¿EMPIEZA LA FIESTA PARA LA PATRONAL Y LA BANCA?

Alvise, un difusor de bulos de extrema derecha

Sin duda, una de las sorpresas de las pasadas elecciones europeas fueron los tres escaños conseguidos por “Se Acabó La Fiesta” de Luis Pérez, alias Alvise, un partido y un candidato desconocidos previamente para más del 44% de votantes, aunque no tanto para la derecha mediática. Y es que estos medios ya le habían estando dando bola desde mucho antes de las elecciones, como una entrevista publicada en “La Razón” en abril de 2021, en la que apodaron a Alvise Pérez como el “ciberazote de la izquierda” y en la que este dejaba una frase: “siempre he tenido un desprecio absoluto hacia los partidos políticos”[1]; más abajo veremos como esta fue otra más de sus mentiras. En junio de ese mismo año, “Vozpópuli” también publicaba otra entrevista a Alvise, en la que este, además de presentarse como un “analista y emprendedor”, dejó ya algunas trazas de sus objetivos políticos como el de “renovar la derecha española”[2].

La realidad de Alvise no es la de un influencer que ha aterrizado en la política, sino que previamente había tenido un recorrido político por todas las derechas que fueron surgiendo tras la crisis del bipartidismo con la crisis económica de 2007-2008, como UpyD o Ciudadanos para después coquetear con VOX, como su amigo Toni Cantó. Cantó acabó con Ayuso para seguir viviendo del cuento, mientras el otro personaje se ha decidido por montar un chiringuito como SALF para lo mismo, pero también para aforarse ante las numerosas denuncias que ha recibido por inventarse incontables bulos en las redes sociales.

¿Quiénes están detrás de Alvise y que defiende SALF?

Como ha escrito Fonsi Loaiza, periodista combativo, esta gente “están apoyados por Hazte Oír, el narco Matarife o los nazis de Desokupa”[3], demostrando en X sus lazos con estos ultras católicos como cuando Hazte Oír le premiaba en 2021 o en 2023 organizaba junto a ellos una manifestación de acoso a mujeres en las puertas de las clínicas de aborto[4] así como su participación en manifestaciones de Desokupa en Barcelona, en las que se le ve en primera fila con una pancarta en favor de la policía[5]. Fonsi Loaiza también ha señalado los vínculos de Alvise con el “Pequeño Nicolás”, absuelto por el padre de su propio abogado en el Supremo. Para entender como se financian estos partidos de extrema derecha sin tener ninguna base que lo sustente por abajo, es suficiente con ver la escena de Attila Mellanchini en la iglesia junto a los capitalistas y terratenientes italianos, con una genial interpretación del fallecido actor Donald Sutherland, en la película Novecento (1976)[6].

Alvise se presentó sin un programa electoral como tal, si bien en todos sus discursos repitió todos los eslóganes clásicos de la extrema derecha como la corrupción de la llamada partitocracia, un término muy usado por fascistas y sus herederos como Gonzalo Fernández de la Mora Mon (ministro de Franco y uno de los fundadores de Alianza Popular que luego pasó a ser el PP); un discurso anti inmigrante con dos patas como la inseguridad por un lado, promoviendo un exacerbado odio sobre todo hacia los jóvenes inmigrantes, y por otro afirmando que los inmigrantes se llevan todas las ayudas mientras no queda nada para los españoles… En realidad solo hizo dos promesas: una simplemente populista como rifar su sueldo de eurodiputado entre sus seguidores y la otra, que revela más sus verdaderas intenciones (recordemos lo de renovar la derecha) como la de crear una macrocárcel.

Unas intenciones que ha demostrado ya claramente con una propuesta publicada en forma de carta tras la derrota de Le Pen en Francia en la que llama al PP y a VOX a formar una Junta de Unidad Nacional para garantizar la supervivencia y prosperidad de nuestra nación”, para que no pase como en Francia, en la que millones de ciudadanos de origen no francés ha jugado un papel en dichos resultados”.

Para ello, propone como “medidas urgentes” la deportación masiva de los que obtuvieron la nacionalidad tras entrar ilegalmente, la paralización inmediata de procesos de nacionalización cuyo origen no sea comunitario o hispanoamericano, garantizar que las ayudas sociales sean únicamente para españoles y extranjeros legales con una cotización mínima, la demostración por parte de los inmigrantes legales de su contribución al sistema durante cinco años antes de ser elegibles para cualquier tipo de ayuda pública y la inclusión de los trabajos forzados en nuestro ordenamiento jurídico”. Vistieron al lobo de cordero, pero demuestra que es un lobo en cuanto enseña la pata.

¿Cuánto durará su fiesta?

En la elecciones europeas, SALF fue la cuarta fuerza en nueve de las 17 comunidades autónomas, quedando por delante de Sumar en todas ellas. Los mejores resultados los ha conseguido en Murcia (6,6%), Canarias (6,3%) y Andalucía (6,2%), si bien estos porcentajes son mucho más bajos en Catalunya (2,8% y 8ª fuerza), Galiza (2% y 6ª empatada con PODEMOS) y Euskadi (1,7% y 8ª). Sus mejores resultados han sido en pueblos pequeños, que apenas llegan a los 1.000 habitantes. En las poblaciones grandes, capta más votos en aquellos municipios con más paro y donde hay más población extranjera. Destaca los votos obtenidos por SALF entre jóvenes que votan por primera vez (11,2%). De hecho, de hacer un perfil de votante de Alvise este sería el de hombres jóvenes y que se consideran de derechas. Según una encuesta pre electoral del CIS, el 9,8% de 18 a 24 y el 9,5% de los jóvenes de 25 a 34 años votarían a SALF[7].

Con SALF tenemos una nueva opción de extrema derecha, con un aire menos tradicional y casposo que el de VOX y con una retórica más rebelde. Posiblemente las opciones de Alvise por seguir siendo relevante y mantener su partido a flote, una vez agotado el efecto de las elecciones europeas, pase por generar polémica y no caer en la indiferencia al no ser un partido que juegue ningún papel en los parlamentos del Estado español. Eso explicaría la campaña que inició en sus canales de difusión dos semanas después de las europeas contra Abascal por las irregularidades en las cuentas de VOX, así como el llamado que hemos recogido antes a esa Junta de Unidad Nacional, que no es otra cosa que intentar llevar la iniciativa política entre los partidos de derechas.

Queda por ver si este partido, que a día de hoy tiene una nula base que lo mantenga tiene el mismo recorrido político que el de UpyD o C´s y acaba integrándose en otras organizaciones derechosas o se mantiene como una alternativa más juvenil de la extrema derecha. Esto dependerá en buena parte de la utilidad que tenga para la burguesía española que exista otra organización que compita con VOX, y sobre todo en el apoyo que obtenga de las clases populares. En esto último radica el peligro de esta y otras organizaciones que puedan surgir, pues independientemente de si acaban en VOX o en el PP o de si mantienen en el tiempo, su discurso defiende las mismas políticas racistas, militaristas y en contra de los y las trabajadoras y la juventud, un discurso que es engordado día a día por las medidas de este gobierno, que se dice de izquierdas y progresista y que aplica políticas de derechas. Es cada vez más urgente crear una alternativa a esta izquierda institucional y reformista, una alternativa que agrupe a sindicalistas y militantes anticapitalistas consecuentes, que están movilizándose y se están enfrentando a los intereses de los capitalistas y a su sistema de barbarie, guerra, explotación y desigualdad.