EL GOBIERNO PSOE-SUMAR SE ENTREGA AL MILITARISMO

En un escenario de escalada de tensiones inter-imperialista por el control de mercados, recursos energéticos y rutas comerciales, el gobierno de coalición PSOE-SUMAR ha acelerado su apuesta por el militarismo, sumándose a la carrera armamentística de la OTAN y la Unión Europea. Este giro belicista no responde a necesidades de «seguridad», sino a los intereses del capitalismo español y europeo, que busca reforzar su posición internacional en un mercado mundial en crisis, a costa de recortes sociales, pérdida de libertades y un aumento del grado de represión hacia las disidencias políticas.

El rearme europeo: una respuesta a la crisis inter-imperialista

La UE que hasta hace unos meses trataba de vendernos el capitalismo verde de su agenda 2030, ha virado su discurso hacia el fervor militarista, escudándose en la supuesta amenaza rusa y la no menos supuesta “autonomía estratégica” respecto de EEUU, cuando en realidad, las exigencias de Trump son precisamente el aumento del gasto en armamento, a cambio de seguir bajo el yugo de la OTAN. De hecho, la guerra de Ucrania no ha hecho otra cosa que aumentar la dependencia europea de las importaciones de armas estadounidenses, que pasaron del 52 % de las compras totales en 2014-19 al 64 % en 2020-2024.

Lo cierto es que a pesar de que la presidenta de la Comisión de la UE, Úrsula von der Leyen, esté exigiendo a la UE un aumento del gasto militar europeo de 800.000 millones de euros en 4 años, Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), la industria de defensa europea, casi toda en manos privadas, ya aumentó un 28,5% su volumen de negocios, hasta los 158.800 millones de euros, entre 2021 y 2023. Las exportaciones militares europeas alcanzaron los 57.400 millones de euros en 2023, un 12,6 % más que en 2022 y es que además de armar a los países fronterizos para frenar criminalmente la inmigración y colaborar con la carnicería humana en Ucrania, ha sido necesario abastecer las demandas del ejercito sionista de Netanyahu para llevar a cabo su genocidio en la franja de Gaza.

Desde la UE se asegura que para financiar esta orgía militarista los Gobiernos podrán incumplir los criterios fiscales de la UE sin ser penalizados y a pesar de que la mayoría de países de la UE ya tenga endeudado más del 100% de PIB. Y para dar ejemplo la austera Alemania ya ha aprobado el “gasto militar ilimitado en el Bundesrat con el voto favorable y vergonzante de Die Linke.

El papel activo en el rearme imperialista del Gobierno PSOE-SUMAR

Nuestro Gobierno super progresista no ha dudado en comprar el discurso militarista, tratando de maquillarlo de humanitario, soberanista y reindustrializador con la ayuda del aparato mediático del grupo PRISA y RTVE. A este discurso se ha opuesto con pose indignada un oportunista PODEMOS que parece haber olvidado que formaba parte del Gobierno que desde 2021 llevó el gasto militar oficial de 12.546 millones de euros a 19.723 millones, creciendo en cuatro años más de un 75% Pero, además, si incluimos otras partidas militares escondidas o maquilladas en los presupuestos, en 2023 este gasto superó los 27.000 millones y ahora Sánchez promete elevar la cifra “oficial” hasta los 36.560 millones para 2029, de manera que la cifra “no oficial” podría escalar hasta cerca de los 50.000 millones de euros.

Gasto militar vs. gasto social: la guerra de clases

Para saber quién pagará la factura de la carrera armamentística, tan solo hay que atender a las declaraciones del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en el Parlamento europeo: «Para aumentar el gasto militar hay que hacer recortes en otras áreas de gasto. De media, los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de su renta nacional en pensiones, salud y sistemas de seguridad social, y solo necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para fortalecer mucho más la defensa.»

El capitalismo europeo necesita revertir las conquistas obreras en materia de derechos y libertades para ser competitiva en el mercado mundial. Todas las organizaciones políticas y sociales tendrán que posicionarse frente a esta disyuntiva. O alinearse con el imperialismo europeo por muy revestido de valores democráticos (como están haciendo los sindicatos mayoritarios y las fuerzas parlamentarias de izquierdas al defender las bondades del rearme para la supuesta soberanía europea frente a los EEUU) o entregarse a la construcción de un frente político y social que defienda los intereses de la clase trabajadora y combata en primer lugar el militarismo y las guerras impulsadas por sus propias burguesías nacionales.