En la noche del sábado 9 al 10 de septiembre, un terremoto de una magnitud no vista en 60 años sacudió Marruecos. El balance humano de la catástrofe ya es de más de 2.120 muert@s en todo el país y supera l@s 2.100 herid@s. Pero en este tipo de tragedia, tales cifras anuncian un balance final mucho más pesado. Y la destrucción material, los deslizamientos de tierra en las zonas montañosas del Atlas, los cortes de carreteras, las infraestructuras dañadas, todo ello va a agravar las condiciones de supervivencia de decenas de miles de familias marroquíes.
Frente a esta inmensa tragedia, tod@s nosotr@s pensamos en nuestr@s amig@s, seres queridos y camaradas se han visto directa o indirectamente golpead@s.
Los temblores de los hipócritas
Pero algunas expresiones de solidaridad suenan peor que otras. Jordan Bardella, presidente de Agrupación Nacional (antiguo FN), expresó su “solidaridad” con “nuestros compatriotas de origen marroquí”. El racista pasa desapercibido ante la clase política (¡porque para él siempre son los buenos “compatriotas” franceses los que cuentan!) y eso no le impedirá desarrollar su propaganda antiinmigrante e islamófoba dirigida a las mismas personas.
Lo mismo de la parte de Macron, que dice estar “conmovido” por la situación en Marruecos, ¡pero parece abierto a un nauseabundo referéndum sobre la inmigración! Las miradas tristes son engañosas y no salen caras. Y en realidad, la ayuda humanitaria tampoco. Es necesaria y urgente, ¿pero cuánto pesan los varios millones de euros desbloqueados para ayudar a la población frente a los beneficios que los grandes grupos en Francia y en otros lugares obtienen a sus espaldas, con la protección del régimen?La fortuna personal del rey de Marruecos se estima en 6 mil millones de euros. Sí, para todos estos políticos burgueses Marruecos es in “país amigo” ¡a muy buen precio!
Fenómeno natural, catástrofe social
Por supuesto, era imposible prever la fuerza, la fecha y la ubicación exacta del epicentro del terremoto. Dicho esto, una catástrofe así no afecta igual a los más ricos, capaces de evacuar los lugares o más rápido posible, que quienes que tendrán que sobrevivir en las ruinas durante semanas y meses. Sobre todo, estos terremotos no afectan con igual fuerza a los países ricos y pobres, donde los edificios se construyen a mínimo coste, como vimos hace unos meses en Turquía.
Las técnicas de construcción antisísmicas y los simulacros son hoy extremadamente sofisticados. Pero en un país donde hace apenas 5 años el 30% de la población no disponía de agua corriente, estas medidas generales de protección de la población parecen un lujo. Y esencialmente son los hoteles…de lujo, los que hacen que el turismo funcione. Estos sí que están construidos según estándares antisísmicos.
Solidaridad humanitaria, solidaridad de clase
La emoción general ante la tragedia que acaba de ocurrir permite expresar una cierta solidaridad internacional. Pero una vez superado el primer shock, ¿qué quedará? Amenaza con ser un campo interminable de escombros. Y ni las ayudas estatales (exiguas en cualquier caso), ni las donaciones privadas serán suficientes. Reconstruir los barrios marginales lo más rápido posible, o simplemente amontonar a la gente en tiendas de campaña por un período indefinido, a la vez que cerrar cada vez más las fronteras para que Europa pueda acoger a l@s refugid@s que lo deseen y, sobre todo, reanudar sus negocios lo más rápido posible, es a lo que conducirán los esfuerzos de las burguesías de los diferentes países. L@s trabajador@s de todo el mundo tienen mucho mejor que ofrecer en solidaridad con el pueblo marroquí: trabajar, cualquiera que sea nuestra nacionalidad o religión, para reconstruir un mundo libre de fronteras y capitalismo.
Comunicado del NPA