Parte de l@s trabajador@s de los servicios públicos catalanes han dicho basta a los recortes, la privatización y el desmantelamiento generalizado de lo público en Cataluña con una convocatoria de huelga los días 25 y 26 de enero. Lo que comenzó siendo una lucha a nivel sanitario por las mejoras laborales en el sector se ha convertido, en cuestión de semanas, en el centro de las movilizaciones en Cataluña, unificando las huelgas y las luchas de sanidad, educación y el sector del taxi. Así pues, los principales sindicatos sanitarios, prácticamente el conjunto de sindicatos docentes, sindicatos estudiantiles y de taxistas han paralizado centros de trabajo y han tomado las calles, sobre todo de Barcelona, denunciando el abandono por parte del Govern de los diferentes sectores públicos y las pésimas condiciones laborales que l@s trabajador@s vienen soportando desde los recortes de la crisis.
Muchas promesas vacías por parte del Govern en las negociaciones con los diferentes sectores convocantes han tratado de paralizar esta huelga, pero los servicios públicos catalanes han llegado a su límite, por lo que han dejado de conformarse con las migajas y han decidido presionar por unas mejoras en sus condiciones laborales y por un aumento de los recursos para ofrecer servicios de calidad al pueblo catalán.
Una construcción de la huelga desigual
No obstante, y pese a las casi 20000 personas, según los convocantes, que se han congregado en las calles de Barcelona estos dos días de huelga, el seguimiento de las movilizaciones y del paro laboral no ha sido, ni mucho menos, el esperado, y esto tiene su razón de ser. Por un lado, en el ámbito sanitario ha habido, en las horas previas a la huelga, una enorme desmovilización por parte del ICS (Institut Català de Salut), que ha declarado la convocatoria como ilegal, pese a estar legalmente registrada, formalizada y publicada en el DOGC, lo que ha llevado a los sindicatos sanitarios a informar a l@s trabajador@s de la falta de garantías del derecho a huelga y, por tanto, a un miedo generalizado entre aquell@s que iban a secundarla o que finalmente lo han hecho.
Por otro lado, a nivel educativo, únicamente algunas organizaciones sindicales, como USTEC, Intersindical o CGT, convocaron la huelga hace semanas e intentaron generar asambleas y espacios de construcción de la misma. Por su parte, CCOO y UGT han esperado hasta el día (o los días) previos a la huelga para secundarla, lo que ha dificultado enormemente su difusión y discusión en los centros, e incluso ha promovido la desmovilización. La supuesta negociación con el Departament d’Educació ha ralentizado su decisión de convocar la huelga, cayendo una vez más en las promesas vacías del Govern, y volviendo a generar una falsa ilusión entre l@s trabajador@s de que las mejoras laborales vendrán de los acuerdos en las instituciones y no de las movilizaciones sostenidas y la presión en las calles por parte de todos los sectores en lucha unificados.
Y ahora…
Sin embargo, este no debe ser un punto y aparte en la lucha por los servicios públicos y por las mejoras en las condiciones de trabajo en Cataluña, sino únicamente un punto de partida que ha demostrado la necesidad de seguir peleando de manera conjunta, con fechas unitarias y, sobre todo, con asambleas en los centros que ayuden a aumentar el nivel de conciencia y, por tanto, la implicación de tod@s l@s trabajador@s en ellas. Esto, además, debe permitir la descentralización de las movilizaciones, facilitando la participación de los huelguistas y la difusión de las reivindicaciones en cada centro de trabajo.
Es más urgente que nunca la creación de comités de huelga unitarios en los distintos territorios catalanes, que generen movilizaciones propias, que atraigan a más sectores a la lucha, y que avancen hacia un escenario de huelga general en Cataluña que ponga en verdadera dificultad al Govern y sus políticas neoliberales enfocadas solo a seguir haciendo a los ricos cada vez más ricos y que, bajo el paraguas de la negociación con el Estado por una mayor autonomía, sigue recortando derechos y recursos a los servicios públicos y haciendo concesiones a nivel estatal que no tienen ningún efecto positivo en las vidas del pueblo catalán. Además, y escudándose en la imposibilidad de aprobar los presupuestos, todas las subidas salariales prometidas y el aumento de los recursos públicos no terminan de llegar y, por tanto, siguen sin ser una realidad.