Unas condiciones laborales lamentables…
A pesar de que tiene más de 165 000 trabajadores/as por todo el mundo, de ellos más de 46 000 en el Estado Español, la empresa de Amancio Ortega no tiene convenio colectivo para todas ellas, por lo que las condiciones laborales de buena parte de su plantilla se rigen por los convenios colectivos provinciales de cada sector (textil, comercio, etc). Las dependientas denuncias que en algunas provincias sus bajos sueldos llevan congelados una década.
En Inditex las mujeres representan el 76% de la plantilla, alcanzando el 90% entre el personal de las tiendas. La mayoría tienen contratos temporales sin jornada completa, en condiciones precarias de horarios y libranzas y con salarios que en muchas ocasiones no superan los mil euros mensuales.
Según Sara Sánchez, delegada de la CGT, sindicato mayoritario en las tiendas de Lefties y Zara en Madrid, “es evidente que hay discriminación sexista. En departamentos donde los hombres son mayoría, como logística y almacenes, los salarios llegan a los 2.000 euros, y además tienen ayudas sociales por hijos, por dependientes con discapacidad, de comedor, etc, que a nosotras nos niegan» añadiendo que «Inditex vende una imagen de igualdad y de apoyo al desarrollo de la mujer que no se corresponde con la realidad».
El pasado miércoles 25 de octubre, la empresa alcanzó un acuerdo en la Mesa estatal de retribuciones con los sindicatos CCOO y UGT comprometiéndose en una subida del 3% como anticipo en las nóminas de las empleadas de tiendas ubicadas en provincias con convenios colectivos bloqueados o decaídos. Un acuerdo del todo insuficiente según las organizaciones sindicales mayoritarias en Madrid y en Galicia (CGT y CIG) que señalan los ingentes beneficios de la empresa de Amancio Ortega.
Inditex: unos beneficios descomunales
Sólo en los diez primeros meses del año pasado, Inditex ganó 3.095 millones de euros de beneficio neto. Su fundador, Amancio Ortega, que posee una fortuna valorada en más de 50.000 millones, ha obtenido en dividendos más de 3.112 millones en los últimos cuatro años. Las mejoras que reclaman las dependientas, representaría 85 millones, es decir apenas el 2,8% de las ganancias netas del grupo entre enero y noviembre del año pasado.
Este beneficio neto ha supuesto un aumento del 24% respecto a un año antes según la propia empresa. Todo eso gracias a la subida de precios de tiendas como Zara. «Nos dicen que con la pandemia y la crisis de Ucrania la empresa tiene pérdidas y que tenemos que apretarnos el cinturón, pero luego vemos en la prensa cómo a los accionistas les anuncian récords de ventas y de beneficios». En 2022, Amancio Ortega y su hija se embolsaron más de 1800 millones de euros en dividendos de Inditex, un año después de haberse embolsado cerca de 1300 millones por el mismo concepto.
Lejos de la imagen que se nos quiere trasladar, Inditex no basa sus ingentes beneficios en la visión emprendedora de su máximo responsable sino en las pésimas condiciones laborales que sufren las trabajadoras de dicha empresa en las tiendas y en las condiciones de semi esclavitud que padecen las trabajadoras en los países en los que la ropa es confeccionada.
Así pues, Carmiña Naveiro, delegada sindical de la Confederación Intersindical Galega (CIG) insiste en que “las condiciones laborales de algunos trabajadores y trabajadoras, son lamentables. Tenemos gente trabajando 8, 12, 14 horas a la semana, con sueldos que no permiten llegar a fin de mes. Y eso en la empresa de uno de los hombres más rico del mundo”. Naveiro también denuncia una severa discriminación a las mujeres trabajadoras, en especial cuando son madres y tiene que compaginar su trabajo con el cuidado de sus hijos porque los horarios son infernales y se concretan casi de día a día y sin una regularidad mínima que garantice saber que trabajas de mañana, de tarde o en jornada partida. En cuanto a las condiciones de las trabajadoras en los talleres de origen son numerosos los escándalos sobre explotación que han salpicado a la empresa de Amancio Ortega relacionadas con el trabajo infantil y las jornadas excesivas según la ONG Reporter Brasil.
Las recientes movilizaciones en Galicia muestran el camino a seguir
El pasado miércoles, las dependientas de Bershka, la marca de ropa juvenil del grupo, desconvocaron la huelga que habían anunciado en las tiendas de Vigo y Pontevedra después de que la dirección aceptara recolocar a las 21 trabajadoras de los comercios que prevé cerrar en la capital de la provincia y en Vilagarcía de Arousa, manteniendo además sus actuales condiciones laborales. Antes de que se movilizaran, la empresa sólo había aceptado recolocar a seis de ellas bajándoles los sueldos y con peores horarios.
En noviembre y en diciembre pasado, las dependientas de las tiendas de la provincia de A Coruña, donde Inditex tiene su sede y donde es mayoritaria la CIG, fueron a la huelga, a la que también acudió UGT, después de que este sindicato y CCOO suscribieran otro acuerdo que representaba una subida de 123 euros mensuales que alcanzaría los 182 euros a finales de 2024. Tras sus movilizaciones, la empresa accedió a firmar un incremento mayor: 322 euros que llegarán a los 382 euros al final de 2024.