El pueblo palestino sigue sufriendo el genocidio y el apartheid; el Estado español sigue dando apoyo material al régimen sionista de Israel. Las relaciones del Gobierno español con dicho régimen han provocado el aumento del presupuesto militar en detrimento de los fondos destinados a los sectores públicos, como sanidad y educación. Por ello, la Confederación General del Trabajo (CGT) ha convocado una jornada de lucha y huelga general el día 27 de septiembre, contra la complicidad de nuestras instituciones y gobiernos, y en solidaridad con los trabajadores y las trabajadoras palestinas.
El conjunto de relaciones militares, comerciales y diplomáticas entre el Estado español y el régimen sionista de Israel son la consecuencia de una política capitalista e imperialista llevada a cabo por el «Gobierno más progresista de la historia de España». El gobierno PSOE-SUMAR desde el 7 de octubre ha reafirmado decididamente su posicionamiento con el sionismo y el imperialismo apoyando la inane solución bi-estatal, intensificando la compraventa de armamento con el Estado genocida de Israel y reprimiendo internamente las protestas pro-Palestina como hizo con las acampadas estudiantiles.
Precisamente desde ese día, en el Estado español aumentó el número de protestas ante el régimen sionista y su apoyo por parte de la comunidad internacional. Ello derivó, como se ha mencionado, en las diferentes acampadas universitarias en solidaridad con Palestina, con el objetivo de que las instituciones suspendieran todo tipo de relaciones con Israel. Y es que el genocidio y el apartheid —y el propio régimen sionista por sí mismo— solo se sostienen con la complicidad y los apoyos internacionales, así como el ofrecido por el Gobierno y algunas instituciones estatales. Algunas acampadas conquistaron algunos de los objetivos, mientras que otras sufrieron una fuerte represión por parte de las fuerzas represivas del Estado, como la que se produjo en la acampada de la Universidad de Sevilla. Ante, por un lado, la inacción del Gobierno central en relación con el cese de sus «cortesías» con el régimen sionista y, por otro, la represión del movimiento organizado en solidaridad por Palestina algunas acampadas, como la de Granada o la de Barcelona, llamaron a continuar la lucha con las/os trabajadoras/es y se organizaron asambleas unitarias en este sentido. En medio de todo esta escalada de luchas, el músculo del movimiento propalestino que conformaban las acampadas y el apoyo de parte de la clase a trabajadora a las movilizaciones, CGT junto a Solidaridad Obrera y la RESCOP tuvieron la iniciativa de convocar una próxima Huelga General en solidaridad con el pueblo palestino.
Algunas acampadas, como la de la Universidad de Granada, contaron con el apoyo y la colaboración de trabajadores y trabajadoras dentro y fuera de la comunidad universitaria. Por todo lo expuesto, la necesidad de seguir presionando en todos los sectores y de defender las pequeñas victorias universitarias, resulta fundamental que los y las estudiantes se unan a la huelga general y, de la misma manera, es de vital importancia que no sólo los sindicatos alternativos apoyen esta propuesta, sino que los mayoritarios se sumen a esta convocatoria. Sindicatos como UGT o CCOO han seguido los pasos del Gobierno, manifestando públicamente apoyo por Palestina, pero sin llevar a cabo acciones reales, señalando a la resistencia y rechazando incluso esta propuesta de huelga general.
En cuanto a la clase trabajadora dentro del Estado español, hay algunos ejemplos que demuestran que ésta es sensible a la lucha del pueblo palestino como el de la Organización de Estibadores Portuarios de Barcelona, que decidió no permitir la actividad de barcos que contuvieran material bélico, o el de Cartagena, donde civiles evitaron que un buque israelí con armamento atracara en el puerto, así como en el puerto de Algeciras, donde se evitó la escala de un buque con combustible que iba a ser usado por el ejército sionista. En otros países, diferentes organizaciones sindicales han boicoteado a empresas implicadas y han aprobado mociones sindicales de apoyo y solidaridad con estas acciones. Uno de los principales ejemplos fue el de los cuatro sindicatos del aeropuerto de Lieja (Bélgica) —CNE, Setca, Transcom y UBT—, así como los bloqueos en fábricas, cargamentos y puertos llevados a cabo por sindicatos en Canadá, Estados Unidos, Italia y Reino Unido. Todo esto justifica el llamamiento que se hace desde los sindicatos alternativos y desde el conjunto de las acampadas a la participación de todos los sindicatos del Estado español en esta huelga.
Y es que, sumándose a la huelga general del 27 de septiembre, los trabajadores y las trabajadoras estarán poniendo en práctica su solidaridad de clase con el pueblo palestino que está siendo masacrado por el gobierno de extrema derecha de Isreal con la complicidad del conjunto de los gobiernos imperialistas En el Estado español esa solidaridad se traduce en que el Gobierno cese sus relaciones con el régimen sionista de Israel para que, así, se deje de invertir en gasto militar, de recortar en servicios públicos fundamentales, y de colaborar con esta masacre. La solidaridad no tiene fronteras y, para demostrarlo, la clase trabajadora tiene una cita el 27S en la que participará activamente en una jornada de lucha y huelga general ante una de las injusticias que sufre nuestra clase fuera de nuestro Estado.