Camareras de piso: explotadas por la patronal mientras el Gobierno mira hacia otro lado
Sin camareras de piso no habría hoteles. Eso es un hecho. Su tarea no es en absoluto prescindible. Al contrario, si no van a trabajar desaparece la función misma de un Hotel. Uno pueda albergarse en un hotel sin cocinero/a, sin botones o sin recepcionista. Puede que en ese caso la estancia sea menos placentera para el cliente. Pero, si faltan las camareras de piso, se acabó. Nadie puede albergarse en un hotel si antes no se ha limpiado su habitación. Sin duda esa es la fuerza de un colectivo que sin embargo lleva toda la vida siendo agredido por la patronal y por los poderes públicos. Una patronal que aplica condiciones de trabajo ultra precarias con unos ritmos de trabajo insoportables mientras los gobiernos de turno miran hacia otro lado.
“Voy a vivir toda mi vejez con dolor, y además con dolor crónico” (…) “Tengo tres hernias, quistes de tarlov, tendinitis crónica, epicondilitis crónica y tengo los dos metatarsianos para operar”. Así respondía María del Mar Jiménez, representante de Unión Kellys, cuando se le preguntaba por las enfermedades relacionadas con su trabajo. Unas enfermedades raramente reconocidas como profesionales para un sector dañado por el trabajo que no puede jubilarse con el 100% antes de los 67 años cuando, según datos de la asociación, apenas el 5% de las trabajadoras llegan a la edad de jubilación.
La realidad de las camareras de piso es la negación diaria de sus derechos laborales. En los hoteles no hay normas más allá de las que se inventa la patronal. Las externalizaciones del servicio están a la orden del día. A pesar de no ser un servicio especializado ajeno a la actividad principal, los departamentos de camareras de piso están subcontratados por empresas externas que no se rigen por el convenio de hostelería sino por convenios inferiores en materia de derechos laborales.
El acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos hablaba de “modificar el artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores sobre contratación y subcontratación laboral a efectos de limitar la subcontratación a servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa”. Sin embargo, 6 años después, ni ese gobierno de coalición ni el actual con Sumar han cumplido su promesa. Al contrario, en la reforma laboral aprobada en 2022, esa cuestión tampoco se ha solucionado. No es de extrañar que la representante de la Unión Kellys estallara entonces en pleno Congreso de los Diputados contra la Ministra de Trabajo diciendo: «A Yolanda, la última vez que me la encontré, que fue aquí cerca, lo primero que le dije fue que en las próximas elecciones no tiene ninguna foto con las kellys, que de eso me encargo yo»
Pero las camareras de piso resisten y consiguen mejorar sus condiciones laborales
En Granada, las camareras de piso de la totalidad de los hoteles padecen una misma realidad. Contratos parciales. Salarios por debajo del convenio de hostelería aunque no sea legal. Aplicación de convenios inferiores cuando los hay. Trabajo a destajo con números de habitación por jornada totalmente inasumible sin hacerse polvo y sin quedarse más tiempo en el centro de trabajo que el que aparece en el contrato falsificando el fichaje. Esa es el día a día de un sector altamente feminizado que cuando lleva años trabajando está completamente machacado físicamente.
Pero cada son más las trabajadoras que deciden organizarse y reivindicar lo que es suyo. La aplicación del convenio de hostelería, y no sólo a nivel salarial sino de manera íntegra: respeto de los descansos, las vacaciones, ritmos de trabajo asumibles, respeto de las horas contratadas, y un largo etc. Los ejemplos de las luchas en los Hoteles Real de la Alhambra, Cóndor, Five Senses, Room Mate, Urban Dream o ahora en el Barceló Congress demuestran que es posible imponer a la patronal la aplicación del convenio de hostelería y que cuando ésta decide reprimir y despedir a las trabajadoras por sindicarse y movilizarse es posible conseguir la readmisión.
Hay que seguir por esa vía pero dando un pasito más. Se hace imprescindible tratar de dar una respuesta que vaya más allá de hotel por hotel. Hace falta visibilizar las condiciones de un sector muy golpeado unificándolo en una movilización de conjunto. Hay capacidad y fuerza para ir avanzando en ese sentido ya que sin camareras de piso no hay Hoteles.