Si pudiésemos resumir con trazo grueso y en 2 escenas lo más destacado del curso político tras el verano desde la óptica de la izquierda, a nivel estatal e internacional, podríamos señalar la ruptura de Podemos con la coalición Sumar y la lluvia intermitente de muertes en la franja de Gaza a manos del Estado sionista. Puede resultar frívolo juntar en un mismo marco una viñeta con la otra, el carácter doméstico y de táctica política de la formación de Ione Belarra con el último genocidio ejecutado en directo. Pero me explico: no soy yo quien establece la relación.
Desde que Israel decidiera responder a Hamás del 7 de octubre, más de 32000 palestin@s han sido asesinad@s en la franja de Gaza. Si hacemos una comparativa con el otro “conflicto bélico” protagonista en Europa desde hace 2 años, Netanyahu está asesinando civiles a un ritmo 400 veces superior al de Putin en términos relativos. Esta carnicería ha tenido durante este tiempo una respuesta social importante y continuada en el E.Español, pero desgraciadamente no todo lo masiva que debería, y que evidentemente ha obligado al PSOE y Sánchez a virar del cierre de filas con Israel, como Scholz y el resto de líderes de la UE.
Pero también hay que afirmar que este genocidio ha sido aprovechado políticamente de una forma nauseabunda por Podemos en su ruptura con Sumar. El innegable humillante ninguneo de Yolanda Díaz a sus 5 diputados apartándolos de las portavocías y de las comisiones más importantes desde que echó a andar la legislatura del 23J, sirvió a finales de 2023 a Ione Belarra para erigirse como una “izquierda auténtica” en política internacional y preparar su candidatura a las elecciones europeas, una cita útil para disputar el espacio reformista fuera de las trampas de la lógica gobernista del gobierno.
El asedio de la sangrante franja de Gaza ya sirvió para marcar la diferencia dentro de los ministros de Unidas Podemos del saliente gobierno de Sánchez-Díaz desde octubre. El tono de la posición de las ministras Montero y Belarra fue escalando durante ese mes de manera contundente, mientras Yolanda Díaz esperaba unificar una respuesta con Pedro Sánchez, de modo que incluso en el mundo árabe a través de Al-Jazeera tuvo eco su condena al sionismo. Pero las redes sociales devolvieron a Podemos la imagen del espejo señalando la venta de armamento aprobada en consejos de ministros de los que formaron parte desde 2019.
En palabras de la formación morada, “ha sido la gota que ha colmado el vaso” que precipitó la decisión de pasar a grupo mixto el no haber permitido la intervención de Ione Belarra como Sumar en la comparecencia del ministro de Exteriores Albares sobre el genocidio sionista en Gaza a finales de noviembre, precisamente cuando las declaraciones sin ambages de la propia líder de Podemos todavía dentro del gobierno en octubre ya la habían situado como diana de las críticas de Israel al gobierno PSOE-UP.
Es innegable que la voz en el Congreso que con más contundencia ha condenado el genocidio de Israel y que de forma más concreta ha exigido a Pedro Sánchez “que pase de las palabras a los hechos” en cuanto a la ruptura de relaciones y de comercio de armas es Podemos de la misma forma es innegable que no habría sido igual dentro del gobierno. E igualmente podríamos decir ahora de la sobreactuación respecto a la nueva base de la OTAN en Mahón.
De la misma forma que la intervención parlamentaria de Belarra, ya como diputada del grupo mixto, para retratar con una PNL con 7 puntos sobre el conflicto en Gaza al gobierno (pero específicamente al PSOE) fue correcta y nítida, no deja de sorprender que Palestina y el programa internacionalista y solidario de la izquierda no estuviera en la firma y abrazo de Pablo Iglesias en 2019 y se utilice ahora como línea de demarcación contra Sumar.