A finales de septiembre se conocía la noticia de la pérdida del concurso por parte de IBERIA para prestar “servicios de asistencia en tierra” (Halding) de los principales aeropuertos del estado (Bilbao, Málaga, Alicante, Palma de Mallorca, Ibiza, Barcelona, Las Palmas y Tenerife Sur). Esta categoría de ‘handling’ en rampa aglutina, entre otras labores, la asistencia de equipajes, la asistencia a las operaciones en pista y la asistencia de la carga y correo en lo que respecta a su manipulación física entre la terminal del aeropuerto y el avión.
La pérdida del concurso se traduce en que unas 4.000 personas (del total de 8.000, según las cifras de la empresa) serían subrogadas, es decir, las nuevas compañías adjudicatarias de estos servicios los ‘contratarían’ para realizar el mismo trabajo que hasta ahora, pero en otras empresas. La mitad de estos 4.000 trabajadores están en Barcelona. Tras conocer la noticia saltaron todas las alarmas entre las y los trabajadores que de la noche a la mañana se veían fuera de la compañía y envueltos en un nuevo conflicto que en el sector del ‘Halding’ son periódicos ya que es una actividad que depende de concursos públicos –los realiza Aena– y se presta por operadores privados. En el sector todavía se recuerdan las movilizaciones de 2006, cuando los trabajadores de tierra de Iberia ocuparon las pistas del aeropuerto barcelonés de El Prat, lo que obligó a cancelar o desviar más de 500 vuelos y abrió una batalla en los tribunales. Esta situación de inestabilidad constante que sufren los trabajadores del ‘Halding’ se hace extensible a los diferentes sectores del aeropuerto que están sufriendo las consecuencias de las privatizaciones que AENA está llevando a cabo desde hace mas de una década.
La subrogación del servicio conlleva que los empleados que cambien de una compañía a otra, sea cual sea, tienen que mantener las condiciones económicas, sin embargo, no están asegurados los pluses sociales, lo que abre la puerta a futuros recortes y reestructuraciones donde una vez mas los trabajadores y trabajadoras serán los que salgan perdiendo.
Ante esta situación CCOO, UGT y USO convocaron diferentes movilizaciones que culminaron en una huelga para los días 5,6,7 y 8 de enero que puso en verdaderas dificultades a IBERIA y AENA con la cancelación de 444 vuelos y una catarata de reclamaciones y quejas de las y los viajeros. El paro obligo a sentarse de nuevo a IBERIA con los trabajadores, como solución, los representantes de los trabajadores plantearon a la aerolínea la creación de una nueva empresa que aglutine a los trabajadores de esos ocho aeropuertos que han perdido las licencias para prestar servicios de ‘autohandling’, una opción que AENA permite para las compañías que quieran gestionar su propio servicio, sin embargo, IBERIA en un ejercicio de oportunismo quiso hacer extensible la creación de una nueva empresa al 100% de los trabajadores, no solo los afectados con la subrogación, lo que de facto implicaría la salida de toda la plantilla de la compañía con sus consiguientes perdidas de derechos, a la vez que proponía un plan de despidos incentivados para 1.727 personas hasta el 31 de diciembre de 2026, propuestas que los sindicatos al rechazado.
Desde entonces hasta el día de hoy la crisis sigue abierta y va a depender de la fuerza de los y las trabajadoras, así como de la presión que ejerzan sobre sus representantes sindicales para poder negociar una solución.
Sin embargo, como ya comentábamos al principio del artículo, el problema que se viene arrastrando, tiene su origen en el proceso de privatización de AENA, que, gracias a la precarización y privatización de diferentes servicios, ha obtenido beneficios con negocios que superan los 5.000 millones de euros en los últimos años a costa de los derechos de las más de 22.000 personas trabajadoras en los aeropuertos de España. Es este y no otro la raíz de todos los conflictos que se están dando dentro del sector aeronáutico y es por eso que desde IZAR insistimos una vez más en que sectores estratégicos como es el transporte no pueden estar en manos de los intereses capitalistas, es necesario frenar las privatizaciones que llevamos años sufriendo, así como seguir defendiendo la necesidad de la nacionalización de los sectores estratégicos con control obrero, porque es esta la única garantía para nuestro bando social.