Los pasados 10, 11, 12 y 13 de diciembre los y las trabajadoras de Litera Meat, el mayor matadero de Europa situado en Binéfar (Huesca), llevaron a cabo una huelga histórica convocada por la sección sindical de CNT de esta planta. Esta empresa, propiedad del Grupo Pini, cuenta con más de 1600 operarios, siendo migrantes más del 90%.
La plantilla lleva años denunciando la constante violación de derechos laborales y exige una reivindicación básica con esta huelga: el cumplimiento de la ley. Denuncian jornadas habituales de 10 horas a un ritmo frenético de trabajo, donde se sacrifican, por hora, 900 cerdos, que deben deshuesar con cuchillos desafilados. Esto produce accidentes y lesiones graves que la empresa reconoce como enfermedad común y no laboral. Además, se producen despidos por estar de baja médica, no se permite el acceso libre al baño, ni se pagan las horas extras.
A pesar de la presión ejercida por la patronal cárnica y el boicot por parte del Comité de Empresa, compuesto mayoritariamente por CCOO, la huelga fue exitosa, con un seguimiento de hasta el 85%, según las cifras publicadas por CNT. Sin embargo, terminó sin acuerdos. La empresa se negó a negociar la mejora de las condiciones laborales, excusando que solo negociaría con el comité de empresa —un comité que, con solo observar su composición frente a la gran mayoría racializada de la plantilla, evidencia la nula representatividad que tiene—. Si bien es importante estar presentes en los órganos de representación del centro de trabajo como el Comité de Empresa, cosa que rechaza CNT, en última instancia será mediante la movilización y la autoorganización como se podrán conseguir las mejoras necesarias en las condiciones de trabajo. Aun así, estos paros han motivado un aumento en la concienciación y la autoorganización de los y las trabajadoras, que permitirá continuar la lucha.
Los horrores de la industria cárnica no terminan aquí. Actualmente el sector cárnico se instala de forma importante en los entornos rurales, donde se muestra como uno de los más explotadores, opacos, contaminantes, con gran poder de influencia política y brutalmente perjudiciales para las personas y los animales. Son muchos los trabajadores que han denunciado las condiciones de trabajo dentro de los mataderos. Durante las largas jornadas de trabajo tienen que lidiar con la violencia intrínseca de este sector —como los gritos de animales o su sacrificio constante—, provocando en muchos trabajadores estrés postraumático y que, a veces, tengan que recurrir al alcohol y las drogas para evadirse. Esta es la realidad actual de la industria ganadera en Europa, donde un total de 387 mil millones de euros de la Política Agraria Común (PAC) europea, casi el 33% del presupuesto anual, van a parar a macrogranjas, donde se llevan a cabo prácticas abusivas.
Ni nuestra salud, ni la del planeta, figuran entre las preocupaciones de las grandes multinacionales, cuyo único interés reside en la acumulación de capital. Frente a esto, la experiencia de las y los trabajadores de Litera Meat es un ejemplo de dignidad y lucha obrera. Para superar este modelo productivo que permite que los capitalistas se enriquezcan explotando tanto a las personas como a los animales y la naturaleza, es necesaria la organización de los y las trabajadoras en torno a un programa que imponga la distribución de recursos y la producción a medida de las necesidades e intereses actuales de nuestra clase y de la naturaleza.
