DESDE SILICON VALLEY BANK HASTA CREDIT SUISSE, EL FANTASMA DE LA CRISIS FINANCIERA RECORRE EL MUNDO DE NUEVO (PARTE 2)

Continuación del artículo del número de abril… https://izarrevolucion.com/2023/04/29/actualidad/internacional/desde-silicon-valley-bank-hasta-credit-suisse-el-fantasma-de-la-crisis-financiera-recorre-el-mundo-de-nuevo-parte-1/

La lucha contra la inflación y el rescate bancario: en misa y repicando

No es la primera vez que el sistema capitalista se enfrenta a una crisis. De hecho, está en su naturaleza la periodicidad de las mismas y así lo reconocen hasta los defensores más acérrimos del capitalismo. Dichas dinámicas de crisis se repiten cada unos cuantos años y además en forma de ondas largas que ocupan varias décadas.

El último gran cambio que podríamos destacar a este respecto fue el abandono por parte del dólar del patrón oro en 1971. Con ello se iniciaba un ciclo económico neoliberal donde para preservar la dominación de EEUU en el bloque capitalista y seguir compitiendo en aquella época con el bloque soviético que se caracterizaba por la expansión monetaria, la reducción de impuestos a empresas y grandes fortunas y el crecimiento económico artificial a través de la deuda pública y el intento de desmantelar las conquistas obreras de la posguerra.

De hecho, los datos de EEUU hablan por sí solos. Desde 1971 la tributación de las empresas ha pasado de una media del 30% al 15% y por cada dólar que ha crecido su economía en términos de PIB, se han incrementado en 3 dólares la deuda pública. Es por ello que cada crisis desde 1971 ha tenido un efecto multiplicador como crisis de deuda.

Pues en esa situación estamos en la actualidad. Tras desmontar la estructura recaudatoria de los estados del antiguo bloque capitalista, la costumbre de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas sigue su marcha. Con la última crisis provocada por los confinamientos del CoVid, todas las autoridades económicas occidentales tomaron medidas similares: reducción de los tipos de interés, compra ilimitada de deuda pública y financiación de los Estados de prácticamente todos los costes de las grandes empresas (salarios, programas de rescate, subvenciones, seguros de inversiones…)

Esta política frenó la gran crisis social, política y económica que el sistema capitalista hubiera provocado sin intervención del Estado. Pero lo hizo con sus propios métodos: atrasar una crisis y cargarla sobre las espaldas de los trabajadores a través de “trabajo esencial”, deuda pública e inflación. De hecho, esa inyección de dinero en la economía y el poder de mercado que tienen las empresas para subir precios y no subir salarios es la que está provocando la inflación.

Qué nos espera en el corto y medio plazo y qué hacer desde las posiciones de la izquierda revolucionaria

A pesar de que el sistema capitalista parece vivir en el día de la marmota (repite una y otra vez la misma dinámica de expansión, especulación, enriquecimiento de unos pocos, crisis para la mayoría, mayor explotación laboral y vuelta a empezar), la izquierda institucional no para de gastar horas y montañas de dinero en convencernos de que la solución es ganar más diputados para gestionar mejor el sistema. La realidad es que no hay ni un solo ejemplo de mejor gestión del sistema que haya “librado” de las terribles consecuencias de este sistema a la clase trabajadora.

En los próximos meses y a partir de 2024 comenzará una nueva fase de crisis que tendrá su reflejo en una crisis de deuda a causa de la bajada generalizada de ingresos y el continuo rescate y subvención de la gran empresa. En esta nueva crisis volveremos a ver como los discursos de vivir por encima de nuestras posibilidades, de que las conquistas sociales ya no son sostenibles y nuevas consignas para reforzar la misma línea, serán el discurso continuo en medios de comunicación y discusiones políticas.

Desde la izquierda revolucionaria e independiente, debemos seguir insistiendo. No solo basta con “enfrentarse a la derecha” o posicionarse en contra de los “aspectos más lesivos” de este sistema. Hemos de luchar por ser la mayoría trabajadora quienes tengamos la capacidad de decidir los aspectos fundamentales de la economía. Mientras sean los capitalistas a través del mercado quienes tengan todas las palancas y mandos, dará igual si la política produce recortes, inflación, rescates o explotación… las consecuencias siempre serán un descenso en el nivel de vida de la mayoría de la población para seguir sosteniendo una irracional acumulación de riqueza por parte de una minoría.