¿Qué hay detrás de la carta pública?
Tal y como ya hiciera con el adelanto electoral, Pedro Sánchez ha vuelto a pillar a todo el mundo desprevenido. Las diligencias abiertas por un juez en contra de su mujer por un supuesto caso de corrupción denunciado por Manos Limpias (“sindicato” de extrema derecha) han sido el detonante del nuevo truco de ilusionismo del Presidente del Gobierno. Así pues, el pasado 24 de abril, Pedro Sánchez hacía pública una carta en la que afirmaba estar sufriendo una estrategia de “acoso y derribo” por parte de la derecha y de la extrema derecha política y mediática. Hablaba de la “máquina del fango” para aludir a los continuos bulos de PP y VOX y apelaba a la necesidad de reflexionar durante cinco días para ver si le “seguía mereciendo la pena” estar en la Moncloa.
Y como si de un ilusionista se tratase, el anuncio hecho por él dio un vuelco de 180º a la actualidad mediática. En lugar de hablar de las diligencias en contra de su mujer, se pasaba a hablar, 24/7, sobre la estrategia de acoso y derribo de la “facho esfera” que no acepta los resultados electorales y de la necesidad de emprender un debate de fondo sobre la regeneración democrática. Una carta pública por aquí, una gran movilización a las puertas de Ferraz por allí… Y voilá: estábamos pasando de una posible crisis política del Gobierno de Sánchez, por los problemas jurídicos de su mujer, a un reforzamiento del Presidente del Gobierno sin voces discordantes en el seno del PSOE y con apoyo público más allá…
Apoyo de todos los partidos de “izquierdas” de la investidura a Pedro Sánchez
Con sólo emitir su posible dimisión, Pedro Sánchez acababa de poner contra la espada y la pared tanto a los críticos de su partido como a los partidos que lo apoyaron en la investidura. Su objetivo, volver a hacer la misma que en las elecciones generales de julio: o yo, o la derecha con la extrema derecha. Le funcionó entonces, y la ha vuelto a funcionar ahora. El cierre de fila fue unánime, desde el “apoyo total” de García Page hasta el “le pido a Pedro Sánchez que no se vaya y aguante” de Rufián, a la “defensa de la legitimidad del Gobierno frente a la ofensiva ultra” de Yolanda Díaz, al “el Gobierno debe continuar pero no así” de Ione Belarra pasando por “el apoyo a una posible cuestión de confianza de Pedro Sánchez en el parlamento” de Otegi. Hasta los dirigentes de CCOO y UGT no dudaron en lanzar como consigna principal el pasado 1º de mayo “la defensa de la democracia” en clara alusión y apoyo a la necesaria “regeneración democrática” defendida por Pedro Sánchez.
Y mientras tanto, pues nada de hablar de la política de este Gobierno desde una perspectiva consecuente para los intereses de los/as trabajadoras y la juventud. Ninguna crisis política en torno al aumento del gasto militar (+62,4% desde la llegada de Sánchez a la Moncloa), ni en torno a que ese aumento represente este año siete veces más que el dinero destinado al Ingreso mínimo vital o cuatro veces más que los recursos totales del Ministerio de Derechos sociales. Ninguna presión para que este Gobierno rompa relaciones comerciales con el estado sionista de Israel, para que derogue la ley Mordaza, el pensionazo, las reformas laborales o para que deje de regalar miles de millones provenientes de los fondos europeos a las empresas.
Que nadie se llame a engaño, así no se frena a la extrema derecha. Tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe
Al contrario, todas esas organizaciones políticas sólo están apuntalando al PSOE, a Sánchez y en definitivas a sus políticas. Unas políticas que no se enfrentan a los intereses de la patronal y del IBEX 35. Entonces, claro que la derecha y la extrema derecha están al acecho. Claro que utilizan todos los medios del Estado que están a su alcance para hacerle la guerra a este Gobierno. Sin embargo, hacer uso de la justicia, de los medios o de la policía como arma política no es algo exclusivo de las derechas. Los diferentes Gobiernos que se han ido sucediendo, sean de izquierda o de derechas, siempre se han apoyado en el Estado para proteger los intereses de los más ricos y para reprimir, cuando ha hecho falta, a los y las que nos movilizábamos o simplemente a las personas migrantes que trataban de instalarse aquí. Sirvan de ejemplos las tanquetas en Cádiz o la masacre de Melilla al haber del Gobierno PSOE-SUMAR.
La derecha y la extrema derecha seguirán fortaleciéndose mientras las políticas sigan sin responder a las necesidades de la clase trabajadora y de la juventud. Por eso crece el desapego y la abstención; y por eso aumenta la extrema derecha. El ilusionismo no acabará con ella. Puede retrasar su llegada. Sin embargo, no valen las fórmulas mágicas ni los atajos. Para que dejen de ser una alternativa, es imperativo responder a las necesidades materiales de los y las trabajadoras y eso pasa inevitablemente por enfrentarse con los intereses de los capitalistas y con la lógica de su sistema. La escala móvil de los salarios, la defensa de los servicios públicos, la bajada de la edad de jubilación, asegurar una vivienda digna con alquileres sociales, luchar contra el cambio climático o contra cualquier tipo de opresión va necesariamente de la mano de la lucha contra la patronal, el IBEX 35, la privatización de los servicios públicos y de los fondos de pensiones, los grandes tenedores que acaparan las viviendas, las 100 empresas responsables del 70% del gas a efecto invernadero, y contra cualquier tipo de opresión. En definitiva, una lucha que rompa con la lógica de un sistema que sólo busca el máximo beneficio para una minoría oponiéndole la construcción de una sociedad en la que los y las trabajadoras decidamos sobre todo lo que tiene que ver con nuestras vidas.