A 50 AÑOS DE LA CAÍDA DE SAIGÓN: VIETNAM Y EL PUEBLO QUE DERROTÓ AL IMPERIALISMO

El 30 de abril de 1975, el pueblo de Vietnam ganaba definitivamente su independencia. En la memoria de muchos, construida a través del cine, Vietnam es sinónimo de derrota de los Estados Unidos. Sin embargo, el pueblo vietnamita tuvo que luchar contra japoneses, franceses y estadounidenses en una larga guerra, de más de 30 años, en la que se perdieron varias oportunidades para poder haber ganado antes y, seguramente, con un menor coste en vidas y sacrificios. Y que deja, en resumen, una fuerte enseñanza: la revolución nacional o, también es revolución social, o no puede triunfar. Porque aparte de la lucha contra la intervención extranjera, también fue una lucha contra terratenientes y burgueses en Vietnam.

De Indochina a Vietnam

    En la ola de extensión, conquista y sometimiento de territorios y gentes que supuso el colonialismo a finales del siglo XIX, el territorio que luego sería Vietnam acabó formando parte de la colonia de Indochina (Vietnam, Loas y Camboya), bajo signo francés. Se trataba de una zona con un fuerte componente campesino y una incipiente clase trabajadora, en el sur, en la que una inmensa minoría, alianza de franceses y vietnamitas ricos, poseía el control de la tierra.

    En este contexto, en el que la cuestión social (la tierra principalmente, aunque esto se trasladará también al mundo urbano) y la cuestión nacional (la administración colonial, tan bárbara como la de otras naciones) se unirían, florecería con gran fuerza el Partido Comunista de Indochina (PCI, creado en 1929) y su líder, Ho Chi Ming, frente a una burguesía débil incapaz de levantar un proyecto independiente y sólido.

    Como ocurriría en China, la invasión japonesa a partir de 1940 (que además coincidirá con la conquista de Francia por parte de la Alemania Nazi y de la conformación del gobierno colaboracionista de Petain) será acompañada de una fuerte represión y, a su vez, de la resistencia por parte del PCI y el Vietminh, un frente popular que pretendía agrupar a las diferentes clases con el objetivo de lograr la independencia nacional (obreros, campesinos, capitalistas y terratenientes). En 1945, frente a la represión japonesa, la fuerza de los vietnamitas se materializaba en la toma del norte por parte del Vietminh y la extensión de comités del pueblo (organismos de tipo soviético) en el sur. El 2 de septiembre de 1945, se declaraba la independencia.

    De la independencia a Dien-Bien-Phu

      Aunque en septiembre de 1945 la situación en Vietnam era favorable a terminar con el régimen colonial y capitalista de un plumazo, se impondrían las tesis etapistas que emanaban de la URSS, que además se había repartido el mundo con británicos, estadounidenses y franceses en las conferencias de Yalta y Postdam. A pesar del tener el poder en sus manos, el PCI ingresaría en el Frente Nacional Unido y llevará a cabo una política de pacificación y represión de aquellos movimientos que iban más allá de un régimen democrático y liberal. De hecho, se aceptaría el mantenimiento del territorio bajo control francés, asegurado por el ejército británico, que sería recibido por el propio Vietminh. Sin embargo, la población, que había experimentado el rechazo al imperialismo y las ansias de igualdad social, protagonizó un levantamiento en Saigón que acabó con represión y persecuciones.

      Con el imperialismo a la ofensiva, y a pesar de haber aceptado un acuerdo con los franceses en marzo de 1946, que estos traicionan, el Vietminh tendrá que retirarse a la lucha guerrillera, en una guerra que se extenderá hasta 1954. Mientras el imperialismo constituye la República de Vietnam (1949), bajo el gobierno títere del emperador Bao-Dai, el apoyo social del Vietminh y de la República Democrática de Vietnam se irá ensanchando. Y esto porque ya no se dan frenos a los ataques a los terratenientes o capitalistas bajo la necesidad de una alianza de clases. Al contrario, se lleva a cabo la reforma agraria en los territorios que se van controlando. La revolución social ya no se frena. Así, en 1950 el Vietminh pasa a la ofensiva y el colonialismo francés se encuentra cada vez más debilitado, por lo que se acepta una negociación, no sin intentar una posición de fuerza en el terreno militar que, al contrario de lo que pensaban los franceses, se acabará convirtiendo en una gran victoria vietnamieta: la batalla de Dien-Bien-Phu (1954).

      De la paz de Ginebra a la intervención estadounidense

        Si en 1945 se había perdido una oportunidad, en 1954 se perderá otra para acabar con el capitalismo. La condena será, de nuevo, una larga guerra contra un invasor extranjero.

        Efectivamente, la Paz de Ginebra, aceptada por Ho Chin Minh, suponía que Vietnam quedaría dividido militarmente por el paralelo 17, con las tropas de la República Democrática de Vietnam (RDVN) al norte y la Unión francesa al sur. Así, mismo, el acuerdo señalaba que entre 1955 y 1956 se llevarían a cabo unas elecciones para formar un gobierno de todo el país. Sin embargo, el imperialismo solamente quiso ganar tiempo, ya que nunca permitiría que se celebrasen unas elecciones en las que vencería el comunismo. Al contrario, el gobierno de Bao-Dai será sustituido por el de Diem, apoyado por EE.UU. Este cambio de poco sirvió: la política llevada a cabo por Diem en el sur hizo que el campesinado se pusiera en su contra, siendo un régimen sin apenas apoyo social, ya que no solo no alivió las contradicciones sociales (por ejemplo, mediante una reforma agraria) sino que además llevó a cabo una dura represión contra la disidencia, que provocó que se organizase y comenzase a responder mediante lucha armada. La consecuencia: que el Lao Dong (nombre de los comunistas en Vietnam del Norte, el Partido del Trabajo) se desdijera de los acuerdos de Ginebra y se pusiera como objetivo la liberación del sur. En 1960, comenzaba una ofensiva que era de nuevo contestada por el gobierno Diem, cada vez más impopular tanto dentro como fuera del país. Así mismo, se constituía el Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur (FNL), que a pesar de tener un programa moderado, llevaba una a cabo una política revolucionaria, mientras el Vietminh pasaba a denominarse Vietcong.

        El avance de los norvietnamitas, palpable a comienzos de los 60, tenía que ser contestado por el imperialismo, que no podía permitirse que Vietnam cayera en manos comunistas. De un lado, se acabaría con Diemen en 1963, personaje incómodo para los intereses americanos, intervencionismo a base de golpes de Estado que se repetirían durante el conflictoi. De otro, desde la presidencia de Kennedy, fue aumentando la ayuda norteamericana, primero bajo el eufemismo de los “asesores” (a finales de 1962 ya había 11.300 militares estadounidenses en Vietnam) o mediante los bombardeos del norte a partir de 1964, y luego con una intervención abierta aprovechando el casus belli del “incidente de Tonkin”: el punto álgido de la movilización estadounidense se daría en 1969, con 543.054 hombres sobre el terreno.

        La intervención imperialista no escatimó en terror. Pretendía acabar la guerra rápido: de ahí los bombardeos masivos (se lanzarían más de ocho millones de toneladas, con una fuerza explosiva superior 640 veces a la bomba de Hiroshima), las intervenciones criminales con matanzas desde helicópteros o a pie de aldea (como el caso de Mai Lay), las violaciones en grupo, el uso de Napalm y Agente Naranja, etcétera. No se trataba de conquistar, sino de matar. Sin embargo, se encontró enfrente un pueblo obstinado en resistir, que construyó túneles y armas muchas veces caseras, que se defendió y que convirtió Vietnam en un sitio inhabitable para el ejército imperialista más importante del mundo: ni en el norte ni en el sur, Estados Unidos o el gobierno survietnamita eran bienvenidos.

        Si la guerra no se iba ganando sobre el terreno, la derrota definitiva vendrá desde el interior del propio imperialismo. Mientras a comienzos de la guerra había un cierto apoyo, las imágenes que comienzan a llegar sobre la violencia y el horror, y el sufrimiento de familias que ven a sus hijos morir en el conflicto (en 1969, habían muerto unos 31.000 soldados) generan cada vez un mayor rechazo en Estados Unidos. Curiosamente, una ofensiva fallida como la del Tet (1968) por parte de los norvietnamitas, se convierte en una victoria política. El imperialismo tiene que ocuparse de casa, y no puede seguir empujando en el exterior. Así, mientras ocupaciones de universidades y manifestaciones crecen (en noviembre de 1969, 500.000 personas se manifestaron en Washington), y el apoyo a la guerra mengua, y las tensiones sociales se agudizan (caso de la población negra, cuyas tasas de muerte en el frente eran superiores al del resto de población), el ejército estadounidense se encuentra en proceso de desmoralización y casi “colapso”.

        En 1968, se habían iniciado negociaciones de Paz por parte de Nixon, que pretendía “vietnamizar” la guerra retirando progresivamente al ejército estadounidense, aunque a la vez puso en marcha una campaña para acabar con el Vietcong en el sur e invadió Camboya, lo que le costó un aumento de las protestas. No obstante, las negociaciones siguieron durante años, mientras se seguía bombardeando el norte. Finalmente, con un sur cada vez más débil y un ejército estadounidense contestado y desmoralizado, el 27 de enero de 1973 se firmaba la paz en París. Los estadounidenses se retirarían en 60 días, pero la guerra seguiría contra Saigón que, sin apoyo masivo del imperialismo y sin bases sociales, no podía resistir. El 30 de abril de 1975, Vietnam se reunificaba con la rendición incondicional del sur.

        Una victoria a pesar de todo

          La rendición costó vidas y sacrificios y más de tres décadas de lucha incansable, en la que los errores políticos por parte de la dirección comunista supusieron grandes exigencias para un pueblo abnegado. La orientación de alianzas entre clases, pensando la independencia nacional como una etapa previa a la lucha por el socialismo, heredada de la política exterior soviética, provocó que el imperialismo volviera a hacerse con el control de Vietnam tras la II Guerra Mundial, dilapidándose las energías que se desplegaron en la resistencia frente a japoneses, franceses e ingleses.

          La derrota francesa en Dien-Bien-Phu (1954), una vez que la revolución agraria se puso sobre la mesa, fue una nueva oportunidad, pues el Vietminh podría haberse hecho con el control de todo Vietnam y acabar con el capitalismo. No obstante, una vez más se aceptó una componenda por la que un poder capitalista se mantuvo en Saigón. De nuevo la resistencia de la propia población impuso la necesidad de la revolución y de acabar con el capitalismo, mediante la liberación del Sur, aunque esta vez tocaba enfrentarse a un enemigo aún más fuerte que los franceses: Estados Unidos.

          Este se empleó a fondo con armas y terror. Pero perdió. Y lo hizo en el terreno político: en Vietnam, porque el sistema que preconizaban carecía de apoyos sociales, los cuales estaban del lado de la revolución, del reparto de la tierra, de acabar con los capitalistas y terratenientes. Es decir, en contra del Sur y del imperialismo. Podía bombardear y masacrar, pero no podía imponerse; y en el propio Estados Unidos, y está es una de las claves, porque un descontento con la guerra se acabó convirtiendo en movilizaciones, manifestaciones, ocupaciones…que pusieron sobre la mesa la naturaleza de clase de la guerra, es decir para quien se hace, quien combate y contra quien. O lo que es lo mismo, por los intereses de unos pocos, mientras los hijos de los trabajadores/as mueren en el frente matando a los hijos/as de otros trabajadores. La lucha contra la propia intervención en Vietnam desde dentro de los Estados Unidos fue fundamental para la derrota estadounidense y para la victoria vietnamita.

          Todas estas son enseñanzas que, en un momento de rearme y de agudización de conflictos interimperialistas, es conveniente recordar.

          i Efectivamente, Diem no será el único. El general Doung Van Minh, que lo sucedió, sufriría un golpe de Estado en 1964, tomando el poder el general Khanh, quien a su vez sufriría un nuevo golpe, también orquestado por Estados Unidos, siendo sustituido en 1965 por el general Nguyen Van Thieu.