Aprovechamos el espacio de este dossier para hacer un primer balance de la pasada jornada de Huelga General del 27S en solidaridad con Palestina, analizando su importancia política, qué papel jugaron las organizaciones sindicales y estudiantiles o porqué es necesario seguir presionando a este gobierno cómplice con el genocidio sionista.
La importancia política de esta convocatoria
El balance de muertos en Palestina es escalofriante. Más de 40.000 asesinatos entre los que se encuentran más de 15.000 niños/as. Un año después del 7 de octubre, el alto al fuego parece estar cada vez más lejos. En efecto, el objetivo del gobierno sionista no se limita ya a la exterminación del pueblo palestino. Los bombardeos e incursiones del ejército israelí en el Líbano y el incremento de las tensiones militares con Irán así lo demuestran. Nos encaminamos hacia una guerra total por el control de la región. Y mientras tanto los gobiernos imperialistas europeos o de EEUU miran hacia otro lado y mantienen el apoyo a Israel en una clara estrategia para salvaguardar sus intereses económicos en la zona.
En ese contexto, parece evidente la indoneidad de la convocatoria de huelga general del pasado 27 de septiembre por parte de la CGT y de Solidaridad Obrera (SO) al menos por dos motivos: por un lado, por simple solidaridad internacionalista en contra de una matanza y del peligro de la generalización de la guerra y, por otro, para presionar a nuestros gobiernos para que rompan cualquier tipo de relación con Israel.
El Estado sionista es un estado dependiente económica y militarmente. Su fuerza proviene, en gran medida, del apoyo recibido por parte de los países occidentales. Es un país rico y desarrollado gracias a las ayudas externas recibidas. Necesitan exportar productos agrícolas (horticultura) y materia prima (gas). Tiene una dependencia alimentaria y su fuerza militar no sería tal sin el apoyo de EEUU y de Europa. La movilización y la presión contra nuestros gobiernos cómplices recobran, por tanto, una importancia crucial para tratar de detener este genocidio obligándoles a romper relaciones económicas y políticas con el gobierno de Netanyahu. En este contexto se enmarcó la convocatoria de huelga general del 27 de septiembre.
El comunicado de la CGT que lanzaba la convocatoria de huelga señalaba a las claras la complicidad de nuestro gobierno con el genocidio y la necesidad de presionarlo: “la actuación tanto del actual gobierno del PSOE y SUMAR, como de los anteriores gobiernos, está siendo vergonzosa: no se han aplicado sanciones de ningún tipo al comercio con el Estado sionista, la embajada española en Tel Aviv funciona con completa normalidad y no se ha expulsado a la embajadora de Israel en el Estado Español. Además, lo que es mucho más alarmante, se ha intensificado la compraventa de armamento a Israel incluso después del 7 de octubre, participando a sí en esta nueva fase del genocidio contra la población de Gaza”.
En ese sentido, la huelga general habrá tenido el mérito, más allá de las movilizaciones, de tratar de llevar a los centros de trabajo – en los que las organizaciones convocantes tenían al menos cierta implantación – el debate sobre el genocidio en Palestina así como el relacionado con la política desarrollada por nuestro gobierno en este conflicto. Y es que el gobierno de Sánchez no sólo no rompe relaciones con el estado sionista sino que además aumenta la inversión militar de manera escandalosa (+62,4% desde que Sánchez llegara a la Moncloa) en detrimento de los presupuestos destinados a los servicios públicos como la sanidad o la educación.
La jornada de huelga del 27S
Aunque no haya datos oficiales del seguimiento de una huelga general que a todas luces ha sido débil sí que sabemos por datos aportados por la CGT que al menos unas 20.000 personas han participado de las acciones y piquetes organizados durante la mañana del 27. En territorios como Catalunya, algunos accesos han sido bloqueados como la avenida Diagonal, a la altura del Palau Reial, o la avenida Meridiana mientras se impedía la entrada a algunos Carrefour por la implicación de esta empresa con el conflicto. Ciudades como Barcelona, Tarragona o Braix de Llobregat se han visto afectadas por numerosos cortes de carretera.
A las 8:00 se canceló el tren que cubre la ruta de A Coruña-Vigo, según ha confirmado RENFE, por encontrarse ausente parte de la tripulación. En Ferrol, han tenido lugar concentraciones de trabajadores/as de Navantia y Emafesa (Augas de Ferrol). También las ha habido en Madrid frente a Airbus Getafe y frente las dependencias de Amazon. En otras comunidades también ha habido algunos paros importantes como en Metrovalencia mientras en Aragón el informativo de la televisión comunitaria (Aragón Televisión) se ha visto obligado a empezar por primera vez en su historia con 20 minutos de retraso.
En cuanto al movimiento estudiantil, éste también ha estado presente a pesar de que organizaciones con realidad estatal como el Sindicato de Estudiantes (SE) o el Frente de Estudiantes (FdE) decidieran no apoyar la jornada de huelga en los centros de estudio. Las dos corrientes políticas que dirigen al SE y al FdE (Izquierda Revolucionaria (IR) y PCTE respectivamente) decidieron no apoyar ni construir la huelga provocando en multitudes de institutos una desmovilización evidente. Sin embargo, en numerosas ciudades como Santiago de Compostela, Coruña, Oviedo, Bilbao, Valencia o Granada, los y las estudiantes hicieron huelga y estuvieron presentes en manifestaciones por la mañana participando incluso en piquetes conjuntos con trabajadores/as. Han seguido así con la dinámica movilizadora emprendida a finales del curso pasado con las acampadas universitarias que exigieron a los diferentes rectorados la ruptura inmediata de las relaciones académicas con las universidades israelíes.
Por último y no menos importante, la convocatoria del 27S ha permitido la celebración de numerosas manifestaciones en el conjunto del Estado Español con una participación muy notable en muchas de ellas. Se estima por parte de la CGT que unas 150.000 personas salieron a la calle para denunciar el genocidio perpetrado en contra del pueblo palestino y para exigir al gobierno PSOE-SUMAR la ruptura inmediata de relaciones con el Estado de Israel. Una huelga general que ha sido por cierto aplaudida por las organizaciones sociales y sindicales palestinas como una iniciativa de apoyo importantísima que debería ser copiada en la mayoría de los países cómplices del genocidio como método para presionar a dichos gobiernos.
El 27S: una movilización notable a pesar de la orientación desmovilizadora de la mayoría de las direcciones sindicales
Esta convocatoria de huelga general ha logrado un objetivo político importante: retomar con fuerza, en este inicio de curso, la cuestión de la solidaridad con el pueblo Palestino mediante la celebración de grandes manifestaciones en el conjunto del Estado Español. En cuanto al seguimiento de la huelga, es evidente que éste ha sido bajo. Sin embargo, eso no quita que en términos políticos la huelga general haya tenido eco. La dificultad encontrada para movilizar en los centros de trabajo es normal. Por un lado, porque los y las trabajadoras tienden a movilizarse por cuestiones materiales propias y no por cuestiones de solidaridad internacional, y por otro, porque para muchos/as compañeros/as ha costado mucho ver la relación directa entre ponerse en huelga y detener el genocidio. Sin duda, habría ayudado mucho que más fuerzas sindicales, con implantación en la clase trabajadora a nivel estatal, apoyaran dicha convocatoria tratando de responder a esas problemáticas en los centros de trabajo.
La tarea de cualquier organización sindical y de cualquier trabajador/a organizado/a debe ser la de poner en movimiento a sus compañeros/as de trabajo. Para eso, es preciso no conformarse con el nivel de conciencia reinante y no reforzar las dudas que a menudo pueden ser legítimas. La función de una organización sindical combativa debe ser la de aprovechar cualquier convocatoria o conflicto que afecte a nuestra clase, sea éste o no laboral, para hacer avanzar la conciencia política y de clase en los y las trabajadoras. Lo contrario, la adaptación al nivel de conciencia no sirve para nada.
En este caso, está claro que la función de cualquier sindicato combativo debería ser la de denunciar las guerras y a sus responsables, presionar a su propio gobierno para que deje de ser cómplice de masacres y para que deje de destinar miles de millones de euros en inversión para la muerte. Este discurso permite implicar a trabajadores/as en un centro de trabajo en torno a una lucha activa en contra del genocidio en Palestina. Sin embargo, la mayoría de las organizaciones sindicales autodenominadas alternativas y combativas prefirieron mirar hacia otro lado. Algunas de esas por simple debilidad e incapacidad para tratar, en los centros de trabajo en los que tienen implantación, cuestiones ajenas a las condiciones laborales, y otras, por simple adaptación a las políticas del gobierno del PSOE y SUMAR. Es de extrañar en ese sentido que sindicatos como la Confederación Intersindical a la que pertenece por ejemplo USTEA en Andalucía, CoBAS o la CNT optaran por no sumarse a la convocatoria de huelga general a nivel estatal.
En cuanto a las direcciones de CCOO y UGT ya nada nos sorprende. Que estas direcciones tengan en su ADN un sindicalismo de concertación y de diálogo social con la patronal no es ya ninguna exclusiva. Que éstas estén, además, sirviendo para apuntalar las políticas de este Gobierno y en ningún caso para movilizar en contra de sus políticas antisociales tampoco. La nula movilización durante el periodo de la pandemia o con respecto a la cuestión de la crisis inflacionista, las reformas de las pensiones firmadas con nocturnidad y alevosía este verano para permitir que los y las trabajadoras puedan trabajar más allá de los 67 años percibiendo un incentivo económico o el último anuncio de las bajas flexibles no dejan lugar a dudas. CCOO y UGT no tienen intención de movilizar en contra de las políticas antisociales de este gobierno… y menos aún en contra de la política internacional desarrollada por éste. Afortunadamente, algunos sectores de CCOO (aún muy pequeños y desorganizados) no sólo se posicionaron a favor de la huelga general y trasladaron dicho debate en su seno sino que ese día pararon y acudieron a las manifestaciones.
“Gobierno progresista, cómplice sionista”
El movimiento por Palestina en el Estado Español ha cumplido 1 año. En su discurso: la condena, no sólo, del Estado sionista de Israel sino también de las políticas cómplices de los diferentes gobiernos imperialistas entre los cuales se encuentra el gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. En efecto, a pesar de que el gobierno PSOE-SUMAR reconociera el Estado Palestino en el pasado mes de mayo, sus relaciones económicas y diplomáticas no han variado ni un ápice. El Estado Español sigue desarrollando operaciones de compraventa de material militar con Israel. Se estima que el importe de las importaciones de material militar israelí realizadas por el gobierno de coalición ronda los 1100 millones de euros desde el 7 de octubre. Y todo eso a pesar de las múltiples declaraciones de Pedro Sánchez o de su ministro de exteriores, José Manuel Albares, asegurando que se habían roto cualquier tipo de relación de compraventa con el Estado sionista. Sin embargo, un análisis del investigador del Centre Delàs, Alejandro Pozo, acabó desmintiendo a Sánchez y a su ministro. No es de extrañar entonces que las nuevas declaraciones del presidente del Gobierno hablando en esta ocasión de embargo de armas después de que Netanyahu atacara a los cascos azules de la ONU en el sur del Líbano generen pocas ilusiones.
Mientras tanto, Yolanda Díaz, trata de desmarcarse de su propio gobierno a base de declaraciones que exigen la ruptura de relaciones del Estado Español con Israel. Sin embargo, todo se queda en pura cosmética. La práctica de su partido difiere mucho de sus declaraciones. El apoyo de SUMAR a la huelga general ha sido inexistente. La pasividad del PCE, con influencia real en CCOO, así lo demuestra.
El propio reconocimiento del Estado Palestino, del que tanto alardea Yolanda Díaz, no deja lugar a dudas ya que se basa en las fronteras de 1967. Un momento en el que el 78% del territorio palestino ya había sido ocupado por el Estado colonial y sionista de Israel. Así lo recordaron la Plataforma granadina SOS Palestina, a la líder de SUMAR, en un acto en la Universidad de Granada, el pasado 25 de septiembre. En dicho acto la Vicepresidenta que iba a hablar de ¿Cómo democratizar la sociedad y la economía en el actual contexto político? vio como una estudiante, María Sánchez, militante de la Asamblea de Estudiantes por Palestina (AEP) y de IZAR, le decía que: “su gobierno es cómplice de lo que está sucediendo, de la ocupación que está llevando a cabo el Estado de Israel y por eso mismo lo primero que le pedimos es que no nos engañe más. No como hizo el Ministro de exteriores, dónde en tres ocasiones declaró que no se enviaban y no se realizaban exportaciones bélicas con Tel Aviv y luego se demostró que era mentira. ¡No nos engañen más, no puede ser! (…) En el acto de hoy va a hablar de la democratización de la economía. Un término que utiliza para otras cuestiones como la democratización del trabajo. Discúlpenos si abuso de su confianza pero a nosotras nos rechina hablar de la democratización de la economía cuando está sosteniendo económicamente al Estado de Israel, lo que viene a ser legitimar la existencia de ese Estado. Un Estado colonial que está masacrando a un pueblo. Es más para nosotras la verdadera democratización de la economía sería que quienes producimos todo seamos los que decidamos sobre todo. Decidamos dónde va nuestro dinero, porque le diré una cosa, en ningún momento ninguna de nosotras hemos decidido que se destine dinero a armamento, a genocidio ni a masacre… en ningún momento”.
La posición de SUMAR es una muestra más de las contradicciones que supone gobernar con el PSOE. Los años de gobierno de coalición, antes con UNIDAS PODEMOS y ahora con SUMAR muestran a las claras que la salida institucional a cualquier crisis del capitalismo es pura ilusión. Es imprescindible rechazar firmemente la política del mal menor. Ésta solo conlleva el apuntalamiento de la políticas antisociales, la desafección por la política de gran parte de nuestra clase y de la juventud y por consiguiente el reforzamiento de la derecha y de la extrema derecha. La prioridad sigue siendo la de construir organizaciones sociales, políticas y sindicales independientes de las políticas de la izquierda del Gobierno.
El movimiento por Palestina en el Estado Español no se ha dejado engañar. Al igual que ha ocurrido en las últimas manifestaciones por la vivienda, los y las trabajadoras y jóvenes que se movilizan en contra del genocidio y del Estado sionista, saben de la responsabilidad del gobierno PSOE-SUMAR. Las manifestaciones del pasado 5 de octubre con movilizaciones en más de 40 localidades de todo el Estado Español lo demuestran. Al grito de “gobierno progresista, cómplice sionista”, los y las manifestantes saben que la lucha contra el sionismo, la ocupación y el genocidio pasa por la presión sostenida a este gobierno para que rompa todas las relaciones con Israel.