GEORGIA: UN SUEÑO QUE VIRA A LA PESADILLA

Traducción del artículo de Aurélien Pérenna, militante de NPA-Révolutionnaires

Manifestaciones masivas marcaron los últimos días del año 2024 en Georgia, con decenas de miles de personas concentradas frente al Parlamento en Tiflis la noche el del 31 de diciembre. Los opositores acusan al gobierno, dirigido por el partido “Sueño georgiano”, de haber votado leyes liberticidas que habrían sido dictadas por Rusia en contra de las personas LGTB, de haber amañado las elecciones legislativas del pasado 26 de octubre y de haber suspendido, a finales de noviembre, el proceso de adhesión a la UE.

Una presidenta francesa en contra de un oligarca ruso

La presidenta saliente, Salomé Zourabichvili, la cual considera ser la única “presidente legítima” es una política francesa. Nacida en Francia y posteriormente naturalizada georgiana, es una persona cercana a Macron, al que apoyó en 2022. No sólo se ha limitado a defender la adhesión de Georgia en la UE, sino que también quiere que el país integre la OTAN. Hace, para ello sin mucho éxito, un llamamiento al ejército afirmando que “sigue siendo su comandante en jefe”. Nathalie Loiseau, diputada europea, y antigua ministra del gobierno de Édouard Philippe, poco conocida por su compromiso en defensa de los derechos sociales y democráticos, fue a mostrar su apoyo a los manifestantes en Tiflis.

El sucesor de la presidenta saliente, el antiguo futbolista Mikheïl Kavelashvili, entronizado el domingo 29 de diciembre en el Parlamento, a puerta cerrada, a causa de las manifestaciones masivas, defiende posiciones de extrema derecha. Es, de hecho, el hombre del verdadero jefe del partido en el poder, Sueño georgiano: Bidzina Ivanichvili, un multimillonario que logró su fortuna en Rusia…que detiene, sin embargo, un pasaporte francés y recibió la legión de honor francesa en 2021. En abril de 2024, denunció a un “partido mundial de la guerra” que trataría de comprometer la seguridad de la región atrayendo a Georgia del lado de Ucrania en contra de Rusia. Lo cual conecta con una violenta política reaccionaria en contra de los LGBT, en el nombre de la tradición y de la religión. Sin embargo, estos dirigentes siguen afirmando oficialmente que persiguen el objetivo de integrar la UE. Un objetivo que se marcó hace mucho tiempo la burguesía georgiana.

Una crisis enmarcada en la subida de las tensiones internacionales

¿Situarse del lado del imperialismo ruso o del lado de los imperialismos occidentales? Esa es la pregunta que se hacen los dirigentes políticos y económicos del país, con cálculos e búsqueda de intereses puros y duros. Los EEUU han tomado cartas en el asunto y han emprendido sanciones en contra de Bidzina Ivanichvili. Como lo hicieran ya portavoces de la UE. Para los y las trabajadoras, y la decenas de miles de jóvenes que salen a la calle desde hace meses, la solución no vendrá en ningún caso de uno u otro bando, del este o del oeste, al vivir ambos bandos de la explotación y de los beneficios. Por supuesto, tiene razón de oponerse a un poder cada vez más reaccionario y autoritario: cerca de 500 manifestantes han sido detenidos desde el 7 de diciembre, entre os cuales 300 fueron golpeados por la policía de manera impune. Medidas han sido tomadas para impedir que los trabajadores/as despedidas sean reintegradas por parte de los tribunales. Varias personalidades que participan en el movimiento contestatario, como el poeta Zviad Ratiani, han sido agredidas físicamente por grupos que defienden el poder. Sin que alberguemos por nuestra parte, evidentemente, ningún tipo de ilusión en los Zourabichvili o las Loiseau, sólo podemos comprender la revuelta.