UNIFICAR LA LUCHA POR LA SANIDAD EN EL ESTADO ESPAÑOL: REFORZAR LAS HUELGAS Y MOVILIZACIONES PARA DEFENDER LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y LAS CONDICIONES LABORALES DE LOS/AS TRABAJADORES/AS

Son muchas las comunidades autónomas que se están sumando a la lucha por la sanidad pública. Las huelgas del personal médico en Madrid han servido de ejemplo para el resto de territorios, que han ido desarrollando movilizaciones en mayor o menor extensión y logrando mejoras que, aunque insuficientes, son buenos ejemplos de cómo seguir recuperando derechos y conquistando nuevos: la huelga y la movilización sostenida de la clase trabajadora.

En Madrid, tras casi cuatro meses de huelga y movilizaciones, la huelga fue desconvocada el 16 de marzo al alcanzarse un acuerdo de mínimos entre los sindicatos convocantes (Amyts y SATSE) y el gobierno de Ayuso. Aunque totalmente insuficientes, se lograban algunas de las reivindicaciones de lxs trabajadorxs del sistema público sanitario madrileño: el establecimiento de un límite de pacientes por médico (30 para médicos de familia y 20 para pediatras), la recuperación de los incentivos para el turno de tarde (complemento de 500€ mensuales), un incremento de salario de 450€ mensuales en sustitución de otro complemento que perdieron… Sin embargo, estos acuerdos aún no han sido firmados. El 24 de abril, el Comité de Huelga de Atención Primaria denunció en un comunicado público que se hubieran celebrado ya cinco Consejos de Gobierno y ninguno hubiera aprobado las medidas pactadas; instan a que se aprueben en el siguiente o amenazan con volver a la huelga. A estas movilizaciones se suman las del colectivo de médicos de hospitales, con varias jornadas de huelga convocadas para recuperar las 35h semanales que Rajoy incrementó a 37,5. El Consejero de Economía, Hacienda y Empleo aseguró que el Gobierno regional no tiene ningún proyecto sobre la mesa para reducir la jornada, debido a «un coste muy alto»; los sanitarios/as seguirán en lucha.

Algo similar ha sucedido en Navarra. La huelga de 17 días obligó a la firma de un preacuerdo que limitaba la agenda a 32 pacientes al día e incrementaba el salario con 400 euros mensuales. Los profesionales siguen en lucha por la aprobación y el cumplimiento efectivo de dicho pacto.

En Baleares y Cantabria, los acuerdos fueron alcanzados antes, a finales del año pasado. En Aragón la huelga convocada para el 31 de marzo fue desconvocada tras un acuerdo de 16 puntos firmado por el Servicio Aragonés de Salud y los sindicatos CSIF, CCOO y UGT, que establece una jornada anual de un máximo de 2.304 horas por profesional, el retorno progresivo a las 35 horas, el pago del tercer nivel de la carrera profesional y ratifica la posibilidad de apertura de los centros de salud de las ciudades hasta las 20:00h. Algo parecido sucedió en Asturias, la huelga fue desconvocada tras un pacto que incluye fundamentalmente mejoras retributivas; en Extremadura, donde se logró limitar a 36 pacientes la agenda diaria; y en Catalunya, con la implementación de un paquete de medidas urgentes.

En Andalucía, las movilizaciones comenzaron en enero. Dos días antes de la huelga convocada para el 27, la Junta de Andalucía se comprometía a limitar a 35 los pacientes diarios de los/as médicos/as de familia y a 25 los de pediatría, así como a pagar incentivos salariales para atender las citas pendientes por las tardes. Sin embargo, las medidas no se están aplicando, lo que, sumado al paquete de medidas destinadas a inyectar fondos públicos a la sanidad privada aprobado por la Junta, ha llevado a los sindicatos CSIF, CCOO, UGT, SMA y SATSE a convocar huelga todos los miércoles de abril y mayo. Sin embargo, el seguimiento está siendo reducido. Es necesario reforzar la huelga y la solidaridad del resto de sectores para evitar el gran ataque que el gobierno de Moreno Bonilla está perpetrando contra la sanidad pública.

En Galicia, tras nueve días de paro, el texto consensuado por la Xunta y cinco de los sindicatos convocantes (CIG, CCOO, CSIF, SATSE y UGT) recoge subidas salariales y complementos para la realización de guardias, entre otras cuestiones, pero es totalmente insuficiente. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) no ha firmado el acuerdo asegurando que “no representa ni siquiera de forma parcial las demandas del colectivo”; piden la “cobertura de todas las plazas vacantes” y un mínimo de 15 minutos por paciente, entre otras medidas; cuestiones que no se resuelven con subidas salariales.

En la Comunidad Valenciana, donde el personal sanitario también se ha movilizado, la CESM convoca huelga para el 8 de mayo, en contra del texto firmado por CCOO, UGT, CSIF, SATSE e Intersindical, por considerarlo “papel mojado”.

En el País Vasco, tras las manifestaciones multitudinarias de los últimos meses en defensa de la sanidad pública, los/as sanitarios/as se sumarán a la huelga los días 18 y 19 de mayo.

Es evidente que la lucha por la sanidad pública está logrando, en mayor o menor grado, mejoras en las condiciones laborales de los/as trabajadores/as y en la prestación del servicio a los/as usuarios/as. No son ni de lejos suficientes pero sí muestran que, mediante la movilización y la huelga, como mínimo lo que se puede es ganar poco, pero ganar. Para que los acuerdos alcanzados no se queden en papel mojado y para que se puedan imponer mejoras a los mismos en el corto y medio plazo, es necesario trabajar desde ya en unificar las luchas de los distintos territorios y en exigir a nivel estatal un incremento significativo del presupuesto para sanidad y el resto de servicios públicos, prohibiendo toda financiación de empresas privadas con fondos públicos, dejando de pagar la deuda y de financiar la guerra para garantizar unos servicios públicos de calidad, con condiciones laborales dignas. Las organizaciones sindicales deberían tener esta tarea como central, en lugar de dedicarse a firmar pactos insuficientes para apaciguar a la clase trabajadora. Ya que las direcciones burocráticas tratan de paralizar los procesos, es necesaria la autoorganización de la clase trabajadora en sus centros de trabajo, uniéndose independientemente del sindicato al que esté afiliada. Es necesario construir un movimiento que supere a las direcciones sindicales burocráticas y la desmovilización de las fuerzas del gobierno de coalición. Basta de degradar los servicios públicos y las condiciones laborales: reforcemos las huelgas y movilizaciones, traigamos aquí las luchas de los/as trabajadores/as franceses/as.