HUELGA EN LA UGR POR UN CASO DE ACOSO Y DISCRIMINACIÓN POR TRANSFOBIA EN FILOSOFÍA Y LETRAS

Desde octubre, estudiantes trans de la Facultad de Filosofía y Letras (UGR) que reciben sus clases en el edificio de Psicología, llevan peleando por el cese inmediato de actitudes tránsfobas por parte de una profesora. Tras un proceso largo y tortuoso de reunirse con todos los órganos institucionales pertinentes (Oficina de Prevención y Riesgo contra el Acoso -OPRA-, Decanato de la Facultad, Coordinación del Grado en cuestión), así como, de acudir a Inspección de Servicios de la UGR, se dieron de bruces con la realidad: la institución ponía en duda sus testimonios y no les “podía” ofrecer ninguna solución más allá de una reunión de “mediación” cara a cara con su agresora, a la que lxs afectadxs se negaron pero que se produjo con representantes de la USE (Unión Sindical Estudiantil) que acudieron como portavoces de lxs afectadxs con una declaración firmada por lxs mismxs.

Por tanto, desde la Universidad de Granada, donde ya antes se habían denunciado actitudes tránsfobas por parte de otrxs alumnxs, no se amparaban los derechos de lxs estudiantes trans que estaban sufriendo el cuestionamiento diario de su identidad, en una asignatura de asistencia obligatoria, por parte de una docente de esta institución pública. 

Por esta razón, decidieron hacer uso de las herramientas de autodefensa que tienen como colectivo y ponerse en huelga para señalar que sus nombres y pronombres no son un debate, así como, la responsabilidad de la institución y sus órganos (OPRA, Decanato y Coordinación del grado ), que se refugiaban en la inexistencia de un protocolo contra la transfobia. 

El día 29 de noviembre fue la fecha escogida. La USE (Unión Sindical Estudiantil) convocó la huelga en toda la Universidad, así como, en enseñanzas medias y planteó una acción a las 12.00h, donde se consiguieron sacar en manifestación a 500 estudiantes, así como, algunos trabajadores. La marcha partió desde la Facultad de Psicología hasta la de Letras, donde lxs alumnxs decidieron encerrarse en el Decanato hasta poder reunirse con la Decana, máxima representante de la Facultad y por tanto, de los profesores. Esta, en un primer momento, no les concedió la reunión y los estudiantes anunciaron que se iban a encerrar hasta el día siguiente que ella volviese al trabajo. 

Mientras, desde Rectorado se envió a la Vicerrectora de Igualdad para tratar de llegar a un acuerdo. Lxs estudiantes afectadxs, así como representantes del sindicato, se reunieron con ella pero las propuestas en cuanto a su situación concreta no fueron satisfactorias para lxs afectadxs. Sin embargo, se mantuvieron firmes en denunciar la responsabilidad del órgano, del que depende directamente la OPRA (Oficina de Prevención y Respuesta ante el Acoso) y le volvieron a instar a la pronta creación de un protocolo contra la transfobia.

Tras la reunión, lxs estudiantes encerradxs se mantuvieron firmes con la ocupación y finalmente, el Decanato les concedió una reunión a última hora de la tarde. Como acordado en asamblea del encierro, se envió a una delegación de afectadxs y miembros del sindicato que planteó las siguientes demandas: 

  • Notificar a la profesora en cuestión sus obligaciones para con el alumnado trans para el cese inmediato del acoso y la discriminación de lxs compañerxs. 
  • Informar al conjunto del profesorado y del estudiantado del protocolo para el cambio de nombre de la Universidad de Granada, de la obligación de su cumplimiento y del retraso que venía teniendo en su aplicación. 

Tras llegar a un acuerdo con la Decana, en asamblea con el resto de alumnxs encerrados  decidieron abandonar la ocupación y verse al día siguiente en una segunda asamblea para hacer balance y determinar las perspectivas de la campaña.

Lxs estudiantes han demostrado no sólo que aún hay mucho que hacer en materia de derechos en la UGR, sino que, a través de la lucha, se pueden arrancar victorias. El primer objetivo, que era la no discriminación y el cese del acoso en el aula, está conseguido pero no sólo se ha obtenido eso, además, se ha obligado a las Facultades a revisarse su trabajo en materia de derechos trans y a animar a más personas trans que sufren esta situación en su centro de estudio, ya sea con esta misma docente o con otros, a denunciar. 

Aún con eso, lxs estudiantes afectadxs no han recibido resolución por parte de Inspección de Servicios de la universidad, que les dieron un año de previsión para la resolución del caso, y ellxs que, a pesar de todo lo sufrido, han seguido yendo a clase, no saben qué se pueden encontrar de cara a la evaluación. Lo que sí que tienen claro es que sus derechos no son una opción y que ante cualquier nuevo acoso o represalia estarán preparados para retomar la movilización.