LA COLONIZACIÓN DE PALESTINA Y EL GENOCIDIO DE SU PUEBLO: UNA POLÍTICA CONSCIENTE PERPETRADA POR EL SIONISMO CON LA COMPLICIDAD DE NUESTRO GOBIERNO.

Tras el ataque de la organización palestina Hamas, lanzando misiles y penetrando en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, llevamos más de un mes con ataques del estado sionista de Israel hacia la población palestina, superando los 14000 muertos.

Desde el reparto ilegítimo del territorio palestino en 1948, este pueblo solo ha recibido abandono internacional, represión civil y política, así como una estrategia por parte del estado sionista de Israel de expulsarlos de su tierra bien asfixiando económicamente, bien aniquilando directamente de maneara física. Sin embargo, la respuesta por parte de los gobiernos a nivel internacional es del todo desastrosa. No hay sanciones por los ataques a hospitales o ambulancia que van del todo en contra del derecho internacional; tampoco se rompen relaciones con el estado de Israel. 

Nos encontramos, por tanto, ante un panorama que debemos explicar que la lucha del pueblo palestino es de absoluta legitimidad, que ser anti sionista no es ser antisemita, y que, si hay algún estado en el mundo actual que está siendo completamente racista, colonial, terrorista y genocida, ese es el estado de Israel. 

Para todo esto nos vamos a servir de la historia, de poner el conflicto en contexto, y señalar algunas fechas que han marcado la historia del pueblo palestino. Así como mencionar la responsabilidad de los gobiernos capitalistas haciendo especial alusión al gobierno del Estado español.

Creación del sionismo.

A finales del siglo XIX, la necesidad de crear un estado judío se difunde entre la pequeña burguesía judía.

Hay dos fechas importantes para la historia del sionismo: 1896 y la publicación de El estado de los judíos, de Theodor Herzl, considerado este como el padre de la ideología sionista y 1897, año de la celebración del primer congreso sionista en Basilea.

Es revelador leer algunas partes de las actas de ese congreso. Por ejemplo, las palabras de  Nathan Birnbaum, el primero en utilizar la palabra “sionismo”:

“(…) no queremos ser misioneros de cultura y civilización, en ninguna parte, ni en el Este, ni en el Oeste. Solo podemos mostrarnos doblemente contentos porque la elección de Palestina nos ofrece una nueva oportunidad de aportar nuestra contribución a la humanidad y, una vez más, una contribución considerable. Un pueblo judío con su Estado establecido en Palestina no se limitará, de hecho, a conciliar en su propio seno los elementos socio-éticos y los elementos político-estéticos del europeísmo, sino que en el plano internacional podrá desempeñar el papel de mediador entre Oriente y Occidente que se busca desde hace tanto tiempo. Y es que si existe un pueblo que sea capaz de ello, ese es el pueblo judío, que une a sus cualidades hereditarias de pueblo oriental su educación europea; y si existe una base geográfica apropiada para este propósito, esa es ciertamente Palestina, próxima a Europa, situada cerca del Canal de Suez y estación obligada del ferrocarril hacia la India.

(…) Si los sionistas se propusieran establecer el hogar de los judíos en la Luna, o simplemente en el Polo Norte, sería imposible. O, para no extendernos más, si eligieran China, o quisieran como capital Berlín, París, Londres o Roma, estaríamos ahí ante una imposibilidad histórica, pues queda completamente excluido que una joven civilización todavía débil expulse a una civilización antigua y aún vigorosa de sus ciudades más pobladas. Por el contrario, es muy posible que, en un país poco poblado, que abriga una cultura antigua, pero en declive, pueda instalarse otra, joven y llena de futuro, y, por tanto, más fuerte” (Primer Congreso Sionista, Protocolo oficial, p. 92).

Estas palabras reflejan, por un lado, que la elección de palestina no es por una cuestión sagrada ni religiosa sino estratégica; por otro lado, la función desde un inicio de ser la pata de Europa en Medio Oriente y servirle a Europa y los países imperialistas; y por último, la colonización que tienen en mente desde el comienzo del sionismo.

Al terminar la II Guerra Mundial, el mundo es del todo consciente de la repercusión de llevar a cabo la política nazi y el alcance del genocidio judío. Es por esto que a los sionistas les resulta más sencillo legitimar su idea de ocupar el territorio palestino para crear un estado judío.

El reparto se dio durante la asamblea de la ONU realizada en noviembre de 1947, quedando una injusta división: el 57% de la tierra sería para el sionismo, así como el 40%de las industrias y el 80% de las tierras de cereal. 

En 1948, comienza el plan sionista de ocupación y expulsión de palestinos. El ministro israelí Ben Gourion proclamó la creación del Estado de Israel sin siquiera precisar las fronteras. Este momento fue para la ideología sionista vendido como la “guerra de independencia” del pueblo judío, pero para los palestinos fue lo conocido como Nakba, o el desastre, donde miles de palestinos fueron expulsados. Por este motivo, en la actualidad, los y las palestinas no quieren abandonar sus tierras, saben que si lo hacen no hay vuelta atrás. Al final de la guerra que comienza en el 48, el territorio ocupado pasa del 57 al 78%.

En la misma lógica colonizadora, en 1950 se instaura la “Ley del retorno” para que toda persona de confesión judía migre hacia su reciente tierra.

A pesar de la situación, más de 150000 palestinos no se marchan de sus tierras y comienza a imponérseles la ley marcial sufriendo encarcelamientos sin cargos ni juicios, prohibición de circulación, la no compra de tierras, el no acceso al reagrupamiento familiar, etc.

Como adelantábamos al comienzo, es evidente que lo que pretende el estado sionista de Israel es asfixiar económica, política y socialmente a la población palestina para que acaben abandonando su tierra. No solo está la intención de expulsarlos de su tierra, sino que provocan todo lo necesario para que sea la propia población la que quiera o necesite irse. Paralelamente a esto, se lleva a cabo un trabajo de manipulación mediante las escuelas, medios de comunicación, discursos…para convencer a la población judía de que los palestinos no son merecedores de estar en esa tierra, pero no solo, van creando la idea de que ni siquiera son dignos de respeto. Hacen, además, de la Biblia un documento histórico. Las consecuencias de esto lo vemos en la actualidad cuando en vídeos de tiktok o por otras RRSS se difunde la celebración por parte del ejército o ciudadanía de Israel de los asesinatos que se están dando contra palestinos. Llegan incluso a humanizar a un hámster, pero no a un niño palestino. El sionismo se ha encargado de robarle la identidad a los y las palestinas. 

Respecto a la resistencia palestina, encontramos un entramado de organizaciones y ramas que han ido conformándose desde el origen del conflicto para luchar contra la ocupación israelí. En 1959 surge la organización Al fatah, creado en clandestinidad por Yassir Arafat; es la rama más importante de la OLP, creada en 1964, la cual tendrá un papel fundamental en todo el conflicto.

Israel tenía grandes intereses por acabar con el movimiento de Yassir Arafat.  Es por esto y por otros motivos que, se ha revelado por diferentes vías que el Estado de Israel impulsó el nacimiento y crecimiento de la organización Hamas. Este apoyo se materializó en 1978 por primera vez. Israel reclutó a ciudadanos palestinos, les pagaban un sueldo, construían mezquitas e incluso amparó la creación de centros de formación de militantes. Esto es algo que han afirmado diferentes autoridades israelíes en las últimas décadas. La financiación también ha venido de algunos estados árabes contrarios al laicismo de las organizaciones palestinas. Por ejemplos, el general israelí que actuaba de gobernador de Gaza, en una entrevista con el New York Times en 1981 reconocía que “el gobierno de Israel me daba un presupuesto y yo los enviaba a las mezquitas”. O el responsable de Israel de asuntos religiosos en la franja de gaza hasta 1994, André Cohen, admitió en otra entrevista que “Hamas, a mí pesar, es una creación de Israel. Fue un error enorme y estúpido”. 

¿Qué es lo que hace surgir la I Intifada?

La chispa que desembocó el masivo levantamiento palestino fue el asesinato de cuatro jóvenes palestinos en el campo de refugiado de Jabalia en la Franja de Gaza.  Durante los años 1987 hasta 1990 se perdieron más de 1500 palestinos.

Es interesante detenerse mínimamente en este momento porque fue un levantamiento popular protagonizado por jóvenes y mujeres palestinas que no arrastraban la derrota de la Nakba pero sí llevaban en su ADN el odio a la colonización y estaban siendo testigos del salto cualitativo de la colonización (en 1975 había 2500 colonos judíos y en 1985 se incrementaron en 60000) mientras sus condiciones de vida empeoraban.

Se desarrollaron comités que pusieron en práctica todos los aspectos de una revuelta: huelgas, ayuda a los heridos, abastecimiento a los jóvenes que tomaron las armas, formación académica y políticas…

Además, durante estos años y a pesar de la idea que tenemos de las mujeres árabes como mujeres sumisas fueron las que más destacaron poniendo sus cuerpos frente a los tanques y frente a las tropas israelíes; formando comités de socorro que rompiendo los toques de queda llevaban medicina y alimentos a los barrios asediados; o llevando a cabo protestas contra los encarcelamientos.

Los datos revelan que alrededor de 3000 mujeres fueron encarceladas en este periodo. 

Sin embargo, a pesar de la crudeza del acontecimiento donde se vio claramente la fuerza militar del gobierno de Israel, financiado por múltiples gobiernos europeos y EEUU, frente a las piedras con las que se defendía el pueblo palestino, la comunidad internacional siguió de brazos cruzados.

Durante los años 1993-1999 se llevan a cabo acuerdos entre la OLP, Israel y EEUU, lo que conocemos como Procesos de Oslo. Las negociaciones y resoluciones no son nada equitativas. Además, existían una contradicción desde el principio: la creación de islas palestinas en medio del estado de Israel con gobernadores elegidos y controlados por Israel. 

El pueblo palestino vive estos acuerdos con cierto rechazo, o al menos, es del todo consciente de las consecuencias que tienen en sus vidas: por ejemplo, los palestinos que quieren trabajar o estudiar fuera de su pueblo es imposible: se multiplicaron los Check Points, destinados a luchar contra el terrorismo y acompañados de humillaciones;  en Jerusalén, un palestino es considerado ciudadano pero pierde sus derechos en cuanto abandona temporalmente la ciudad, mientras que un judío que se establece allí disfruta inmediatamente de todos sus derechos; o el dato más sangrante, del 27% de tierra palestina a la que se le practicaba riego en 1967, en 1993 se reduce al 6%,  lo que supone una catástrofe para una economía basada en la agricultura, unida a una dramática catástrofe sanitaria, especialmente entre los niños de los campos de refugiados.

Estas situaciones de vida reforzaron a organizaciones como la de Hamas que se opusieron desde el inicio al proceso de Oslo.

Surgimiento de la II Intifada

En septiembre del 2000 comienza la II Intifada tras la visita de Ariel Sharon, uno de los responsables de la matanza sobre campo de refugiados de Sabra y Chatila, a la explanada de las mezquitas. Las manifestaciones son masivas y la represión desmesurada, incluso lanzando balas reales a los manifestantes. Los propios palestinos habitantes en zonas de Israel, que también se manifestaron, cargan contra ellos. De hecho, Alghazy, periodista de uno de los medios más importantes de Israel llega a decir “mi armada dispara contra mi pueblo”. 

En febrero de 2001 la elección de Sharon como primer ministro de Israel hace empeorar las condiciones de vida de la población palestina puesto que la renta por habitante cae más de la mitad, la tasa de paro asciende al 60% en la franja de Gaza y Cisjordania, la mitad de la población vivía bajo el umbral de la pobreza, cerca de 200 escuelas fueron cerradas o restricciones continuas de circulación. Estos son solo algunos ejemplos de ello.

La situación para la población palestina tras estas fuertes movilizaciones y enfrentamientos no mejoraron, de hecho, la represión y respuesta por parte del ejército israelí nunca ha cesado.

Desde 2007 a 2009, el bloqueo de Israel sobre Gaza y los bombardeos fueron continuados. En estos años de conflicto en Gaza se contabilizan más de 2000 muertes de personas palestinas.

En noviembre de 2012, tuvo lugar una votación para acordar el estatuto para que Palestina fuera observadora de la ONU: hubo 138 votos a favor, 46 abstenciones y 9 en contra. Entre el 6 de julio y el 26 de agosto de 2014, bombardeos importantes conmovieron Gaza, dejando 2145 muertos. En reacción, manifestaciones masivas de la juventud fueron organizadas por todo el mundo.

En 2015-2016, los levantamientos de la juventud palestina explotaron y seguían defendiéndose de los soldados israelíes mediante cuchillos.

A toda esta situación de masacre a la que se ha enfrenado el pueblo palestino hay que sumársele los cortes continuados de suministros básicos o de energía eléctrica en la Franja de Gaza.

Si la primera Intifada había sido una reacción a la ocupación, y la segunda la expresión de la desilusión por la utilidad del proceso de paz, estos levantamientos mostraban la desesperanza de una juventud que no tenían nada que perder.

En la actualidad, vemos cómo desde los medios de comunicación se está vendiendo el conflicto palestino como una “guerra entre Israel y Hamas”, además de proclamar el derecho a la legítima defensa de Israel. Pero ¿verdaderamente a alguien la cabe alguna duda de que no existe una igualdad de condiciones? Las Fuerzas Armadas israelís cuentan con 26000 militares profesionales y 100000 conscriptos. 400000 en reserva. En conjunto superan el medio millón para una población de 10 millones de habitantes. Financieramente tiene el apoyo de EEUU con un gasto anual de 3300 millones de dólares y otros 500 millones destinados a la tecnología. 

Responsabilidad del gobierno del Estado español.

Hace unos días, el representante de la Unión Europea, Josep Borrell, fue preguntado sobre si condenaba los crímenes que se estaban cometiendo contra la ciudadanía palestina a lo que respondió “yo no soy abogado”; sin embargo, sí que acusaba a Hamas de haber causado crímenes expresando que “lo que ocurrió en la frontera entre Gaza e Israel, con Hamas, tiene que considerarse un crimen de guerra, pero lo que ocurre en Gaza tiene que ser analizado según el Derecho Internacional (…)”. Esta actitud nada equidistante sino sentenciadora no es nada nueva. 

La “traición” que ha sufrido el pueblo palestino por parte de los diferentes gobiernos capitalistas, así como de los países árabes ha sido reiterado. De hecho, han sido muy celebradas las palabras de Pedro Sánchez por parte de la izquierda reformista. El Presidente del gobierno denunciaba que “la matanza indiscriminada de civiles inocentes, incluyendo miles de niños y niñas es totalmente inaceptable”, declaraciones que provocaban una brecha diplomática y que algunos han tildado de “posición humanista” ha sido pura fachada: política de imagen. Ese mismo día, se conocía que el Ministerio de Defensa ultimaba un contrato de 1680 misiles Spike LR2 por casi 290 millones de euros a la empresa Pap Tecno. Esta empresa es filial de la israelí Rafael Adavance Defense Systems, la fabricante original de los misiles. Dichos misiles que el Estado español ha comprado son los mismos que son utilizados por las unidades de élite en las campañas de exterminio iniciada por las fuerzas de defensa de Israel desde el pasado 7 de octubre y que son puestos en el escaparate para los principales ejércitos del mundo, proclamando abiertamente que han sido probados en combate, es decir, que han demostrado su eficacia sobre el terreno, en situaciones reales con vidas humanas: vidas palestinas. 

Esto, además, lo demuestran los datos: la industria armamentística israelí ocupa el décimo puesto en el comercio internacional.

Cuando se dice que los gobiernos europeos y, concretamente, el del Estado español tienen las manos manchadas de sangre es completamente real. A pesar de las celebradas palabras de Pedro Sánchez por algunos sectores de la izquierda o el silencio de otros, la realidad es que este gobierno defiende o no el llevar a cabo un genocidio aludiendo simplemente al derecho internacional. Pareciera que, si la legislación mundial dictaminara el derecho del Estado de Israel a defenderse y cometer crímenes de guerra, entonces, estaría legitimado el consentir una masacre perpetuada durante años. Es más, este gobierno no hace frente al problema de fondo, el cual sigue siendo el mismo desde hace más de siete décadas: la colonización por parte del sionismo israelí, la masacre que se lleva realizando contra el pueblo palestino con la contemplación e, incluso, apoyo financiero de los gobiernos europeos, y el no romper relaciones de todo tipo con un gobierno genocida.

No podemos esperar a que “alguien” haga algo. Debemos organizarnos en nuestros centros de trabajo, de estudio y barrios para exigir el alto al fuego definitivo, el cumplimiento de resoluciones de la ONU y el reconocimiento del Estado Palestino