La Unión Europea ya ha gastado casi el equivalente del presupuesto conjunto de un año para apoyar a Ucrania. «La ayuda global de la UE a Ucrania y su pueblo por parte de los Estados miembros y de la UE asciende hasta ahora a más de 118 mil millones de euros», dijo el Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en respuesta a una pregunta parlamentaria. Es una cifra impresionante, teniendo en cuenta que sólo en el año 2023 el presupuesto común ascendió a 186.600 millones de euros. Son las cifras de la ayuda económica y financiera de los 27 a Kiev, unos 43.500 millones de euros para apoyo militar.
La ayuda al presidente ucraniano en su respuesta a la agresión militar rusa empieza a alcanzar proporciones significativas y sin precedentes. Los más de 118 mil millones de euros en asistencia financiera, especifica Borrell, incluyen alrededor de 43,5 mil millones de euros en apoyo militar, de los cuales 6,1 mil millones provienen del Fondo Europeo de Paz. Hasta ahora, casi un tercio del esfuerzo económico de los 27 estados miembros ha servido para alimentar la maquinaria de guerra ucraniana para permitir la defensa y el contraataque. En este ámbito, el apoyo de la UE marca la diferencia, por ejemplo, en materia de defensa aérea.
Las cifras y los números, sin embargo, son parciales y es probable que se actualicen nuevamente. “La UE seguirá apoyando a Ucrania frente a la guerra de agresión de Rusia”, asegura Borrell. Es la confirmación de que es también el resultado de la evolución de un conflicto que ya no es sólo entre Moscú y Kiev. “Rusia también ha comenzado a utilizar misiles de la República Popular Democrática de Corea y quizás pronto iraníes”, denuncia el Alto Representante. Esta escalada del conflicto no permite pensarlo dos veces.
De ahí la advertencia política a todos los socios de la Unión Europea. Cualesquiera que sean los movimientos y decisiones del nuevo presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, la UE tendrá que llevar la cuenta: “Cualquier solución que ignore la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania implicaría recompensar al agresor y legitimar los intentos de rediseñar fronteras por la fuerza, no sólo en Europa”.
Se da el caso además de que la UE está redirigiendo para fines militares miles de millones de euros de los llamados Fondos de Cohesión en medio de una escalada bélica sin precedentes en el viejo continente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las cifras hablan por sí solas: hasta 392.000 millones de euros del presupuesto de la UE (2021-2027) podrán ir a fines bélicos, concretamente a equipos e infraestructuras militares. Es la llamada Economía de Guerra de la que tanto hablan los burócratas de Bruselas en estos últimos tiempos, pidiendo sacrificios a la clase trabajadora bajo el argumento de una inminente amenaza rusa.
A priori, estos fondos debían servir para ayudar a los estados miembros de la UE a reforzar la cohesión económica, social y territorial. Sin embargo, Bruselas ha apostado por la escalada bélica. La UE busca con este cambio de paradigma que los países miembros usen los Fondos de Cohesión para subvencionar la industria armamentística y proyectos e infraestructuras en las que el capital privado no está interesado en invertir. A pesar de que estos fondos no pueden utilizarse para comprar equipos de defensa ni financiar directamente al ejército, sí es posible usarlos para impulsar la producción de armas y municiones, así como productos de doble uso, como por ejemplo armas de fuego o drones.
Principalmente estos fondos serán destinados a países de Europa del Este y del Báltico, que están aumentando significativamente su gasto militar, se encuentran cerca de Rusia y lideran el apoyo militar a Kiev. Otro país que recibirá una buena partida de los fondos será Alemania, debido a su situación geográfica clave para la movilidad militar europea.
Traducción del medio digital eunews.it