HASTA DÓNDE PUEDEN LLEGAR LAS ACTUALES MOVILIZACIONES EN TURQUÍA

Traducción de un artículo de NPA-Révolutionnaires.

Mientras Turquía vive desde mediados de marzo una ola de manifestaciones sin precedentes desde 2013 tras las detenciones de dirigentes de la oposición, el presidente turco suspendió un canal de televisión de la oposición y expulsó al corresponsal de la BBC. Después de que el sindicato Disk hubiera llamado a la huelga el día 28 sin mucho éxito, Erdogan prolongó 3 días las vacaciones del fin de Ramadán esperando frenar el estallido de protestas estudiantiles.

El 19 de marzo fue arrestado el alcalde de Estambul, Ekrem İmamoglu, reelegido por una abrumadora mayoría candidato kemalista para las elecciones de 2028, acusado de corrupción y terrorismo y reemplazado por un administrador designado por el gobierno. Desde entonces, más de un millón de manifestantes han salido a las calles en Estambul, Ankara y Esmirna, ciudades donde la oposición es mayoritaria. El CHP de Imamoglu transmitió los llamamientos estudiantiles a concentrarse con un amplio seguimiento.

En las calles grupos de extrema derecha atacan al movimiento estudiantil junto a la policía, mostrando los símbolos de los Lobos Grises (organización armada ultranacionalista). Al día siguiente de la detención, grupos estudiantiles convocaron una manifestación que tuvo un amplísimo eco. El CHP después de un breve apoyo pidió a la juventud que su movilización se interrumpiera para dejar que el partido encauzara institucionalmente el descontento, petición que no fue escuchada.

El régimen de Erdogan endurece la represión

El ministerio del Interior ha confirmado más de 1.400 detenciones, pero el recuento no es transparente. El régimen prohibió a los periodistas informar, ha cerrado muchas webs y perfiles de la red X. El World Socialist Web Site informó el 27 de marzo de que hay encarcelados militantes del Partido Laborista (EMEP), el Partido de la Democracia de los Trabajadores (İDP), el Partido de la Izquierda, el Partido de los Trabajadores de Turquía (TİP), el Movimiento Comunista de Turquía (TKH) y el Partido Comunista de Turquía (TKP).

Entre los activos de Erdogan está la actitud del HDP, el Partido Democrático de los Pueblos, surgido del movimiento kurdo progresista. Durante las protestas de 2013 permaneció al margen de las movilizaciones, lo que ayudó significativamente a su represión. Hoy la posición del HDP es ambigua, pues muchos kurdos en Turquía participan en las protestas pero a la vez se ve obstaculizado por las negociaciones secretas con Öcalan, el líder histórico del PKK, formación kurda involucrada en la lucha armada contra el estado turco.

La juventud expresa su rebelión contra un régimen cada vez más dictatorial y asfixiante, pero el descontento es generalizado en un país que sufre una hiperinflación oficial del 44,4% en 2024 y apenas el 60% de la población activa recibe el salario mínimo, que es actualmente de 607 euros. Al mismo tiempo, se espera que el número de multimillonarios en dólares haya aumentado un 43% en 2028 y la duplicación del número de Lamborghinis y Bentleys vendidos en Turquía entre 2023 y 2024 son solamente la cara visible de esta expansión.

La gran incógnita es si la especialmente numerosa clase obrera turca se sumará al movimiento social. Paralelamente han estallado huelgas por los salarios en Mersin, ciudad obrera de más de un millón de habitantes en la costa mediterránea con una gran comunidad kurda, mientras que los trabajadores de la construcción de una central nuclear y el sindicato de trabajadores agrícolas también amenazaron con huelgas. Aunque el sindicato Disk convocó huelga, otras organizaciones sindicales opuestas al régimen permanecen al margen, que probablemente temen más desencadenar la ira de la patronal.