Donald Trump se pavonea tras su espectacular triunfo hace una semana. Esta vez fue elegido presidente de los EEUU no sólo con la mayoría de los electores, sino con la mayoría de votos del país. Al mismo tiempo, sus partidarios obtuvieron la mayoría en el senado y probablemente mantendrán la mayoría en la Cámara de Diputados.
¿Victoria de Trump… o derrota de los demócratas?
La “victoria política sin precedentes” en EEUU de la que Trump se enorgullece se obtuvo… por sólo 200.000 votos más que en su derrota de 2020. Si Trump fue elegido, fue ante todo porque su oponente demócrata perdió 10 millones de votos de los obtenidos por el presidente saliente Joe Biden hace 4 años. Y Kamala Harris no los perdió sola, sino que todo el gobernante Partido Demócrata fue sancionado.
Harris se vanagloriaba la buena salud de la economía estadounidense y su crecimiento. Sus partidarios calificaron de “fake news” trumpistas las críticas a la creciente pobreza de un gran número de estadounidenses de entornos modestos. Pero la inflación es una realidad: un 25% en los precios de los alimentos, un 54% en la vivienda y un 61% en la energía desde 2019. La única categoría en la que los demócratas obtuvieron más votos es la de los hogares que ganan más de 200.000 dólares al año. Han servido a los ricos y capitalistas estos últimos años.
Trump mes el enemigo de tod@s los trabajador@s
Donald Trump servirá a los ricachones multimillonarios.Promete resolver nada menos que todos los problemas de EEUU, pero confía para ello al multimillonario racista y fascista Elon Musk la tarea de dar un tajo a los servicios públicos con una motosierra. Habla de libertad, pero amenaza con prisión –o algo peor– a todos aquellos que no compartan su visión racista y misógina del mundo, o su negación del cambio climático.
Promete una “edad de oro” que de inicio será un infierno para l@s inmigrantes. Si amenaza con acorralarl@s y expulsarl@s por millones, incluidos quienes ya no tienen ningún vínculo con su país de origen, es para aterrorizarl@s y dejarse explotar en silencio. Por lo tanto debilita a tod@s l@s trabajador@s frente a sus patrones. Es dividir a esta clase trabajadora estadounidense que está levantando la cabeza y bien podría dirigir su ira contra el nuevo equipo en el poder.
Viva la lucha de nuestros hermanos y hermanas de clase
Durante el año pasado, una serie de huelgas importantes demostraron que l@s trabajador@s en EEUU, nativ@s e inmigrantes, blanc@s y negr@s, hombres y mujeres, hombro con hombro, han logrado imponer aumentos salariales sustanciales: 40% en el sector del automóvil, 38% % en Boeing, y 62% entre l@s trabajador@s portuari@s. Por supuesto, por muy impresionantes que sean estas cifras, sólo compensan las pérdidas de años de salarios congelados.
Pero precisamente, después de años de seguir las consignas de las direcciones sindicales predicando el entendimiento con los empresarios, l@s trabajador@s están regresando al camino de la lucha. Sin embargo, las elecciones estadounidenses demuestran que no hay ningún amigo del mundo del trabajo entre los aspirantes al poder. En EEUU como en el E.Español, l@s trabajador@s carecen de un partido capaz de competir con los 50 matices de los partidos burgueses. No para disputarles plazas en las instituciones al servicio de los patrones y ricos, sino para organizar la toma del poder real: el de dirigir la sociedad.