Los más de 8 de meses de huelga de los/as trabajadores/as de la panificadora Butrón, nos dejan una serie de aprendizajes, potencialidades y debilidades que nos permite reflexionar para futuras luchas. El hecho de que un grupo de trabajadores sin experiencia sindical previa, sostengan en el tiempo una huelga como medio de lucha contra los atropellos diarios a sus derechos en el centro de trabajo, nos pone sobre la mesa una experiencia valiosa, que, pese a todas las dificultades propias de cualquier pelea sindical, nos permite tener elementos de análisis muy valiosos de cara a futuros conflictos. Pero no sólo eso, la lucha de los y las compañeras de Butrón también expresa que es posible levantar la cabeza frente a empresarios caciques que sólo buscan vulnerar los derechos laborales más elementales para seguir enriqueciéndose a costa de nuestra clase.
1.Organizarse sindicalmente.
Que los trabajadores de Butron son un ejemplo de dignidad y resistencia para muchos otros conflictos, no queda duda, tal y como decíamos antes, partían de una experiencia sindical inexistente, pero, sin embargo, las continuas tropelías que sufren en sus puestos de trabajo, los impulsa a organizarse sindicalmente. La solución al conflicto tiene una respuesta colectiva, es decir, el hecho de que los y las trabajadores/as decidieran montar una sección sindical para poder organizar una respuesta colectiva a sus reivindicaciones es un elemento fundamental para entender la capacidad de resistencia posterior, ya que la respuesta colectiva va a articular toda su lucha poniéndoles en una posición de fuerza frente a la empresa.
2.La cuestión de clase
El inicio de la huelga está motivado por el despido de dos compañeros/as tras crear la sección sindical. La respuesta a esos despidos va a ser convocar una huelga pidiendo la readmisión a la vez que la mejora de sus condiciones de trabajo, este movimiento es clave para entender la importancia del conflicto. Al despedir a los “cabecillas” que montan la sección sindical, las reivindicaciones meramente salariales o laborales, derivan en un conflicto mayor; en el momento que la cuestión de clase se revela frente a los trabajadores de manera clara, su respuesta es colectiva y propia de nuestra clase: La huelga.
3.La solidaridad
Desde el inicio del conflicto la solidaridad va vertebrar las diferentes acciones que se desarrollan durante el mismo. No solo buscando el apoyo de diferentes sectores políticos y sociales, que van a difundir el conflicto y les va a permitir dar voz a sus reivindicaciones llegando incluso a ser invitados al Parlamento Europeo, sino que, la solidaridad va a ser la respuesta fundamental a los diferentes obstáculos que cualquier lucha de trabajadores/as tiene a lo largo del tiempo. Esta solidaridad de clase, está en el mismo centro, en el momento de convocar la huelga, ya que se convoca como método de presión para pedir la readmisión de los/as despedidos/as, pero además va a ser clave a la hora de poder resistir durante tantos meses en un precario campamento frente a la empresa y en este sentido vemos de nuevo una herramienta propia de clase: La caja de resistencia. Esta va a ser un elemento fundamental para mantener la huelga, la necesidad de tener dinero para sustentar a los/as trabajadores/as y sus familias se revela de nuevo como una cuestión de clase, sin dinero no hay capacidad de subsistencia y por tanto no hay posibilidad de mantener la lucha, por lo que la respuesta al problema es una respuesta colectiva, solidaria y de clase.
4.La movilización
Esta solidaridad de la que venimos hablando, juega además un papel fundamental a la hora de extender la lucha. Una de las formas fundamentales de dar a conocer nuestras reivindicaciones, es a través de la movilización, la propia necesidad de que el conflicto se haga público, hace que los trabajadores tengan que moverse para dar a conocer su lucha y por tanto la convocatoria de diferentes concentraciones y movilizaciones tanto dentro de su propia ciudad como en otros lugares con la convocatoria de actos solidarios, van a marcar la agenda del conflicto diariamente: pegar carteles, explicar en público su conflicto o buscar apoyos, va a ser el día a día de estos/as trabajadores/as que, sin ninguna experiencia previa, tienen que montar de cero una lucha. Los y las trabajadoras de Butron van a entender este elemento rápidamente, siendo una de sus prioridades movilizar no solo buscando el apoyo en las diferentes organizaciones políticas, sino el de su propio entorno, como pueden ser sus propios vecinos o los/as trabajadores/as de las diferentes empresas que comparten el polígono donde se sitúa la panificadora, llegando incluso a conseguir que alguna empresa proveedora de Butron dejara de tener relaciones con esta.
5.La huelga como herramienta
Desde el inicio se sabía que este conflicto duraría en el tiempo. La actitud del empresario no dejaba lugar a dudas. Estaba dispuesto a perder todo el dinero que hiciera falta por tal de no readmitir a los/as sindicalistas. Así pues, para poder seguir con sus encargos, prefirió encargar el pan a otras empresas en lugar de readmitir a dichos compañeros/as. Eso muestra a las claras que el empresario tiene muy claro que cuando los y las trabajadoras están organizadas, sus beneficios disminuyen ya que éste tiene que respetar, al menos la legislación laboral. Por todo ello, la única brújula de este empresario fue siempre tratar de romper ese equipo sindical que se acababa de conformar en su empresa.
Frente a esa agresividad, la huelga quizás habría necesitado ir más allá para lograr doblegar al empresario. Sin embargo, eso a menudo es más fácil decirlo que hacerlo. Algunos elementos que quizás lo habrían permitido: extender el conflicto a otras empresas y sectores, utilizar el tiempo que da la huelga para llevar a cabo esa tarea, para que otros sectores se solidaricen en la práctica mediante movilizaciones consecuentes. La huelga se convierte por tanto en una herramienta para ganar, no solamente porque presiona al empresario sino porque permite a los y las trabajadoras organizar su lucha mediante la autoorganización de los y las compañeras. Sin embargo, esto no funciona de manera mecánica, las condiciones personales de los/as trabajadores/as o la capacidad de resistencia de los mismos juega también un papel clave. El sindicato debe en ese sentido jugar un papel clave dando cobertura tanto legal como organizativa al conflicto. La implicación de otras organizaciones sindicales y políticas, es también imprescindible para ganar.
La lucha de Butron es un ejemplo a seguir en muchos aspectos, tanto por sus potencialidades como por las dificultades con las que se han topado. Al final, aunque no hayan logrado la readmisión y que la justicia sólo haya dictaminado un despido improcedente, es evidente que la experiencia de todos/as esos/as trabajadores/as los ha cambiado. Los y las compañeros/as que han vuelto al tajo, organizados en el seno de su sección sindical, saben ahora que la mejora de sus condiciones de vida en la empresa, como fuera depende en gran parte de su lucha y de su autoorganización.