otras organizaciones para presentar una candidatura verdaderamente rupturista y sin concesiones a las políticas del IBEX 35.