GUERRA EN UCRANIA, DOS AÑOS DESPUÉS

Publicamos esta moción sobre la guerra en Ucrania presentada por Anticapitalismo y Revolución del NPA, miembros de la TIR, al Comité Internacional.

«Los capitalistas tienen toda la intención de hacer pagar a la población ucraniana una vez que consideren que han invertido lo suficiente en su enfrentamiento con Rusia. No se puede ignorar el carácter de clase del Estado ucraniano y, por tanto, de su ejército.»

1° El triste 2º aniversario de la invasión rusa a Ucrania confirma que este episodio marcó una nueva etapa en la intensificación de los enfrentamientos interimperialistas. El balance humano de esta guerra es terrible. En enero, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) contabilizó más de 30.010 víctimas civiles en el país, entre ellas 10.378 muertos y 19.632 heridos. En cuanto a las bajas militares, ninguna de las partes facilita información, pero el pasado mes de agosto el New York Times cifraba en 70.000 muertos y 120.000 heridos por parte ucraniana, y en 120.000 muertos y 180.000 heridos por parte rusa.

2° En primer lugar, denunciamos esta guerra de agresión del imperialismo ruso contra el pueblo ucraniano. El pueblo ucraniano tiene derecho a defenderse, incluso por la fuerza de las armas, contra las tropas rusas y a exigir su retirada inmediata de Ucrania. También nos solidarizamos con los activistas de Rusia que se oponen a la guerra sucia de Putin.

Defendemos el derecho a la autodeterminación del pueblo ucraniano, pero también de sus minorías nacionales. El imperialismo ruso jugó con estas divisiones nacionales para anexionarse Crimea, y luego con las provincias del Donbass, en simulacros de referéndum. La retirada total de las tropas rusas es la condición previa para el legítimo proceso de autodeterminación de estas poblaciones.

3° Esta guerra, la primera en la que se enfrentan 2 ejércitos modernos desde hace más de50 años, ha sido una oportunidad para que la industria armamentística pruebe todas sus nuevas armas: misiles hipersónicos, drones, lanzacohetes HI-MARS, cañones César, etc. En esta guerra moderna se ha generalizado el uso de la «guerra cibernética», en la que Starlink, la red de satélites de SpaceX, propiedad del estadounidense Elon Musk, ha desempeñado un papel esencial.

4° El suministro de armas al ejército ucraniano por parte del imperialismo occidental, principalmente el estadounidense, no tiene parangón en la historia. El ejército ucraniano ha sido equipado de pies a cabeza por los Estados occidentales. Se han cruzado todas las líneas rojas que los dirigentes occidentales habían trazado al principio, hasta la entrega por EEUU de municiones de bombas de racimo, teóricamente prohibidas por la Convención de Oslo de 2008. Los capitalistas del armamento se frotan las manos, con las carteras de pedidos llenas y perspectivas de beneficios récord. En 2023, las exportaciones de armas estadounidenses alcanzaron la cifra récord de 238.000 millones de dólares, un 16% más que en 2022. En enero de 2024, la Agencia de Cooperación de Seguridad de Defensa recomendó al Congreso que aceptara siete posibles ventas por un valor total estimado de más de 32.700 millones de dólares.

5° Todo esto demuestra que el enfrentamiento interimperialista sigue siendo el rasgo dominante de esta guerra. Para EEUU, como para los demás estados occidentales, el objetivo no es en absoluto acudir en ayuda del pueblo ucraniano, sino empujar a sus peones, tanto en Europa del Este, históricamente dominada por Rusia, como en el nuevo reparto de los hidrocarburos. En 2023, EEUU se convirtió en el primer exportador mundial de gas natural licuado, con 88,9 millones de toneladas (122.000 millones de metros cúbicos) vendidas fuera del mercado interior, un 14,7% más que el año anterior.

6° Sin embargo, los estados occidentales no son un bloque homogéneo. Acontecimientos recientes, como el repentino anuncio de Polonia de que interrumpiría el suministro de armas a Ucrania a raíz de la disputa sobre las importaciones ucranianas de cereales, demuestran que las clases dirigentes distan mucho de estar unidas. Mientras la «contraofensiva» ucraniana se ha desintegrado totalmente frente a Rusia, el apoyo a Kiev ha caído un 90% en el espacio de un año. La ayuda de 50.000 millones de dólares de la Unión Europea fue bloqueada por Hungría el 1 de febrero, mientras que los 60.000 millones decididos por la administración Biden siguen bloqueados en el Congreso. Estos bloqueos no son sólo el resultado de las fanfarronadas de Donald Trump, que nunca ha ocultado su cercanía al Kremlin, sino que también son sin duda el resultado de una auténtica dilación por parte de las burguesías occidentales, y en particular ahora en el seno de la burguesía estadounidense.

Esta última se enfrenta a tener que volver a desplegarse en parte en Oriente Próximo, debido al conflicto israelí-palestino, mientras que el frente pacífico sigue siendo importante frente a los designios del imperialismo chino. En un momento en que el ejército ucraniano está empantanado y la industria armamentística lucha por cubrir las necesidades de munición del conflicto, una parte de la clase dominante estadounidense piensa sin duda que será difícil apoyar estos diferentes frentes.

7º Todo esto demuestra que los llamamientos a «armar a Ucrania sin compensación» no son más que tonterías. Los capitalistas tienen toda la intención de hacer pagar a la población ucraniana una vez que consideren que han invertido lo suficiente en su enfrentamiento con Rusia. No se puede ignorar el carácter de clase del Estado ucraniano y, por tanto, de su ejército. El año 2023 también estuvo marcado en Ucrania por el retorno de las luchas sociales, ya fuera en el sector sanitario, en las universidades, entre los repartidores de bicicletas, los mineros o los ferroviarios. También tuvieron lugar manifestaciones de familias para socorrer a los soldados en el frente. Los debates provocados por la ley de movilización, que pasó su primera lectura en el parlamento ucraniano, muestran también el hastío que siente la población ante un Estado incapaz de hacer frente a la invasión rusa. Los diversos escándalos sobre la gigantesca corrupción gangrenada en el ejército también han minado la confianza de la población. En resumen, poner a Ucrania, que es un Estado capitalista consolidado con un ejército operativo y aliados internacionales, al mismo nivel que Palestina, un pueblo sin Estado que lucha por su estricta existencia e independencia, es desorientador y siembra confusión.

8° En Rusia, la ejecución de Alexei Navalny muestra un nuevo endurecimiento del régimen autoritario de Vladimir Putin. Aunque Navalny, un político prooccidental de derechas, no tiene nada que ver con las aspiraciones y demandas populares, el asesinato ilustra el hecho de que Putin rechaza categóricamente cualquier expresión de una voz opositora. Contrariamente a lo que muestra la prensa capitalista occidental, la sociedad rusa dista mucho de ser monolítica. También está dividida en clases con intereses antagónicos. Prueba de ello son las nuevas grandes manifestaciones en Bashkortostán exigiendo la liberación de Faïl Alsynov, activista medioambiental condenado a 4 años de cárcel por «odio racial» por denunciar un proyecto minero. Faïl Alsynov había denunciado también la campaña de movilización lanzada por Putin, dirigida especialmente contra las minorías nacionales. Estas manifestaciones se hacen eco de las protestas contra esta movilización que estallaron en septiembre de 2022, especialmente en Daguestán.

9° La solución sólo puede venir de la emergencia independiente de las masas trabajadoras. La consigna de «apoyo a la resistencia ucraniana», sin precisar el carácter de clase de ésta, sólo puede mantener la confusión, y no ayuda a la necesaria movilización contra la espiral militar y guerrera a la que el imperialismo está llevando a los pueblos. La primera tarea de los marxistas revolucionarios en este período debe ser ayudar a las masas a entrar en la arena política, con total independencia de las burguesías nacionales. En Rusia, afirmamos nuestra total solidaridad con todos los militantes que se oponen al régimen de Putin. Exigimos la liberación de todos los manifestantes encarcelados. En Ucrania, afirmamos nuestra solidaridad con todas las luchas obreras, contra el uso de la guerra por parte del gobierno para limitar los derechos obreros y democráticos.

No a la guerra imperialista en Ucrania: ¡retirada inmediata de las tropas rusas de Ucrania!

No a la injerencia imperialista: ¡retirada de las tropas de la OTAN de Europa del Este y del resto del mundo!