El pasado 4 de agosto, el SUP (Sindicato Unificado de Policía), mayoritario entre la policía, publicó un vídeo[1] en el que su Secretaria, Mónica Gracia, firmaba un vergonzoso acuerdo con el fascista Daniel Esteve, el líder de Desokupa. El acuerdo permitirá a Desokupa “formar en defensa personal” a 30.000 policías, algo que Gracia calificó de “histórico” porque permite responder a una situación de “perdida de autoridad” y de “violencia desmedida” en las calles (?). Deber ser que con el acuerdo Desokupa también les ha enseñado a perfeccionar la dispersión de bulos, que dominan como pocos además de las palizas y los robos.
No es un caso aislado
Este escandaloso acuerdo no ha sido el primero ni será el último, pues la relación entre la policía y la extrema derecha está en el origen mismo del Régimen del 78, pues la policía que operó en el franquismo fue la que siguió funcionando durante la Transición[2] tras cambiarse el color del uniforme. Y de esos barros, estos lodos.
En noviembre de 2017 se conocía que policías locales de Madrid jaleaban en un grupo de Whattsapp la brutal represión en Catalunya, hacían comentarios racistas e insultaban y deseaban la muerte a políticos como Iglesias, Rufián y Carmena, de la que decían: “Lo que es terrible es que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros, qué vejestorio más despreciable”. Se refieren a los asesinatos de cinco abogados laboralistas en el bufete de la calle Atocha en 1977 a manos de la extrema derecha. De los 115 policías del grupo, se señaló especialmente a 12, de esos 12 solamente se les abrió una causa a 3 y, en abril de 2018 el Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid archivaba la causa por “falta de indicios racionales”. Un mes después se condenaba a los 8 de Altsasu a prisión tras el montaje policial de la Guardia Civil.
En octubre de 2022, La Policía Nacional premió en Paterna al fundador y líder de la fascista España 2000, José Luis Roberto, por la colaboración entre la policía y su empresa, Levantina de Seguridad, que cuenta en su haber centenares de denuncias por agresiones. Un año después, el comisario provincial de Valencia, Vicente Martínez, reconocía con cinco menciones a ocho matones de Levantina de Seguridad y la Guardia Civil les daban otras tres menciones.
Pero estos hechos no son algo exclusivo del Estado español. En mayo de este año se rebelaba el crecimiento de grupos de extrema derecha en la policía alemana, reconociendo que tenían que llevar a cabo centenares de investigaciones entre sus policías por conductas xenófobas, antisemitas y neonazis, incluyendo a altos cargos como un Inspector Jefe de Hannover.
Que la policía es un nido de fascistas nos lo han confirmado también desde las dos partes del acuerdo Desokupa-SUP. Mientras Esteve declaraba en El País que “este entrenamiento lo impartirían mayoritariamente policías y guardias civiles que colaboran con el Club Desokupa”, el portavoz de SUP, Carlos Prieto lo confirmaba en EFE. Hablaba del tema el diario Público con un artículo bajo el título de “Nazis entrenado a policías” aunque, como hemos demostrado más arriba, lo acertado sería haber puesto “Nazis entrenando a… otros nazis”.
La tibia reacción del gobierno y el papel de la policía
Tras el lógico escándalo que siguió a la publicación del acuerdo entre Desokupa-SUP, quedaba por ver cual iba a ser la reacción de los partidos del co-gobierno. El PSOE, por medio del ministro del Interior, Grande-Marlaska, anunció que estudiaba impugnar el acuerdo, un acuerdo que dejó claro que “no cuenta con ningún respaldo por parte de la Dirección General de la Policía”. Y sin embargo, esos cursos externos de formaciones se incluyen en los expedientes de los policías y cuentan de cara a ascensos y traslados. Así lo corroboró César Alvarado, policía procesado por violencia machista y que a pesar de tener una orden de alejamiento, mantiene las armas que posee para que no ser suspendido de empleo y sueldo: “Los policías que los hacen obtienen un diploma que acredita que lo han cursado y se incorpora a su currículum y barema (da puntos). Es cierto que puntúa un poco menos que uno oficial, pero se tiene en cuenta”. En 2019 Alvarado fue elegido máximo responsable de la sección madrileña de la Confederación Española de la Policía (CEP), y se filtró un video en el que se le veía finalizar un mitin con el saludo fascista del brazo en alto mientras gritaba ¡Viva España![3] Pues también este fascista, a través de su empresa Adbellum Formación, ha colaborado con el SUP en la organización de cursos, cursos que como él mismo ha dicho son tomados en cuenta por la policía para promocionar agentes.
Sumar, por su parte, hizo una petición a Marlaska para “acabar con la infiltración ultraderechista en el Estado” e ilegalizar Desokupa. Para acabar con un “No podemos tolerar grupos parapoliciales” a través de sus redes sociales. Pero no han ido más allá en la práctica, de igual manera que no han puesto el foco en el papel que juega la policía.
Y no lo hacen porque para PSOE y Sumar la policía es una herramienta necesaria para mantener el “orden” y para blindar al Estado. Como no ponen en duda el papel del Estado, tampoco lo hacen con sus cuerpos armados. Sin embargo, el papel del Estado no es neutral, al igual que la función de la de la policía no es proteger al conjunto de la población. Los estados nacieron de la necesidad de las clases opresoras de perpetuar su dominación sobre las clases oprimidas. Las fuerzas armadas como la policía o el ejército se crearon con el objetivo de proteger esos estados mediante el uso legitimado de la violencia. Por eso, la función real de la policía es, en última estancia, defender el orden que permite nuestra explotación por los capitalistas. El problema no es solamente si hay más o menos policías fascistas, sino cual es el papel que juega la policía cuando se agudizan las contradicciones sociales. Cuando esto ocurre, su respuesta es clara: la represión. Cuando reprimen a trabajadores/as en huelga, a activistas que quieren impedir un desalojo o a jóvenes que acampan en las universidades en solidaridad con Palestina lo hacen porque esa es su función: reprimir aquellas movilizaciones que pongan en peligro la dominación capitalista. Por esto es tan importante enfrentar los discursos como los del PSOE o Sumar, que instan a los y las oprimidas a confiar en la neutralidad de las herramientas creadas por sus opresores.
[1] https://twitter.com/Sup_Policia/status/1820057997583745337
[2] En 1982, de las 13 jefaturas superiores de policía que había, 9 eran dirigidas por miembros de la Brigada Político-Social franquista, protegidos por la Ley de Amnistía de 1977.
[3] https://www.dailymotion.com/video/x7bi557