MÁS DE 100 DÍAS EN HUELGA: LA INDUSTRIA DEL CINE Y LA TELEVISIÓN EN HOLLYWOOD

Desde principios de mayo, los guionistas de Hollywood se han puesto en huelga. Pocas semanas después, se les han sumado también los actores y actrices del gremio, algo que no sucedía desde 1960.

Habiendo pasado la pandemia, y a pesar de que cada vez más las series y películas se internacionalizan, los sueldos y contratos de guionistas y actores se ven en mayor precariedad.

Los actores exigen un incremento del 11% de los salarios y un aumento de la suma que los artistas reciben cuando las empresas de streaming venden los derechos de una serie o película a una nueva plataforma. A pesar de que el uso de estas ha crecido, no lo hace proporcionalmente en los salarios de los trabajadores de la industria.

Aunque se estaban llevando a cabo varias negociaciones, se decidió la convocatoria de huelga en Hollywood tras la noticia en prensa de que los estudios pidieron la intervención de un mediador federal en el tramo final de la negociación para alargar estas; esto no fue consultado, a su vez, con el sindicato mayoritario que convocó la huelga y con el que negociaban, SAG-AFTRA (el cual reúne 160000 sindicad@s) lo que se interpretó como una ruptura en la negociación.

Tras más de 4 meses en huelga, el 23 de agosto la AMPTP (Alianza de Productores de Cine y Televisión que representa a unas 350 empresas de producción, entre las que se encuentran Paramount Pictures, los estudios Disney o Warner Bros) hace pública las propuestas a los guionistas para que acaben con la huelga, y a día de hoy, siguen las negociaciones.

¿Tiene la huelga en Hollywood repercusión en el Estado Español?

En el Estado Español, el convenio colectivo de la industria audiovisual lleva paralizado desde 2017. Desde la Junta Directiva de ALMA (el sindicato de guionistas de España) han trasladado que muchas de las reivindicaciones norteamericanas son las mismas que se tienen en el Estado Español, pero, además, deben ponerse encima de la mesa reivindicaciones propias. Por ejemplo, el sistema de prácticas en el mundo audiovisual, donde estas no son remuneradas o muy precarias, que hace que la industria pertenezca a la clase social que puede permitirse estar sin cobrar durante meses.

Sin embargo, ante los 11000 afiliad@s sindicalmente en la organización homóloga estadounidense, en ALMA se llega a los apenas 800 sindicad@s y esto dificulta el paro y la movilización.

Los ataques de la derecha y la extrema derecha al mundo audiovisual se tumban con las cifras.

Aunque la derecha española insiste en atacar a los guionistas o actores cuando estos se posicionan mínimamente en pro de la justicia social y la defensa de un mundo más diverso, la realidad es que las lanzas son completamente inciertas. “Subvencionados”, “dinero para una peli de rojos” son algunos de los ataques más usuales. Sin embargo, el dinero público que recibe el Estado Español está muy por debajo al de otros países. En los Presupuestos de 2022, el Programa de Cinematografía alcanzó los 97 millones de euros, una cifra que, a pesar de que supone un aumento del 13% con respecto al año anterior, sigue por debajo de los 100 millones de euros que se prometieron en la época de Aznar y Zapatero.

Por tanto, está claro que los ataques por parte de la derecha y la extrema derecha nada tienen que ver con los fondos públicos que se destinan a la industria del cine sino más bien a dos cuestiones fundamentales: por un lado, al contenido que se trata, en algunas ocasiones, en la industria; por otro lado, y unida a la anterior, al deseo de controlar la información que llega al público mediante la gran pantalla.

¿Por qué da tanto miedo la cultura?

La incorporación de VOX en algunos ayuntamientos locales y autonómicos no ha pasado desapercibida. Tras la ocupación de esta formación a varias concejalías de Cultura, en gobiernos propios o en combinación con el PP, hemos visto el modus operandi en materia de arte. Por ejemplo, el veto a la obra de Virginia Woolf, Orlando, en Valdemorillo (Madrid) donde el protagonista experimenta un cambio de género; la suspensión en Jaén, en esta ocasión gobernando el PP, de la obra Romeo y Julieta despiertan; o la noticia de hace unos días de la censura en un ayuntamiento de Extremadura, donde gobiernan conjuntamente PP y VOX, de la obra El señor puta o la degradación del ser, en la cual se aborda la cuestión de género y los asesinatos machistas.

No sorprende esta forma de actuar de la derecha y la extrema derecha, aunque tampoco del gobierno actual que no toma medidas reales para frenar esta situación, sin mencionar la no derogación de la “Ley Mordaza” durante los años de mandato. Esta preocupación por censurar el mundo de la cultura y tener el control de lo que se cuenta, interpreta o difunde mediante las diferentes artes al gran público tiene la simple explicación de que mediante el arte la humanidad se sitúa en el mundo, es una forma de conocimiento de este; por tanto, si se representan obras donde se habla del precio de los alquileres, de los asesinatos machistas o del sufrimiento que le conlleva a una persona experimentar un cambio de género en esta sociedad, evidentemente, que estamos consolidando o mostrando la realidad que muchos quieren negar.

La importancia de la cultura en un mundo nuevo.

Está claro que los medios de comunicación y difusión en el sistema económico capitalista tienen una gran importancia. Estamos casi acostumbrad@s a ver cómo muchas personas del mundo del periodismo o audiovisual son censuradas, de manera directa o de forma velada.

Sin embargo, ante la situación actual socioeconómica en la que las preocupaciones de la clase trabajadora son muchas de ellas relacionadas con su propia supervivencia (precio de vivienda, precio de suministros básicos, aumento de la lista de la compra…), empatizar con la huelga de Hollywood o luchar por mejorar las condiciones de trabajo en la industria audiovisual española quedan demasiado lejanas.

Ante esto, tenemos doble responsabilidad. En primer lugar, el apoyar el mundo de la cultura en Hollywood en sus reivindicaciones es apoyar también un método de conseguir victorias mediante la huelga y la unión de sectores. En segundo lugar, reflexionar respecto al rol que ocupa el arte en la sociedad capitalista para consolidar su ideología nos ayudará en el día a día para buscar y crear alternativas artísticas y difundir nuevas realidades que representen, también, una nueva forma de imaginarse el mundo: más justo, más diverso y poniendo en práctica otra forma de organización económica, política y social.