A 90 AÑOS DE LA INSURRECCIÓN DE OCTUBRE EN ASTURIAS

En la actualidad como en 1934, nada que esperar de la orientación institucionalista

El pasado mes de octubre se cumplieron 90 años de la insurrección que protagonizaron los y las trabajadoras durante la II República contra la entrada en el gobierno de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), organización filofascista, tras las elecciones de 1933. Desde el 14 de abril de 1931 había gobernado un gobierno de coalición entre republicanos y el PSOE, un co gobierno que no respondió a las necesidades más apremiantes de la clase trabajadora y que facilitó la represión del movimiento obrero[1], lo que dio alas al avance de la derecha y la extrema derecha del Estado español[2].

Casi un siglo después nos encontramos con otro gobierno de coalición, liderado por el PSOE con el apoyo de Unidas Podemos primero y luego de Sumar que, a pesar de su apariencia progresista, está legislando sin priorizar las necesidades de la clase trabajadora y la juventud. Medidas claramente lesivas como la reforma de las pensiones, el cambio en la gestión de las bajas dándole más fuerza a las mutuas, la eliminación de la nulidad del despido de la Ley de Paridad, facilitar una mayor temporalidad en los empleos con los contratos de fijos discontinuos, unos salarios que siguen sin subirse por encima de la inflación, los últimos acuerdos en materia de inmigración que firmaría el propio PP, etc.

Un gobierno que maquilla su proceder con algunas medidas sociales, que son insuficientes como un Ingreso Mínimo Vital que no llega a dos tercios de las personas que tendrían derecho a él, una bajada del IVA que no paró el ascenso de los precios o el más reciente Bono Alquiler Joven que no va a servir para frenar la escalada de precios y la especulación de los rentistas. Un gobierno que no se enfrenta a los intereses de los capitalistas y que subordina a esta máxima incluso medidas que podrían ser positivas para la clase trabajadora, como la reducción de la jornada laboral en la que la CEOE está aprovechando para exigir medidas claramente perjudiciales para el conjunto de la clase trabajadora (mayor flexibilidad horaria, bancos de horas, facilidades para reducir las IT…) como contrapartida a un apoyo a esta medida. Y lo hacen porque los empresarios se saben fuertes, conscientes de que la orientación de la paz social y el consenso que promueve el gobierno y las direcciones sindicales de CCOO y UGT no beneficia al total de la sociedad, sino solo a la patronal.

Finalmente, este es un gobierno que se suma a las tendencias belicistas aumentado los gastos militares frente a los servicios sociales, que sigue los dictados de la OTAN a nivel internacional como en Ucrania o en el genocidio sionista en Palestina, apoyando a Israel y manteniendo el negocio de venta de armas mientras hipócritamente dicen reconocer a Palestina como estado. Un gobierno que no ha derogado la Ley Mordaza y que hace uso de la represión contra quienes se movilizan contra sus políticas: más de 100 días en la cárcel para los 6 antifascistas de Zaragoza, la condena a 3 años y medio de cárcel para las 6 sindicalistas de la CNT de Gijón, la brutalidad policial y las multas a los estudiantes de Granada y Santiago que muestran su solidaridad con el pueblo palestino, las tanquetas contra los huelguista del metal en Cádiz…

Conocer el pasado para luchar en el presente

El peligro de no conocer el pasado es repetir los errores. Este gobierno, que se denomina de izquierdas pero hace políticas de derechas, se ha mantenido electoralmente por el miedo a una alternativa compuesta por la derecha y la extrema derecha. Se agita así la bandera de la política del mal menor, pero esto no puede seguir funcionando eternamente. Y menos aún si se siguen sucediendo las políticas antisociales contra a clase trabajadora y la juventud. Una clase trabajadora y una juventud que sigue cobrando por debajo de la inflación o sigue sin poder acceder a una vivienda.

No podemos correr el riesgo de repetir errores, por eso es tan importante aprender de las experiencias obreras que nos precedieron. Aunque desde IZAR profundizaremos sobre la insurrección de Asturias durante este mes de Noviembre, queremos esbozar aquí algunas de las enseñanzas que ese episodio nos ha legado: que es el sistema capitalista el que hoy, igual que hace 90 años, sigue generando explotación y opresiones para la mayoría de la sociedad; que el camino institucional y el pacto social de colaboración entre las clases solo conduce a derrotas; que este camino además allana el ascenso de la extrema derecha y que para cambiar esta situación y defender sus propios intereses, la clase trabajadora tiene que movilizarse por sus intereses gobierne quien gobierne. Los y las trabajadoras y la juventud solo pueden confiar en sus propias fuerzas, por el papel que juegan en esta sociedad, a la que hacen funcionar con su trabajo, y en sus propios herramientas y métodos de lucha, esto es la auto organización, las movilizaciones, las luchas y las huelgas. Aprendamos las lecciones de 1934 en Asturias para nuestra lucha actual contra las injusticias, la miseria, las guerras, las opresiones y la explotación que generan el capitalismo.

[1]. Ley de Defensa de la República

[2]. En las elecciones legislativas de 1933, la CEDA fue la más votada, seguido del Partido Republicano Radical que también era de derechas. El PSOE fue el tercero.