11 meses han pasado desde el 7 de octubre de 2023 y el inicio del genocidio colonialista del Estado de Israel contra el pueblo palestino en respuesta al ataque de Hamas. Saber las cifras certeras de palestinos y palestinas asesinadas desde ese día es complicado. Un estudio realizado por la revista científica The Lancet y publicado el pasado 5 de julio ha catalogado como esencial el contabilizar el número de muertos en Gaza. Según este medio, contando las víctimas indirectas (es decir, enfermedades, hambre y otras problemáticas) el número podría ascender a 186.000. Sin olvidar que, aunque el genocidio terminara hoy mismo, durante meses y años se estarían viendo las consecuencias por enfermedades reproductivas, transmisibles y no transmisibles. A día de hoy, por motivos estrictamente “bélicos” habrían muerto más de 41.000 palestinos y palestinas, y aunque el gobierno sionista no las reconocen, los servicios de inteligencia israelí las han aceptado como cifras reales.
A pesar de las cifras, el primer ministro israelí, Netanyahu, todavía se atreve a decir ante los medios que “quienes asesinan a secuestrados no quieren un acuerdo”, tras la noticia de los presuntos asesinatos por parte de HAMAS de 7 rehenes (los cuales dicen que han sido los propios bombardeos israelíes los que han acabado con esos rehenes), y con unas masivas protestas en Tel Aviv por la población israelí exigiendo un alto al fuego y un proceso de negociación tras la convocatoria de una huelga general.
En nuestros estados, las políticas llevadas a cabo por la UE y el Estado español dejan mucho que desear. Mientras que el pasado mes de mayo se acordó por los estados miembros una partida de 5000 millones de euros para impulsar y renovar la asistencia militar en Ucrania, para Palestina solo han quedado las palabras vacías de apoyo, condenando algunos asentamientos israelíes y el anuncio de nuevas viviendas a las Cisjordania ocupada pero sin llevar a cabo ninguna medida para hacer cumplir un alto al fuego. Aquí en el Estado Español, de sobra es sabido que mientras el Pedro Sánchez anunciaba el reconocimiento del Estado palestino se mantenían las relaciones armamentísticas con Israel, concretamente, destinándose 1000 millones de euros para armamento “probado en combate”.
La hipocresía de nuestros gobiernos hacia el pueblo palestino y el papel de la clase trabajadora y la juventud.
Para los gobiernos imperialistas no ha bastado el apoyo al Estado sionista de Israel para que lleve a cabo un genocidio sino que se ha intentado reprimir toda protesta organizada por los y las trabajadoras y la juventud. Lo hemos visto en EEUU reprimiendo los antidisturbios a los y las estudiantes, en Francia prohibiéndose las manifestaciones en apoyo al pueblo palestino pero también en el Estado español donde, por ejemplo, se envió a la Policía Nacional al campus de Valencia o de Sevilla para amendrentar a la juventud estudiantil.
Frente a todo esto, han habido muchos ejemplos de solidaridad, no solo por parte de la juventud (que han sido masivas y la mecha en numerosos lugares consiguiendo incluso en lugares como Granada, tras 9 días de acampada, que el rectorado rompiese relaciones académicas con Israel) sino también por parte de trabajadores y trabajadoras como es el caso de los estibadores de Génova, Bélgica o Barcelona, no permitiendo la actividad de barcos que contengan material bélico.
Pero no es suficiente, es necesario que el conjunto de la clase trabajadora y de la juventud se movilice para exigir a nuestro propio gobierno que rompa cualquier relación y que presione al Estado sionista de Isreal para que se acabe con este genocidio. El problema no es nuevo. Se trata de acabar con una política sistemática de colonización por parte del Estado de Israel hacia un pueblo que lleva décadas siendo expulsado de su tierra.
¿Por qué hacer huelga el 27S?
Por todo esto, desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria queremos posicionarnos públicamente en apoyo a la huelga para el próximo 27 de septiembre que, hasta día de hoy, ha sido convocada por el sindicato CGT y apoyada por otras organizaciones sindicales y sociales así como por algunas acampadas estudiantiles por Palestina. Somos conscientes de que la huelga no va a lograr tener el impacto necesario en el conjunto de los centros de trabajo como para revertir la política de este gobierno en materia de defensa y en lo que se refiere a las relaciones con el Estado de Israel. Las direcciones de las organizaciones sindicales con peso en la clase trabajadora que están decidiendo mirar hacia otro lado están favoreciendo que eso ocurra. Sin embargo, pensamos que la convocatoria tiene el mérito de llevar el debate del genocidio del pueblo palestino y de la responsabilidad de nuestro gobierno a los centros de trabajo.
En efecto, no hay que olvidar que, además de colaborar con el Estado de Israel en dicha matanza, la perspectiva militarista del Estado español se ha materializado ya en la destinación de 1129 millones de euros para suministros de armamento, material, munición y equipamiento militar porque para la ministra Margarita Robles “invertir en Defensa es invertir en paz”, y que las subidas en los gastos militares son en detrimento de los servicios públicos y básicos, como la vivienda, para la clase trabajadora y la juventud.
Exigimos un alto al fuego inmediato, la retirada inmediata de los colonos de los territorios ocupados y que el gobierno de PSOE-SUMAR acabe con todas las relaciones académicas, políticas, culturales u económicas con el Estado sionista de Israel como medio de presión a la vez que acabe con esa política de escalada belicista que sólo conlleva un aumento indecente de los presupuestos militares, mientras sigue sin dar respuestas a problemas sociales como la vivienda, la educación, la sanidad, los salarios o las pensiones.
