En el presente dossier intentaremos dar una explicación de los acontecimientos que han ido ocurriendo en este mes de diciembre en la sanidad pública madrileña, así como reflexionar sobre las potencialidades que puede tener esta cuestión y las tareas que se marcan en adelante para los y las revolucionarias.
El inicio de las movilizaciones
Es necesario remontarse al mes de noviembre, marcado por la masiva manifestación del día 13 con cientos de miles de trabajadores/as movilizándose por la defensa de la sanidad pública en Madrid, para explicar todo este proceso de luchas en el mes de diciembre.
Si bien todas las miradas se volvieron a la situación de la sanidad pública madrileña tras el 13 de noviembre, es necesario que avancemos un poco más, hasta el 7 de ese mes. Ese día arrancó la huelga de urgencias extrahospitalarias, convocada por los sindicatos SUMMAT (Asamblea de Trabajadores del Summa 112), MATS (Movimiento Asambleario de trabajadores de la Sanidad) y CSIF, con el apoyo de la Plataforma SAR (Servicio de Atención Rural), la Asociación Madrileña de Enfermería (AME) y la Asociación de Facultativos Especialistas (AFEM) tras demostrarse que el acuerdo entre la Comunidad y CCOO, UGT, CSIT y SATSE para la reordenación de las urgencias extrahospitalarias no tenía más valor que el papel mojado. Aupados por la masiva manifestación, la huelga se extendió por 10 días hasta que el 17 de noviembre se llegaba a un pacto por el cual el gobierno de Ayuso renunció al plan de abrir 78 centros, limitándolos a 49 con médicos presenciales en todos ellos. El acuerdo señaló que la plantilla de médicos dedicada a los antiguos SAR (39) variará entre dos y cinco, mientras que los SUAP (10) contarán con cuatro médicos y posibles refuerzos los fines de semana. Se creará, además, una comisión de valoración que analizará el funcionamiento del modelo y se reunirá quincenalmente.
Así, mientras el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, creía resuelta la cuestión de la sanidad y acotada la acción de la movilización del 13. Sin embargo, tal y como recordaban miembros del comité reunido con la Comunidad, la reunión se limitaba a las negociaciones en relación con las urgencias extrahospitalarias. No condiciona la huelga indefinida convocada para el 21 de noviembre, al que estaban llamados 5.000 médicos/as de familia y pediatras de atención primaria. De hecho, ese mismo día se produjo la reunión para establecer los servicios mínimos. Y acababan con una reflexión sobre que la consejería vaya a abrirse a negociar con la atención primaria antes del 21 porque «han tardado 10 días en sentarse a dialogar con los centros extrahospitalarios». Era pues, necesario otra nueva muestra de fuerza y tesón por parte de los trabajadores y trabajadoras.
El 21 de noviembre
El domingo 20, se convocaba una manifestación por las calles madrileñas bajo el lema “Madrid se levanta por la sanidad pública. Contra el plan de destrucción de la Atención Primaria”. Finalmente, el lunes SummAT, Mats, Afem y AME convocaban huelga, coincidiendo con la llamada a paro indefinido del personal médico por Amyts.
Mientras los convocantes calificaban la primera jornada de huelga de “espectacular y mayoritaria”, la Consejería de Sanidad, en un nuevo ejercicio de mentiras y prepotencia, cifró el seguimiento en el 31% de los profesionales. Pocas horas antes de iniciarse la huelga, ya habían jugado la carta de la demonización de los y las trabajadoras en lucha cuando Isabel Díaz Ayuso pedía que se desconvocara ante el incremento de los casos de gripe.
Entre las reivindicaciones de esta lucha se encuentran:
– Acabar con la sobrecarga del personal sanitario. El exceso de trabajo que viven a diario, una situación intolerable que ha llevado al 92% de ellos al colapso emocional, según un estudio del Observatorio de Salud Mental del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem). A pesar de que las recomendaciones internacionales fijan la carga diaria de los médicos entre 20 y 25 pacientes, los médicos y médicas en Madrid atienden a más del doble de esta cifra, y en algunos casos sin poder dedicar más de 10 minutos a cada persona.
– Aumentar los presupuestos destinados a la sanidad madrileña. A finales de octubre, el consejero de Economía y Hacienda de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, presentaba las cuentas regionales para 2023 tras aprobarse en Consejo de Gobierno y presumió de haber elaborado un presupuesto con “un incremento del 11,4% respecto a 2022” en la partida sanitaria. Si bien la trampa ya estaba marcada pues los 9.789,6 millones de euros, y a falta de que termine este ejercicio, suponen 511 millones menos que el gasto sanitario real en la comunidad en 2021, sobre 10.300 millones de euros. La Atención Primaria siguió con el 10%, cuando la OMS recomienda que sea el 25%.
Además, la inversión estimada por el gobierno de Ayuso para la sanidad pública en 2023 será el más bajo de los últimos años, con un 38%. De este modo, se sigue viendo la tendencia a ir desmantelando el sistema de sanidad público, acelerado desde 2016. Del 45,16% en 2015, al 44,13% en 2016, 42,52% en 2019 (un año antes de la pandemia), hasta llegar al 38,1% de 2022. Madrid es la comunidad más rica del Estado español y la última en gasto por habitante en Sanidad, con 1.171 euros por persona. La media estatal se sitúa en 1.478 euros*.
– Contratar más personal. La reivindicación de contratar al menos unos 1.250 médicos/as de familia y otros 750 pediatras vienen dada por la sobrecarga asistencial, las largas agendas, con “más de 50 o 60 pacientes en su jornada laboral”, y las malas condiciones de trabajo y laborales que llevan años denunciando el personal sanitario, una situación que tras la pandemia a ido cada vez a peor. En este sentido, el comité de huelga reclama un máximo de 31 pacientes por consulta de Medicina Familiar y Comunitaria, con el objetivo de dedicar un mínimo de 10 minutos por paciente, y 21 pacientes para Pediatría, para un mínimo de 15 minutos por niño. La última propuesta de la Consejería pasa por 24 pacientes en el caso de los pediatras y 34 en el de los médicos pero como siempre con esta gente, tiene trampa. Todos los pacientes que se excedan de esas agendas en horario laboral, deberán atenderse con horas extras por los mismos profesionales, aseguran los médicos. Desde la Consejería de Sanidad no se plantean contratar a más personal, cuando además los y las médicas residentes huyen de las leoninas condiciones madrileñas, a pesar de que la mayoría de médicos que afrontan su MIR optan por hacerlo en Madrid, según los propios datos de la Consejería. En junio de este año, la Gerencia de Atención Primaria convocó a 338 médicos de familia que habían terminado su especialidad, para repartir 197 plazas. Solo logró cubrir 59. Y con pediatría ocurrió algo similar: de 26 plazas, completaron cinco.
La negativa de Ayuso y el recrudecimiento de la lucha: el 15 de diciembre
Pese a realizar unas declaraciones forzadas por la manifestación del 13 y las huelgas sanitarias, comprometiéndose a mejorar las condiciones de los médicos tanto salarial como asistencialmente y a contratar a más profesionales, y tener que dar marcha atrás a las bochornosas frases de “no hay médicos” y “Madrid tiene la mejor sanidad del mundo”; la realidad es que el gobierno regional está cerrado en banda a destinar más dinero a la Atención Primaria. Su compromiso por mejorar las condiciones laborales y salariales de las y los sanitarios así como por retener a los médicos residentes, prometiendo acabar con la precariedad, asegurar listas limitadas y mejorar las condiciones para que los residentes no emigren a otras comunidades u otros países no son más que papel mojado pues no hay ninguna intención de ampliar la inversión.
Ante esta situación, y tras 4 semanas de paro, la tarde noche del 15 de diciembre el Comité de Huelga decidió este jueves encerrarse de manera indefinida en la Consejería. Esta acción tuvo una respuesta de solidaridad y apoyo por los barrios, pueblos y ciudades de todo Madrid, con decenas de concentraciones y encierros en los centros de salud. Amyts declaraba que «Comunicamos que vamos a proceder a encerrarnos en la dirección general de recursos humanos hasta que venga alguien que sí pueda hablar de problemas y soluciones de Atención Primaria madrileña».
Agotamiento y cese temporal de la huelga
El encierro duró 36 horas, no apareciendo ningún miembro destacado del gobierno de Ayuso por la Consejería y notándose ya síntomas de agotamiento entre las personas encerradas. No obstante, en un nuevo y memorable esfuerzo, han continuado incasablemente con la huelga hasta el 22 de diciembre, en el que los y las médicas y pediatras de Atención Primaria han acordado suspender temporalmente la huelga indefinida tras la última reunión con la Consejería de Sanidad, para analizar la última propuesta del gobierno hasta el 11 de enero. “No se trata de un preacuerdo, sino de una suspensión temporal”, explican desde Amyts, el sindicato convocante de la huelga. “Hemos llegado a una reformulación por ambas partes de la situación, que estaba completamente encallada, y sobre estos dos puntos va a haber unos días para poderlo estudiar por ambas partes y emplazarnos a una nueva reunión para ver si en esa reunión se llega a un acuerdo o se continúa con la huelga indefinida” proseguían, para acabar explicando que “una huelga indefinida es muy gravosa para profesionales y pacientes y puesto que ellos necesitan tiempo para hacer este análisis, no tiene ningún sentido estar esperando”, ha indicado.
Potencialidades, el papel de la izquierda y sus tareas
Mientras acaba este último mes de 2022, y a la espera de lo que ocurra el 11 de enero, es importante empezar a reflexionar sobre algunas cuestiones. En primer lugar, estas movilizaciones en la sanidad pública ponen de manifiesto las tendencias de desmantelamiento de los servicios públicos que se llevan años haciendo, cuyas consecuencias tan brutalmente sufrimos durante la pandemia, y a pesar de que esas enseñanzas parecieran que se olvidan con el tiempo, vuelven una vez y otra a recordarnos su vital importancia como pasó el 31 de octubre también en Madrid. La lucha por la sanidad pública, gratuita, universal es hoy en día uno de los elementos que puede unificar a amplios sectores de la clase trabajadora.
Si analizamos todo el desarrollo que a día de hoy está teniendo esta lucha, podríamos destacar: por un lado, resulta evidente los elementos de radicalidad que marca una huelga que se considera indefinida desde un inicio, que vemos como ante las negativas del gobierno regional busca mecanismo que van en esa línea de radicalizar la lucha, con encierros pues además de el de la Consejería que hemos comentado, varios vecinos y vecinas se unieron al personal sanitario para solidarizarse con ellos/as, encerrándose y realizando vigilias en sus centros de atención primaria. Por otro lado, esa conexión de solidaridad y apoyo existente entre los y las sanitarias y el resto de la clase trabajadora, demostrados en episodios como los encierros del 15 de diciembre o la asistencia a las manifestaciones y concentraciones convocada por estos sectores en lucha. De hecho, diversas asociaciones vecinales como por ejemplo en Getafe, han convocado asambleas para discutir sobre como defender la sanidad pública el 8 de enero.
En segundo lugar, al abrigo de las semanas más calientes de la huelga en Madrid, era posible la opción de haber podido potenciar los elementos que sustentaron la convocatoria de la huelga y haberla hecho extensible al resto del Estado español, haciendo hincapié en las tendencias destructoras de los servicios públicos tanto con gobiernos del PP como con los del PSOE y aliados diversos, poniendo encima de la mesa una serie de medidas para blindar la sanidad pública, enmarcado dentro de un calendario común de luchas y movilizaciones. Una tarea que está destinada al conjunto de la izquierda revolucionaria y que no puede delegar en nadie más.
En tercer y último lugar, es necesario hablar de esa dejación de funciones dela vanguardia política. Obviamente, y por desgracia, a día de hoy no tenemos la capacidad y la audiencia de masas que facilitaría nuestras tareas, pero es a todas luces evidente que el papel casi intrascendente de nuestro bando social se podría evitar tomando acciones conjuntas en los sectores en los que sí tenemos presencia e influencia. Ninguna organización, por si misma, ha jugado un papel destacado en estas movilizaciones, más allá de dar toda la cobertura mediática posible a la huelga en sí. Pero esta situación, que nos condena al ostracismo en la práctica no puede seguir así; hay que reflexionar, buscar alternativas y ver como agitamos el avispero. Desde IZAR insistimos en que es necesario la organización de una reunión pública en Madrid, con la asistencia de aquellas organizaciones políticas que vean la urgencia de estas tareas, para discutir que respuesta conjunta hay que dar para hacer frente a todas estas políticas antisociales, vengan de donde vengan. El episodio de la sanidad en Madrid, pase lo que pase el 11 de enero, no ha dicho su última palabra. El vapor, tal y como nos han demostrado este 2022 los y las trabajadoras de muy diversos sectores, está hay, existe. Darle forma para que golpee con más fuerza será la tarea de los y las revolucionarias, estemos a la altura de las circunstancias.