MARLASKA O EL ENÉSIMO SAPO QUE TRAGARSE

A principios de noviembre conocíamos, a raíz de una investigación de la BBC, que la criminal actuación de la policía marroquí el pasado 24 de junio en Nador contra migrantes subsaharianos (la inmensa mayoría, refugiados sudaneses huyendo de la guerra) que pretendían saltar la valla de Melilla, no fue exclusivamente perpetrada por la policía marroquí, sino que nuestras fuerzas de seguridad del Estado también participaron de la matanza que, según Amnistía Internacional, podría ascender hasta un centenar de víctimas mortales ya que a los 24 fallecimientos reconocidos por las autoridades marroquíes habría que sumar 77 personas desaparecidas. Además, tampoco sucedió únicamente en Nador, como pretendieron hacernos creer, sino que las cargas con armas de fuego y gases lacrimógenos se produjeron en suelo del Estado español.


Sin embargo el ministro de Interior Grande-Marlaska sigue defendiendo la actuación de la policía y Guardia Civil a su mando y se agarra a su primer relato en el que evade toda responsabilidad política y judicial, aunque las pruebas digan lo contrario, y para ello se ha negado a entregar todas las grabaciones y ponerlas a disposición del Congreso. Cuando se las requirió la Fiscalía una semana después, aparecieron más grabaciones oficiales, éstas de drones y helicópteros, pero con varios cortes, que el ministerio ha justificado por la necesidad de repostar los vehículos.

Pero si el ministro no tiene la mínima decencia para dimitir tampoco la tiene el gobierno de Sánchez-Díaz que lo sostiene en su cargo y que el mismo viernes 24 de junio a las 15:00 calificó lo sucedido en rueda de prensa como un “asalto violento bien organizado, bien perpetrado” y afirmaba que había sido “bien resuelto por los dos cuerpos de seguridad tanto de España como de Marruecos”. Esa mañana se produjeron hasta 470 devoluciones en caliente (incluyendo menores) completamente ilegal según un estudio del equipo del Defensor del Pueblo, institución presidida por el excandidato del PSOE en Madrid, Ángel Gabilondo.

Finalmente, el pasado 23 de diciembre la Fiscalía decidió archivar la investigación sobre las muertes de migrantes de junio en la frontera de Melilla, exonerando de cualquier responsabilidad a Interior, la Guardia Civil y los agentes que estuvieron ese día sobre el terreno. Sin aclarar si alguna de las muertes tuvo lugar en territorio español, afirma que “los hechos que determinaron la avalancha sucedieron en territorio marroquí” y que “el amontonamiento de personas se produjo entre ambos recintos fronterizos”. La Fiscalía entiende que la actuación de los guardias fue proporcionada y pone en conocimiento de la Guardia Civil que varios agentes lanzaron piedras a los migrantes, por si existiera algún tipo de infracción disciplinaria.

A pesar de todo ello, para el Ministerio Público, “la magnitud de los hechos justifica sobradamente la actuación policial” con los agentes de la Guardia Civil empleando “los medios necesarios y la fuerza mínima imprescindible para reducir al grupo de extranjeros que de forma violenta pretendía entrar ilegalmente en territorio nacional”. Sobre las decenas de muertos, la Fiscalía entiende que los agentes no cometieron ni un delito de homicidio imprudente ni uno de omisión del deber de socorro, a pesar de que durante 5 horas migrantes heridos y cuerpos ya sin vida se encontrasen amontonados en un patio, sin ningún tipo de atención sanitaria y con al menos una ambulancia española y otra marroquí aparcadas en la zona.

Así se salda el crimen de mayor gravedad cometido hasta ahora en las fronteras terrestres entre Europa y África. El gobierno PSOE-UP miente descaradamente, la Fiscalía los protege y la Europa-fortaleza sigue financiando a los países fronterizos para que hagan el trabajo sucio. La hipocresía y el repugnante racismo de la Unión Europea ha quedado patente cuando en cuestión de pocos meses se han acogido a casi 8 millones de refugiad@s ucranian@s, sin el más mínimo incidente y sin que ningún partido ni periodista hable de invasión, pero claro, tal y como han repetido hasta la saciedad en los medios, “se parecen tanto a nosotros”.